Mazatlán, Sinaloa. Una ceremonia religiosa muy emotiva vivió los feligreses de la parroquia María del Mar, al festejar el 43 aniversario de la ordenación sacerdotal del padre Manuel Carrasco.
En la misa de acción de gracias estuvieron presentes el arzobispo de Durango, José Antonio Fernández; obispo de la Prelatura de El Salto Durango, Juan María Huerta Muro; obispo de Torreón, Luis Martín Barraza; obispo Emérito de Torreón, José Guadalupe Galván Galindo, y el obispo de Mazatlán, Mario Espinosa Contreras.
Además, lo acompañaron sus amigos sacerdotes de Durango, familiares que se trasladaron desde Chicago, Estados Unidos, para estar presentes en tan especial celebración, y por supuesto la comunidad católica a la que ha servido. Un coro con bellas voces interpretó los cantos durante la misa.
El padre Horacio Hernández de la Torre expresó bellas palabras dirigidas al sacerdote Manuel Carrasco, “Un día para analizar para el padre Manuel, quién es, a quién te debes, por qué eres, y pensando en esto, Dios te escogió desde el vientre de tu madre, y no te debes a ti mismo, te debes a Dios, al pueblo. Dios te dio ese gran don y en este caminar como sacerdote, es solamente para darle gracias a Dios por un servicio de 43 años, progresivo, pero al mismo tiempo para darle gracias porque has sido un sacerdote privilegiado. Estudiaste en Durango, viniste a Mazatlán, aquí terminaste y como un regalo de Dios te ordenaste cuando estabas en cuarto de teología. Te ordenaste en tu propio pueblo, Santiago Papasquiaro, y todavía siendo alumno ejerciste el ministerio sacerdotal. Dios te dio también la oportunidad de servir como Vicario en la Parroquia de Escuinapa y Dios te trajo a este lugar, donde te tocó construir la iglesia material y también la iglesia espiritual, en un tiempo, cuando en la Diócesis de Mazatlán había una gran división y Dios te dio ese don, ese carisma para que pudieras buscar la unidad de los fieles con el movimiento carismático, en el tiempo que has llevado durante varios años. Padre Manuel, hoy le damos gracias a Dios y nos unimos contigo en esta gran fiesta, en la que sigues siendo privilegiado, porque mira, una flor de obispos con los vicarios de Mazatlán y con hermanos sacerdotes que vienen de Durango, y con esta hermosa comunidad”.
Momentos después, el padre Manuel tomó el micrófono y compartió su agradecimiento a todos.
“Yo estoy agradecido con Dios y siempre le he dicho a mi comunidad, yo quiero celebrar mi aniversario sacerdotal cada año, y como se debe. Por qué, porque ahí empecé a vivir una nueva vida y por eso quiero seguir disfrutándola. He luchado por hacer esa entrega a Dios de una manera generosa, y ahora como decía el padre Horacio, le doy gracias a Dios que me tocó, no porque haya sido yo algo así tan especial, que los señores obispos hayan venido aquí a mi aniversario. El señor Obispo me preguntó, y ¿cuándo vas a celebrar tu fiesta de aniversario?; yo les confieso que no quería este año celebrar, por qué, porque en este año que ha pasado apenas mi hermano cumple un año que murió, (se le quiebra la voz con un nudo en la garganta y guarda silencio el padre, la comunidad le brinda un cálido aplauso) y al tiempo murió el otro. En un año se fueron dos hermanos y eran prácticamente los que más venían conmigo, especialmente en esta fiesta, a acompañarme en el aniversario de mi ordenación. Por eso se me hacía medio difícil.
Como la fiesta es el 22 realmente, yo la acomodaba a mitad de semana para que pudieran acompañar. Les agradezco que siempre han estado presentes en este gran momento para mí. Le agradezco al señor obispo Mario, que tuvo a bien decirme: se hace, lo hacemos el 19 de febrero. Señores obispos de corazón les agradezco su presencia, su oración y ahorita me siento grande con ustedes, pero yo sé que estoy abajo. Yo sé el lugar que ocupo.
Les agradezco a todos ustedes mis hermanos, que son ustedes quienes hacen posible que yo pueda disfrutar esta alegría, este momento feliz. Están varios de mis familiares aquí, que han venido de Estados Unidos, de Chicago. Para los hermanos sacerdotes, los amigos que están conmigo. Les agradezco mucho que sigan elevando sus súplicas ante Dios nuestro Señor para que siga yo adelante con la meta que el Señor me ha trazado.
A mí me puso aquí el señor arzobispo don Antonio López Saguillo, mientras era administrador de esta Diócesis, me dijo que, por mientras, y yo digo ahora, no sé si por mientras me moría porque ya llevo aquí 38 años. Bendito sea Dios, no me quejo; lo que se ha hecho no es por mí, no soy yo quien haya hecho todo esto, ustedes pueden ver, han sido ustedes los feligreses, que han escuchado el llamado que yo les he hecho y han colaborado. Yo les agradezco mucho. Cuando visité la tumba de mis padres, leí por ahí: Cuando te acuerdes de mí reza un Padrenuestro. Así es que cuando se acuerden de mí, recen aunque sea un Padrenuestro para que siga fiel al compromiso que hice hace 43 años ante Dios y ante la comunidad. Muchas Gracias”, expresó.
El sacerdote recibió múltiples aplausos y abrazos de parte de sus seres queridos.
Una vez culminada la ceremonia, los invitados disfrutaron una agradable velada en la explanada de la parroquia, en donde degustaron una rica cena; el festejo fue amenizado por la Banda Innovadora.
El padre Manuel Carrasco recorrió cada una de las mesas y agradeció la presencia de sus feligreses en su día especial.
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