El pasado 25 de enero, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, el cual ofrece información muy relevante sobre la dimensión, estructura y distribución espacial de la población, así como sus principales características socioeconómicas y culturales. Además, nos da cuenta de las viviendas y algunas de sus características más representativas.
De entrada el dato duro fundamental y algo sorpresivo es que somos en total 126,014,024 mexicanos, cuando desde algún tiempo en muchos estudios se venía haciendo una proyección cercana a los 130 millones. El 51 por ciento corresponde a mujeres y el 49 a hombres. Las mujeres siempre son mayoría, y esta relación se replica también por ejemplo en el registro federal de electores del INE.
Es muy interesante saber que la edad mediana de los mexicanos es de 29 años, lo que nos habla todavía de la persistencia de llamado bono demográfico que sigue convirtiendo a México en un país económicamente muy atractivo, tanto por la magnitud de su mano de obra como por el mercado de consumidores que representa. Aquí existe una gran responsabilidad de los gobernantes actuales para que este factor de riqueza logre incidir en un mayor desarrollo económico antes de que, como dicen los demógrafos, este grupo poblacional pase de representar un bono a convertirse en un pagaré.
Dentro del mar de información relevante que nos empieza a ofrecer el INEGI sobre el México del 2020, me resulta particularmente atractivo compartir el perfil sociodemográfico del Sinaloa de nuestros días, porque en esta numeralia está un diagnóstico muy claro de los retos que la acción política debe asumir.
Nuestra población ya sobrepasa los tres millones al llegar a 3,026,943, representando el 2.4 de la población nacional y el estado de Sinaloa es el número 17 en población. Nuestros municipios con mayor población son Culiacán (1, 003,530), Mazatlán (501,441) y Ahome (459,310). Igualmente nuestra ciudad capital logró sobrepasar por fin el mítico millón de habitantes.
La edad mediana de los sinaloense es 30 años, lo que significa que la mitad de la población tiene 30 años o menos, y la misma proporción hacia arriba. La razón de dependencia es 50.6, es decir, existen 50 personas en edad de dependencia por cada 100 en edad productiva, y la densidad de población es 64.3 (número de habitantes por km cuadrado). La superficie del territorio sinaloense es de 1,960,646.7 km2.
El número de viviendas particulares habitadas es 854,816, el 2.4% del total nacional. El promedio de ocupantes por vivienda es 3.5 personas. Un ocupante promedio por cuarto, y sólo el 2.3% de las viviendas tienen piso de tierra.
La población que habla lengua indígena es el 1.3% de los sinaloenses. Entre esa población, las lenguas indígenas más frecuentes son el mayo (32%) y el náhualt (22.7%). El 1.39 por ciento de la población sinaloense se considera afromexicana negra o afrodescendiente.
El 4.9 por ciento de los sinaloenses tiene alguna discapacidad. La fecundidad o el promedio de hijos por madre sinaloense de entre 15 y 49 años de edad, es de 1.5 hijos.
El 60.6 por ciento de los sinaloenses conforman la población económicamente activa (PEA) de nuestra entidad (el 60% son hombres y el 40% mujeres). La PEA se entiende como la población de 12 años o más que realiza actividades económicas o busca realizarlas (no le saca a la chamba y la busca).
Las características educativas de nuestra población son las siguientes: sin escolaridad 3.8%, educación básica 44.1%, media superior 25% y superior 27%. La tasa de alfabetización de la población entre 15 y 24 años es de 99% y la de los de 25 años o más del 95%.
El 81 por ciento de la población está afiliada a algún servicio de salud: 62% al IMSS, 25.7 al Insabi, 10.8 al Issste federal o estatal y 1.7 a alguna institución privada. La situación conyugal de los sinaloenses es la siguiente: casados 36.9%, solteros 33.5, unión libre 16.8, separados 5.5, divorciados 2.4, viudos 4.9 %.
Esta es sólo una síntesis de los principales datos que nos empieza a compartir el INEGI, pero que nos da una visión muy clara de las fortalezas y debilidades que tenemos como entidad federativa. Tenemos muchos retos pero sobre todo un gran potencial de desarrollo, una riqueza que tiene que ver con nuestra gente, nuestras riquezas naturales y nuestra posición estratégica. Hagamos que Sinaloa despierte y despegue hacia donde debe de estar.
08 de febrero del 2021.
Gracias y si puede quédese en casa.