/ lunes 8 de agosto de 2022

Sofismas de ocasión | ¿Exitosos o Suertudos?

Para definir el éxito de una persona o de uno propio nos encontramos ante la disyuntiva de considerar que ese resultado fue producto del esfuerzo, talento o capacidad y la contra parte de la suma de una serie de eventos afortunados (Suerte/ azar) que puso a la persona en la cúspide del éxito entendido.

Muchas personas exitosas son felices narrando el camino que les llevó a sentirse de esa manera. La enorme mayoría que comparte su historia personal pone énfasis en las penurias, esfuerzos o talentos especiales que requirió para conseguir su meta. En muy pocas ocasiones los exitosos reparan en los detalles del azar que los llevaron al lugar privilegiado. ¿Es más importante la suerte o el talento en la construcción del canino de las metas personales?

La ciencia tiene algo de luz al respecto. De entrada, las personas que nacen en países desarrollados tienen una ventaja sobre aquellos de los países menos desarrollados. Ése elemento es meramente aleatorio. Una misma persona con las mismas capacidades y talentos tendrá más oportunidad de acrecentarlos en países de primer mundo. El azar del lugar de nacimiento es una variable que no podemos negar; sin embargo, ese no es el elemento primordial para responder nuestra pregunta. Pasemos ahora a considerar algunos estudios científicos.

La importancia de la suerte se incrementa de manera considerable cuando muchos individuos buscan lo mismo (puestos de trabajo, negocios, pareja, lugares de estudios, etc). Para comprobar esta teoría, el doctor Derek Muller tomó como muestra los aspirantes de la NASA a convertirse en astronautas. La enorme mayoría de las y los solicitantes reunían las características, estudios y capacidades para serlo; sin embargo, de un universo de 18,300 alicantes únicamente 11 fueron seleccionados.

Muller diseñó un modelo matemático que determinaba con valores numéricos a la habilidad, experiencia y trabajo; al mismo tiempo, agregó en el algoritmo la variable de la suerte en un 5% a cada participante. A través de combinaciones en las sumas de las pruebas de los astronautas y con la ayuda de simulaciones numéricas pudo determinar de los 11 seleccionados solo un astronauta se repetía basados únicamente en el factor de habilidades.

Desde luego que la preparación importa. Los más de 18,000 aspirantes a ser miembros de la NASA no hubieran tenido la oportunidad de participar en los procesos si la capacidad no los hubiera acompañado. El talento alcanzará para llegar a un escalón, pero el resto del camino lo determina la suerte.

Por otro lado, confundir la suerte con talento es muy peligroso. Científicos de la Universidad de California diseñaron un experimento con galletas. Crearon grupos de tres personas de semejantes características. Mediante el azar designaron a como líder a uno de los tres miembros del grupo haciéndoles creer que encontraron elementos sobresalientes para hacerlo, pero sin explicar a detalles porqué fueron seleccionados. Repartieron cuatro galletas entre cada grupo. Como era de esperarse, cada persona tomó una galleta, pero la cuarta fue tomada por el líder en la inmensa mayoría de los grupos. El líder se apropió de la galleta por el solo hecho de serlo, pero sin tener nada en especial sobre el resto de sus compañeros.

La paradoja del éxito está presente en todas las actividades el ser humano; es en la política donde más daño puede causar. En otras actividades, la preparación en ciertas áreas específicas, por más que la suerte sea un factor, ayuda a que personas capaces encuentren su lugar en espacios de poder y toma de decisiones.

La gran mayoría de los políticos consideran su éxito como producto de su propio esfuerzo; no es así. Por cada político que llega al cargo hay miles que no llegaron por pequeñas acciones fortuitas que nada tiene que ver con la capacidad. El sesgo egocéntrico les impide ver que son producto de la casualidad, pero eso no les impide quedarse con las galletas como frutos de su botín. Los astronautas que quieren llegar a la Nasa necesitan prepararse; los políticos únicamente necesitan que alguien los nombre líderes de la galleta.

¿O usted qué opina, amable lector? ¿Su éxito es producto de sus habilidades o del azar benevolente?

Juan B. Ordorica (@juanordorica)

Para definir el éxito de una persona o de uno propio nos encontramos ante la disyuntiva de considerar que ese resultado fue producto del esfuerzo, talento o capacidad y la contra parte de la suma de una serie de eventos afortunados (Suerte/ azar) que puso a la persona en la cúspide del éxito entendido.

Muchas personas exitosas son felices narrando el camino que les llevó a sentirse de esa manera. La enorme mayoría que comparte su historia personal pone énfasis en las penurias, esfuerzos o talentos especiales que requirió para conseguir su meta. En muy pocas ocasiones los exitosos reparan en los detalles del azar que los llevaron al lugar privilegiado. ¿Es más importante la suerte o el talento en la construcción del canino de las metas personales?

La ciencia tiene algo de luz al respecto. De entrada, las personas que nacen en países desarrollados tienen una ventaja sobre aquellos de los países menos desarrollados. Ése elemento es meramente aleatorio. Una misma persona con las mismas capacidades y talentos tendrá más oportunidad de acrecentarlos en países de primer mundo. El azar del lugar de nacimiento es una variable que no podemos negar; sin embargo, ese no es el elemento primordial para responder nuestra pregunta. Pasemos ahora a considerar algunos estudios científicos.

La importancia de la suerte se incrementa de manera considerable cuando muchos individuos buscan lo mismo (puestos de trabajo, negocios, pareja, lugares de estudios, etc). Para comprobar esta teoría, el doctor Derek Muller tomó como muestra los aspirantes de la NASA a convertirse en astronautas. La enorme mayoría de las y los solicitantes reunían las características, estudios y capacidades para serlo; sin embargo, de un universo de 18,300 alicantes únicamente 11 fueron seleccionados.

Muller diseñó un modelo matemático que determinaba con valores numéricos a la habilidad, experiencia y trabajo; al mismo tiempo, agregó en el algoritmo la variable de la suerte en un 5% a cada participante. A través de combinaciones en las sumas de las pruebas de los astronautas y con la ayuda de simulaciones numéricas pudo determinar de los 11 seleccionados solo un astronauta se repetía basados únicamente en el factor de habilidades.

Desde luego que la preparación importa. Los más de 18,000 aspirantes a ser miembros de la NASA no hubieran tenido la oportunidad de participar en los procesos si la capacidad no los hubiera acompañado. El talento alcanzará para llegar a un escalón, pero el resto del camino lo determina la suerte.

Por otro lado, confundir la suerte con talento es muy peligroso. Científicos de la Universidad de California diseñaron un experimento con galletas. Crearon grupos de tres personas de semejantes características. Mediante el azar designaron a como líder a uno de los tres miembros del grupo haciéndoles creer que encontraron elementos sobresalientes para hacerlo, pero sin explicar a detalles porqué fueron seleccionados. Repartieron cuatro galletas entre cada grupo. Como era de esperarse, cada persona tomó una galleta, pero la cuarta fue tomada por el líder en la inmensa mayoría de los grupos. El líder se apropió de la galleta por el solo hecho de serlo, pero sin tener nada en especial sobre el resto de sus compañeros.

La paradoja del éxito está presente en todas las actividades el ser humano; es en la política donde más daño puede causar. En otras actividades, la preparación en ciertas áreas específicas, por más que la suerte sea un factor, ayuda a que personas capaces encuentren su lugar en espacios de poder y toma de decisiones.

La gran mayoría de los políticos consideran su éxito como producto de su propio esfuerzo; no es así. Por cada político que llega al cargo hay miles que no llegaron por pequeñas acciones fortuitas que nada tiene que ver con la capacidad. El sesgo egocéntrico les impide ver que son producto de la casualidad, pero eso no les impide quedarse con las galletas como frutos de su botín. Los astronautas que quieren llegar a la Nasa necesitan prepararse; los políticos únicamente necesitan que alguien los nombre líderes de la galleta.

¿O usted qué opina, amable lector? ¿Su éxito es producto de sus habilidades o del azar benevolente?

Juan B. Ordorica (@juanordorica)