/ lunes 17 de enero de 2022

Tiempos Políticos

Mientras sus principales ex adversarios en la carrera interna por la gubernatura que se acreditan como morenistas le minan hoy la ruta que tomó para recorrer el sexenio exitosamente, el gobernador Rubén Rocha Moya tras buscar encontró consuelo entre quienes se consideraron sus verdaderos opositores o entre aquellos a los que se negaba a reconocer por su trayectoria u oficio político.

Se dio cuenta que los que se creen fundadores e impulsores del Movimiento de Regeneración Nacional en Sinaloa, no tienen remedio.

El mandatario antes y después de triunfar en las elecciones del seis de junio, no pudo flexibilizar el ánimo del sector de los necios, que emigró principalmente del Partido de la Revolución Democrática, para nombrar a un dirigente en la entidad que modelara los procesos dentro del morenismo y luego del constitucional.

Actualmente como gobernante tampoco mostró esa voluntad que se requiere para colocar cabeza a una agrupación, que sirve como arena de pleitos y para que los espantosos montos de financiamiento que les otorgan como partido se los echen a la bolsa los más poderosos.

Los alcaldes de Culiacán y Mazatlán, Jesús Estrada Ferreiro y Guillermo Benitez Torres, es hora de que no digieren su derrota y se les dificulta hasta respirar por la herida cuando escuchan el nombre del Ejecutivo.

En este ambiente, fue polémica la reunión que la primera autoridad política en la entidad sostuvo recién con el priista Fernando Pucheta y sus seguidores, que en realidad no son tantos, pero son muy escandalosos.

Jugadas como ésta no deben sorprender cuando en el gabinete estatal cohabitan los integrantes de los grupos que se daban “golpes de pecho” y con todo ese asco que proferían, cobran en la nómina pública que controla Morena y ni pucheros hacen. Se cuenta que se apoderaron de las de la mitad de la estructura de la Administración Pública y están por llegar más.

Sin embargo, en la exploración que Rubén Rocha Moya emprendió para tejer alianzas, resalta el ánimo con que finalmente reconoció la táctica de trabajo del edil de Ahome, Gerardo Vargas Landeros. Le dijo que es hombre de palabra.

A pesar de provenir de corrientes diferentes, prácticamente el 14 de enero pasado lo convirtió en su aliado. Esos que no halló por ningún rincón donde supuso que estaban los suyos.

El ahomense que gobierna, desde un principio se comportó con mucha prudencia. Siempre destaca la capacidad del gobernador y sus intenciones para resolver las demandas de los ciudadanos.

No se confronta para nada.

Ni cuando al inicio de su mandato al acudir a una de sus giras de labores, en que el oriundo de Batequitas criticó que no se construirían más museos culturales como el Ingenio, porque no se necesitan y significan solamente gastos, Gerardo Vargas Landeros, supo guardar silencio.

En realidad, es alguien que le cubre sus espaldas al Jefe Político del estado, incluso más que sus colaboradores.

De tal manera que el mandatario logró más alianzas con quienes menos calculó lograr.

Esto también sucede con el secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien a pesar de los embates del “fuego amigo” que recibe a diario, es de los pocos que despliegan labores visibles.

Todos los días está en los espacios de opinión y defiende igualmente la política y la postura del Ejecutivo sinaloense.

Además de que cumple con una intensa agenda laboral que lo mantiene al frente de la SS, ante los caóticos efectos de la pandemia del Covid-19 en la entidad, el país y el mundo.

De priista a apestada en el gabinete.

Cierto que son muchos los del Partido Revolucionario Institucional que se colaron al gabinete sinaloense, pero desde el primer día que llegó, a Rosa Elena Millán la rechazan. La tratan como apestada.

Y ella añora las pasarelas del protagonismo que transitaba. No la pelan mucho como subsecretaria de Igualdad Sustantiva de la Secretaría de las Mujeres.

No capta o “hace como que no” comprende que si la invitaron a subirse al carro de ese color, es por la maniobra a la que se prestó para quitar votos al PRI en la contienda pasada, al lanzarse como abanderada al Gobierno del Estado, sin renunciar a su militancia.

De un día para otro apareció con el estandarte en mano de Fuerza por México, que quedó en la raya al no obtener ni siquiera registro ante el Instituto Nacional Electoral.

Necesita enterarse que hay nuevos rostros en una escena donde no es la protagonista central.


Se dio cuenta que los que se creen fundadores e impulsores del Movimiento de Regeneración Nacional en Sinaloa, no tienen remedio.

El mandatario antes y después de triunfar en las elecciones del seis de junio, no pudo flexibilizar el ánimo del sector de los necios, que emigró principalmente del Partido de la Revolución Democrática, para nombrar a un dirigente en la entidad que modelara los procesos dentro del morenismo y luego del constitucional.

Actualmente como gobernante tampoco mostró esa voluntad que se requiere para colocar cabeza a una agrupación, que sirve como arena de pleitos y para que los espantosos montos de financiamiento que les otorgan como partido se los echen a la bolsa los más poderosos.

Los alcaldes de Culiacán y Mazatlán, Jesús Estrada Ferreiro y Guillermo Benitez Torres, es hora de que no digieren su derrota y se les dificulta hasta respirar por la herida cuando escuchan el nombre del Ejecutivo.

En este ambiente, fue polémica la reunión que la primera autoridad política en la entidad sostuvo recién con el priista Fernando Pucheta y sus seguidores, que en realidad no son tantos, pero son muy escandalosos.

Jugadas como ésta no deben sorprender cuando en el gabinete estatal cohabitan los integrantes de los grupos que se daban “golpes de pecho” y con todo ese asco que proferían, cobran en la nómina pública que controla Morena y ni pucheros hacen. Se cuenta que se apoderaron de las de la mitad de la estructura de la Administración Pública y están por llegar más.

Sin embargo, en la exploración que Rubén Rocha Moya emprendió para tejer alianzas, resalta el ánimo con que finalmente reconoció la táctica de trabajo del edil de Ahome, Gerardo Vargas Landeros. Le dijo que es hombre de palabra.

A pesar de provenir de corrientes diferentes, prácticamente el 14 de enero pasado lo convirtió en su aliado. Esos que no halló por ningún rincón donde supuso que estaban los suyos.

El ahomense que gobierna, desde un principio se comportó con mucha prudencia. Siempre destaca la capacidad del gobernador y sus intenciones para resolver las demandas de los ciudadanos.

No se confronta para nada.

Ni cuando al inicio de su mandato al acudir a una de sus giras de labores, en que el oriundo de Batequitas criticó que no se construirían más museos culturales como el Ingenio, porque no se necesitan y significan solamente gastos, Gerardo Vargas Landeros, supo guardar silencio.

En realidad, es alguien que le cubre sus espaldas al Jefe Político del estado, incluso más que sus colaboradores.

De tal manera que el mandatario logró más alianzas con quienes menos calculó lograr.

Esto también sucede con el secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien a pesar de los embates del “fuego amigo” que recibe a diario, es de los pocos que despliegan labores visibles.

Todos los días está en los espacios de opinión y defiende igualmente la política y la postura del Ejecutivo sinaloense.

Además de que cumple con una intensa agenda laboral que lo mantiene al frente de la SS, ante los caóticos efectos de la pandemia del Covid-19 en la entidad, el país y el mundo.

De priista a apestada en el gabinete.

Cierto que son muchos los del Partido Revolucionario Institucional que se colaron al gabinete sinaloense, pero desde el primer día que llegó, a Rosa Elena Millán la rechazan. La tratan como apestada.

Y ella añora las pasarelas del protagonismo que transitaba. No la pelan mucho como subsecretaria de Igualdad Sustantiva de la Secretaría de las Mujeres.

No capta o “hace como que no” comprende que si la invitaron a subirse al carro de ese color, es por la maniobra a la que se prestó para quitar votos al PRI en la contienda pasada, al lanzarse como abanderada al Gobierno del Estado, sin renunciar a su militancia.

De un día para otro apareció con el estandarte en mano de Fuerza por México, que quedó en la raya al no obtener ni siquiera registro ante el Instituto Nacional Electoral.

Necesita enterarse que hay nuevos rostros en una escena donde no es la protagonista central.


Mientras sus principales ex adversarios en la carrera interna por la gubernatura que se acreditan como morenistas le minan hoy la ruta que tomó para recorrer el sexenio exitosamente, el gobernador Rubén Rocha Moya tras buscar encontró consuelo entre quienes se consideraron sus verdaderos opositores o entre aquellos a los que se negaba a reconocer por su trayectoria u oficio político.

Se dio cuenta que los que se creen fundadores e impulsores del Movimiento de Regeneración Nacional en Sinaloa, no tienen remedio.

El mandatario antes y después de triunfar en las elecciones del seis de junio, no pudo flexibilizar el ánimo del sector de los necios, que emigró principalmente del Partido de la Revolución Democrática, para nombrar a un dirigente en la entidad que modelara los procesos dentro del morenismo y luego del constitucional.

Actualmente como gobernante tampoco mostró esa voluntad que se requiere para colocar cabeza a una agrupación, que sirve como arena de pleitos y para que los espantosos montos de financiamiento que les otorgan como partido se los echen a la bolsa los más poderosos.

Los alcaldes de Culiacán y Mazatlán, Jesús Estrada Ferreiro y Guillermo Benitez Torres, es hora de que no digieren su derrota y se les dificulta hasta respirar por la herida cuando escuchan el nombre del Ejecutivo.

En este ambiente, fue polémica la reunión que la primera autoridad política en la entidad sostuvo recién con el priista Fernando Pucheta y sus seguidores, que en realidad no son tantos, pero son muy escandalosos.

Jugadas como ésta no deben sorprender cuando en el gabinete estatal cohabitan los integrantes de los grupos que se daban “golpes de pecho” y con todo ese asco que proferían, cobran en la nómina pública que controla Morena y ni pucheros hacen. Se cuenta que se apoderaron de las de la mitad de la estructura de la Administración Pública y están por llegar más.

Sin embargo, en la exploración que Rubén Rocha Moya emprendió para tejer alianzas, resalta el ánimo con que finalmente reconoció la táctica de trabajo del edil de Ahome, Gerardo Vargas Landeros. Le dijo que es hombre de palabra.

A pesar de provenir de corrientes diferentes, prácticamente el 14 de enero pasado lo convirtió en su aliado. Esos que no halló por ningún rincón donde supuso que estaban los suyos.

El ahomense que gobierna, desde un principio se comportó con mucha prudencia. Siempre destaca la capacidad del gobernador y sus intenciones para resolver las demandas de los ciudadanos.

No se confronta para nada.

Ni cuando al inicio de su mandato al acudir a una de sus giras de labores, en que el oriundo de Batequitas criticó que no se construirían más museos culturales como el Ingenio, porque no se necesitan y significan solamente gastos, Gerardo Vargas Landeros, supo guardar silencio.

En realidad, es alguien que le cubre sus espaldas al Jefe Político del estado, incluso más que sus colaboradores.

De tal manera que el mandatario logró más alianzas con quienes menos calculó lograr.

Esto también sucede con el secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien a pesar de los embates del “fuego amigo” que recibe a diario, es de los pocos que despliegan labores visibles.

Todos los días está en los espacios de opinión y defiende igualmente la política y la postura del Ejecutivo sinaloense.

Además de que cumple con una intensa agenda laboral que lo mantiene al frente de la SS, ante los caóticos efectos de la pandemia del Covid-19 en la entidad, el país y el mundo.

De priista a apestada en el gabinete.

Cierto que son muchos los del Partido Revolucionario Institucional que se colaron al gabinete sinaloense, pero desde el primer día que llegó, a Rosa Elena Millán la rechazan. La tratan como apestada.

Y ella añora las pasarelas del protagonismo que transitaba. No la pelan mucho como subsecretaria de Igualdad Sustantiva de la Secretaría de las Mujeres.

No capta o “hace como que no” comprende que si la invitaron a subirse al carro de ese color, es por la maniobra a la que se prestó para quitar votos al PRI en la contienda pasada, al lanzarse como abanderada al Gobierno del Estado, sin renunciar a su militancia.

De un día para otro apareció con el estandarte en mano de Fuerza por México, que quedó en la raya al no obtener ni siquiera registro ante el Instituto Nacional Electoral.

Necesita enterarse que hay nuevos rostros en una escena donde no es la protagonista central.


Se dio cuenta que los que se creen fundadores e impulsores del Movimiento de Regeneración Nacional en Sinaloa, no tienen remedio.

El mandatario antes y después de triunfar en las elecciones del seis de junio, no pudo flexibilizar el ánimo del sector de los necios, que emigró principalmente del Partido de la Revolución Democrática, para nombrar a un dirigente en la entidad que modelara los procesos dentro del morenismo y luego del constitucional.

Actualmente como gobernante tampoco mostró esa voluntad que se requiere para colocar cabeza a una agrupación, que sirve como arena de pleitos y para que los espantosos montos de financiamiento que les otorgan como partido se los echen a la bolsa los más poderosos.

Los alcaldes de Culiacán y Mazatlán, Jesús Estrada Ferreiro y Guillermo Benitez Torres, es hora de que no digieren su derrota y se les dificulta hasta respirar por la herida cuando escuchan el nombre del Ejecutivo.

En este ambiente, fue polémica la reunión que la primera autoridad política en la entidad sostuvo recién con el priista Fernando Pucheta y sus seguidores, que en realidad no son tantos, pero son muy escandalosos.

Jugadas como ésta no deben sorprender cuando en el gabinete estatal cohabitan los integrantes de los grupos que se daban “golpes de pecho” y con todo ese asco que proferían, cobran en la nómina pública que controla Morena y ni pucheros hacen. Se cuenta que se apoderaron de las de la mitad de la estructura de la Administración Pública y están por llegar más.

Sin embargo, en la exploración que Rubén Rocha Moya emprendió para tejer alianzas, resalta el ánimo con que finalmente reconoció la táctica de trabajo del edil de Ahome, Gerardo Vargas Landeros. Le dijo que es hombre de palabra.

A pesar de provenir de corrientes diferentes, prácticamente el 14 de enero pasado lo convirtió en su aliado. Esos que no halló por ningún rincón donde supuso que estaban los suyos.

El ahomense que gobierna, desde un principio se comportó con mucha prudencia. Siempre destaca la capacidad del gobernador y sus intenciones para resolver las demandas de los ciudadanos.

No se confronta para nada.

Ni cuando al inicio de su mandato al acudir a una de sus giras de labores, en que el oriundo de Batequitas criticó que no se construirían más museos culturales como el Ingenio, porque no se necesitan y significan solamente gastos, Gerardo Vargas Landeros, supo guardar silencio.

En realidad, es alguien que le cubre sus espaldas al Jefe Político del estado, incluso más que sus colaboradores.

De tal manera que el mandatario logró más alianzas con quienes menos calculó lograr.

Esto también sucede con el secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien a pesar de los embates del “fuego amigo” que recibe a diario, es de los pocos que despliegan labores visibles.

Todos los días está en los espacios de opinión y defiende igualmente la política y la postura del Ejecutivo sinaloense.

Además de que cumple con una intensa agenda laboral que lo mantiene al frente de la SS, ante los caóticos efectos de la pandemia del Covid-19 en la entidad, el país y el mundo.

De priista a apestada en el gabinete.

Cierto que son muchos los del Partido Revolucionario Institucional que se colaron al gabinete sinaloense, pero desde el primer día que llegó, a Rosa Elena Millán la rechazan. La tratan como apestada.

Y ella añora las pasarelas del protagonismo que transitaba. No la pelan mucho como subsecretaria de Igualdad Sustantiva de la Secretaría de las Mujeres.

No capta o “hace como que no” comprende que si la invitaron a subirse al carro de ese color, es por la maniobra a la que se prestó para quitar votos al PRI en la contienda pasada, al lanzarse como abanderada al Gobierno del Estado, sin renunciar a su militancia.

De un día para otro apareció con el estandarte en mano de Fuerza por México, que quedó en la raya al no obtener ni siquiera registro ante el Instituto Nacional Electoral.

Necesita enterarse que hay nuevos rostros en una escena donde no es la protagonista central.