/ lunes 30 de septiembre de 2024

Trópicos subterráneos | El tiempo artístico y el espacio cultural

Cuando los promotores artísticos y culturales promueven a Mazatlánpublipropagandísticamente con el turismo cultural, se recrean los productos en la validación de lo comercialmente atractivo, como lo es la promotora turística cultural, Elsy López Montoya, que colabora en la sección opinión del Debate, quien con su belleza no ha aprendido a ser bella más que un producto de belleza, exdiputada y asistencia lista social, promotora de lo hecho, Made in Mazatlán, turística, artística y culturalmente como lo hace el instituto de cultura, turismo y arte municipal y la secretaría de turismo estatal, y próximamente la Estrella de los Palacios, de presidenta municipal

Con la cultura política y la política cultural, la oficial y la comercial con el turismo cultural, la proactiva a-crítica socio estética y cultural, tiende más a lo “bello”, lo “único”y lo “histórico” del hacer, deshacer y rehacer en un proceso más de destrucción externa que de creación interna con el desarrollismo de una arquitectura invasiva rentabilizada en la elevación del egocentrismo aplanado bajo las luminarias, entre las basuras y sobre las aguas negras en el impacto eco-ambiental urbano y marino, flotando, a la deriva, la densa acuosidad negruzca y grisácea fermentada de la belleza en los aromas y los hedores antes, durante y después del Carnaval fiestero de lo carnavalero y lo carnavalesco en el consumismo del carpe diem y el horror vacui con la insatisfacción dela vaciedad existencial.

A estas alturas desde las torres altas, el turismo de masas y la gentrificación urbana, cualquier mojonera y cualquier puesto es un “tiempo artístico” y un “espacio cultural”de lo bello, lo único y lo histórico en la conveniencia de que el arte es la política cultural de una cultura política decadente y retrógrada, corrupta e impune, violenta y criminal desde el prianismo-morenismo que en la mixtura de lo negro y lo rojo es lo que se pinta en los múltiples paisajes del Estado-Obrador con los territorios del Narcosicariato,2 pasando de los en cobijados a los enfocados con los ensombrerados en la revolución delas conciencias y el humanismo mexicano y el “sentido social” estatal, pues lo provinciano marismeño y lo cosmopolita mazatleco de la autocomplacencia, para la exdiputada Elsy, La Flexi, el nearshoring y el walk art, son los productos de la industria del turismo cultural, Made in Mazatlán.

En el tiempo artístico y en el espacio cultural, sujetos a la cultura política y a la políticacultural de lo provinciano a lo cosmopolita, la crítica de socio estética cultural, no estápara contemplarse y consumirse en la serializa de los productos-reproducidos por lo que se vende y se compra de ellos, porque en La Estética y su dimensión política segúnJacques Ranciére, observa lo siguiente:

“El arte, vinculado con la vida misma, no puede, en consecuencia, alejarse de la realidad. Y la estética, a su vez, da cuenta de esta particularidad. El pensamiento estético nos habla en un sentido amplio de una serie elementos que nos ayudan a comprender los procesos artísticos en una determinada sociedad donde lo político toca de una u otra manera el régimen estético: a la confusión o a la distinción estética se amarran claramente las apuestas que tocan al orden social y a sus transformaciones”.

Del Viejo Mazatlán al Centro Histórico, la relación es con el turismo cultural en el ambiente carnavalero y carnavalesco para estar y salir a Olas Altas, donde el tiempo artístico y el espacio cultural son representaciones y referentes en monigotes, pendones, trípticos publicitarios y cartas de la gastronomía, a la mesa y al dente, parare-llenar la vaciedad histórica, artística y cultural de lo anodino, superficial, pero, espectacular marismeño-mazatleco, y si lo de Ranciére no es suficiente, Hannah Arendt, denota-connota lo siguiente:

“Un objeto es cultural según cuál sea su tiempo de permanencia: el carácter perdurables opone al aspecto funcional, que lo haría desaparecer del mundo fenoménico a fuerza de uso y desgaste. La cultura se encuentra bajo amenaza cuando todos los objetos del mundo, producidos en el presente o en el pasado, se consideran meras funciones de los procesos de la vida social como si no tuvieran otra razón de ser que la satisfacción de alguna necesidad, y no importa si las necesidades en cuestión son elevadas o básicas”.

De acuerdo o no con Arendt, los marismeños-mazatlecos, por ser más externos y por ser menos internos, les agrada más la representación y menos la significación, extrovertidos, y no, introvertidos, dejándose llevar por el carro alegórico de los carnavalero y lo carnavalesco, no porque sea la identidad y la pertenencia, sino porque desean ser vistos íntima y públicamente, lo que en la estética pictórica y escultórica de Antonio López Sáenz es un aporte como sujeto-objeto en su tiempo artístico como pintor y en su espacio cultural como escultor, el emperador Marco Aurelio escribió lo que se cita aquí:

“Lo que en verdad es realmente bello, ¿de qué tiene necesidad? ¿Cuál de estas cosas esbella por el hecho de ser alabada o se destruye por ser criticada? ¿Se deteriora la esmeralda porque no se la elogie?”.

Por eso siempre cito que la belleza marismeña-mazatleca, no ha aprendido a ser bella,porque de tanto tocarla y retocarla la han alterado y afeado con eso de la joya de la corona y Mazatlán está de moda con la perla del Pacífico en el turismo cultural con los sucedáneos artísticos y culturales que son el negocio rentable para la imagen a través de la apropiación del tiempo artístico y del espacio cultural, lo que para Zygmunt Bauman, en La cultura en el mundo de la modernidad líquida:

La mediación en la llegada del arte al público no es algo nuevo: antes estaba, para mejora para peor, en manos del patrocinio estatal, llevando mayor o menor satisfacción a los artistas; y a cargo de la tarea se hallaban las instituciones políticas responsables por la cultura. Lo verdaderamente nuevo son los criterios aplicados en esta mediación por la nueva estirpe de gerentes, agentes de las fuerzas del mercado, que reclaman para sí las posiciones abandonadas (o perdidas) por los agentes de los organismos estatales. Puesto que se trata de criterios relativos al consumo de mercancías, en su mayor parte conciernen a cuestiones tales como la inmediatez del consumo, la inmediatez de la gratificación y la inmediatez del lucro.

En consecuencia de lo anterior, el tiempo artístico y el espacio cultural, (de y en) lo marismeño-mazatleco, el arte y la cultura, son el turismo cultural, el producto y el subproducto de lo sucedáneo en el negocio espectacular con la marca de lo carnavalero y lo carnavalesco: el carnaval de la Estrella de los Palacios y de la Elsy, La Flexi, el instituto de cultura, turismo y arte con la red petroil y la tirolesa del amado-desalmado como agente-gerente de la gente-noroeste Pacífico bajo las luminarias, las basuras y las aguas negras de la fama y la fortuna con el arte y la cultura.

Cuando los promotores artísticos y culturales promueven a Mazatlánpublipropagandísticamente con el turismo cultural, se recrean los productos en la validación de lo comercialmente atractivo, como lo es la promotora turística cultural, Elsy López Montoya, que colabora en la sección opinión del Debate, quien con su belleza no ha aprendido a ser bella más que un producto de belleza, exdiputada y asistencia lista social, promotora de lo hecho, Made in Mazatlán, turística, artística y culturalmente como lo hace el instituto de cultura, turismo y arte municipal y la secretaría de turismo estatal, y próximamente la Estrella de los Palacios, de presidenta municipal

Con la cultura política y la política cultural, la oficial y la comercial con el turismo cultural, la proactiva a-crítica socio estética y cultural, tiende más a lo “bello”, lo “único”y lo “histórico” del hacer, deshacer y rehacer en un proceso más de destrucción externa que de creación interna con el desarrollismo de una arquitectura invasiva rentabilizada en la elevación del egocentrismo aplanado bajo las luminarias, entre las basuras y sobre las aguas negras en el impacto eco-ambiental urbano y marino, flotando, a la deriva, la densa acuosidad negruzca y grisácea fermentada de la belleza en los aromas y los hedores antes, durante y después del Carnaval fiestero de lo carnavalero y lo carnavalesco en el consumismo del carpe diem y el horror vacui con la insatisfacción dela vaciedad existencial.

A estas alturas desde las torres altas, el turismo de masas y la gentrificación urbana, cualquier mojonera y cualquier puesto es un “tiempo artístico” y un “espacio cultural”de lo bello, lo único y lo histórico en la conveniencia de que el arte es la política cultural de una cultura política decadente y retrógrada, corrupta e impune, violenta y criminal desde el prianismo-morenismo que en la mixtura de lo negro y lo rojo es lo que se pinta en los múltiples paisajes del Estado-Obrador con los territorios del Narcosicariato,2 pasando de los en cobijados a los enfocados con los ensombrerados en la revolución delas conciencias y el humanismo mexicano y el “sentido social” estatal, pues lo provinciano marismeño y lo cosmopolita mazatleco de la autocomplacencia, para la exdiputada Elsy, La Flexi, el nearshoring y el walk art, son los productos de la industria del turismo cultural, Made in Mazatlán.

En el tiempo artístico y en el espacio cultural, sujetos a la cultura política y a la políticacultural de lo provinciano a lo cosmopolita, la crítica de socio estética cultural, no estápara contemplarse y consumirse en la serializa de los productos-reproducidos por lo que se vende y se compra de ellos, porque en La Estética y su dimensión política segúnJacques Ranciére, observa lo siguiente:

“El arte, vinculado con la vida misma, no puede, en consecuencia, alejarse de la realidad. Y la estética, a su vez, da cuenta de esta particularidad. El pensamiento estético nos habla en un sentido amplio de una serie elementos que nos ayudan a comprender los procesos artísticos en una determinada sociedad donde lo político toca de una u otra manera el régimen estético: a la confusión o a la distinción estética se amarran claramente las apuestas que tocan al orden social y a sus transformaciones”.

Del Viejo Mazatlán al Centro Histórico, la relación es con el turismo cultural en el ambiente carnavalero y carnavalesco para estar y salir a Olas Altas, donde el tiempo artístico y el espacio cultural son representaciones y referentes en monigotes, pendones, trípticos publicitarios y cartas de la gastronomía, a la mesa y al dente, parare-llenar la vaciedad histórica, artística y cultural de lo anodino, superficial, pero, espectacular marismeño-mazatleco, y si lo de Ranciére no es suficiente, Hannah Arendt, denota-connota lo siguiente:

“Un objeto es cultural según cuál sea su tiempo de permanencia: el carácter perdurables opone al aspecto funcional, que lo haría desaparecer del mundo fenoménico a fuerza de uso y desgaste. La cultura se encuentra bajo amenaza cuando todos los objetos del mundo, producidos en el presente o en el pasado, se consideran meras funciones de los procesos de la vida social como si no tuvieran otra razón de ser que la satisfacción de alguna necesidad, y no importa si las necesidades en cuestión son elevadas o básicas”.

De acuerdo o no con Arendt, los marismeños-mazatlecos, por ser más externos y por ser menos internos, les agrada más la representación y menos la significación, extrovertidos, y no, introvertidos, dejándose llevar por el carro alegórico de los carnavalero y lo carnavalesco, no porque sea la identidad y la pertenencia, sino porque desean ser vistos íntima y públicamente, lo que en la estética pictórica y escultórica de Antonio López Sáenz es un aporte como sujeto-objeto en su tiempo artístico como pintor y en su espacio cultural como escultor, el emperador Marco Aurelio escribió lo que se cita aquí:

“Lo que en verdad es realmente bello, ¿de qué tiene necesidad? ¿Cuál de estas cosas esbella por el hecho de ser alabada o se destruye por ser criticada? ¿Se deteriora la esmeralda porque no se la elogie?”.

Por eso siempre cito que la belleza marismeña-mazatleca, no ha aprendido a ser bella,porque de tanto tocarla y retocarla la han alterado y afeado con eso de la joya de la corona y Mazatlán está de moda con la perla del Pacífico en el turismo cultural con los sucedáneos artísticos y culturales que son el negocio rentable para la imagen a través de la apropiación del tiempo artístico y del espacio cultural, lo que para Zygmunt Bauman, en La cultura en el mundo de la modernidad líquida:

La mediación en la llegada del arte al público no es algo nuevo: antes estaba, para mejora para peor, en manos del patrocinio estatal, llevando mayor o menor satisfacción a los artistas; y a cargo de la tarea se hallaban las instituciones políticas responsables por la cultura. Lo verdaderamente nuevo son los criterios aplicados en esta mediación por la nueva estirpe de gerentes, agentes de las fuerzas del mercado, que reclaman para sí las posiciones abandonadas (o perdidas) por los agentes de los organismos estatales. Puesto que se trata de criterios relativos al consumo de mercancías, en su mayor parte conciernen a cuestiones tales como la inmediatez del consumo, la inmediatez de la gratificación y la inmediatez del lucro.

En consecuencia de lo anterior, el tiempo artístico y el espacio cultural, (de y en) lo marismeño-mazatleco, el arte y la cultura, son el turismo cultural, el producto y el subproducto de lo sucedáneo en el negocio espectacular con la marca de lo carnavalero y lo carnavalesco: el carnaval de la Estrella de los Palacios y de la Elsy, La Flexi, el instituto de cultura, turismo y arte con la red petroil y la tirolesa del amado-desalmado como agente-gerente de la gente-noroeste Pacífico bajo las luminarias, las basuras y las aguas negras de la fama y la fortuna con el arte y la cultura.

ÚLTIMASCOLUMNAS