/ lunes 24 de enero de 2022

Salud y economía en la pandemia

El desarrollo de la pandemia de Covid-19 en todo el mundo, representa la principal causa de la insuficiente recuperación económica del año pasado y el decrecimiento que vivieron todos los países en el 2020, exceptuando desde luego el extraordinario caso de la economía China que se cuece aparte pues incluso en ese aciago año su comportamiento fue positivo.

La extensión de los servicios de salud tiene una estrecha relación con el crecimiento económico, pues entre mayor capacidad productiva tiene un país, mayor será la fortaleza hacendaria que le haga factible destinar recursos suficientes o extraordinarios para atender sanitariamente a toda la población sin distinciones ni segregación alguna.

Sobre este tema, el think tank (centro de pensamiento) internacional Oxfam, “que trabaja en 94 países para construir un futuro libre de injusticia y pobreza”, acaba de publicar un estudio muy interesante sobre los efectos que ha tenido la desigualdad económica en la profundización de los daños ocasionados por la pandemia.

A manera de conclusión general, nos advierte lo siguiente: Durante la pandemia “los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la COVID-19. Las crecientes desigualdades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro mundo. Esto nunca ha sido fruto del azar, sino el resultado de decisiones deliberadas: la “violencia económica” tiene lugar cuando las decisiones políticas a nivel estructural están diseñadas para favorecer a los más ricos y poderosos, lo que perjudica de una manera directa al conjunto de la población y, especialmente, a las personas en mayor situación de pobreza, las mujeres y las niñas, y las personas racializadas. Las desigualdades contribuyen a la muerte de, como mínimo, una persona cada cuatro segundos. No obstante, tenemos la oportunidad de reformar drásticamente nuestros modelos económicos para que se basen en la igualdad. Podemos abordar la riqueza extrema aplicando una fiscalidad progresiva, invirtiendo en medidas públicas de eficacia demostrada para eliminar las desigualdades, y transformando las dinámicas de poder dentro de la economía y la sociedad. Si mostramos la voluntad necesaria y escuchamos a los movimientos que están exigiendo cambios, podremos crear una economía en la que nadie viva en la pobreza, ni tampoco en una riqueza inimaginable: una economía donde las desigualdades dejen de matar.”

Efectivamente, durante la pandemia los países de escasos recursos económicos han padecido un abastecimiento rezagado de las vacunas para inmunizar a su población y el instrumento ideado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denominado Mecanismo Covax, ha resultado a todas luces insuficiente para hacer frente a una exigencia de tal magnitud.

Incluso en casos singulares como Cuba, que nacionalmente ha producido dos vacunas contra el Sars-Cov-2, Soberana 2 y Abdala, no cuenta con la fortaleza económica que le permita industrializarla e inocular con estos dos biológicos a toda su población (11 millones de habitantes), y exportarla a los países que deseen adquirirlas.

En nuestro país, internamente la pandemia nos sigue afectando en el aspecto económico. Primero en el 2020 con un decrecimiento de -8.5% del PIB. Y en el 2021 cuando la reactivación venía siendo muy buena con una proyección de crecimiento para fin de año del 6%, se vino la cuarta ola de contagios generada por la variante ómicron, que ocasionó una contracción de expectativas que avisoran un incremento del PIB que rondará sólo cerca del 5% anual.

Asimismo, en lo que respecta al principal indicador económico que es el empleo, éste ya se ha recuperado a los niveles previos a la pandemia: 20.6 millones de trabajadores registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social. Subrayando que se trata del caso particular del empleo formal, pero en general la reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI (dic/2021), todavía nos indica que tenemos en total 15.2 millones de mexicanos con necesidad o deseos de trabajar (desocupadas, subocupadas o disponibles) para acompletar el sustento en sus hogares.

En lo que respecta a nuestra entidad, Sinaloa, seguiremos trabajando intensamente para inmunizar a toda nuestra población, cumpliendo las disposiciones indicadas por nuestro gobernador doctor Rubén Rocha Moya y con todo el apoyo de la Federación, pues en la protección sanitaria también tenemos los sinaloenses un factor de apoyo para recuperar el bienestar económico que la pandemia ha lesionado.

*Secretario de Salud del Estado de Sinaloa.

El desarrollo de la pandemia de Covid-19 en todo el mundo, representa la principal causa de la insuficiente recuperación económica del año pasado y el decrecimiento que vivieron todos los países en el 2020, exceptuando desde luego el extraordinario caso de la economía China que se cuece aparte pues incluso en ese aciago año su comportamiento fue positivo.

La extensión de los servicios de salud tiene una estrecha relación con el crecimiento económico, pues entre mayor capacidad productiva tiene un país, mayor será la fortaleza hacendaria que le haga factible destinar recursos suficientes o extraordinarios para atender sanitariamente a toda la población sin distinciones ni segregación alguna.

Sobre este tema, el think tank (centro de pensamiento) internacional Oxfam, “que trabaja en 94 países para construir un futuro libre de injusticia y pobreza”, acaba de publicar un estudio muy interesante sobre los efectos que ha tenido la desigualdad económica en la profundización de los daños ocasionados por la pandemia.

A manera de conclusión general, nos advierte lo siguiente: Durante la pandemia “los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la COVID-19. Las crecientes desigualdades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro mundo. Esto nunca ha sido fruto del azar, sino el resultado de decisiones deliberadas: la “violencia económica” tiene lugar cuando las decisiones políticas a nivel estructural están diseñadas para favorecer a los más ricos y poderosos, lo que perjudica de una manera directa al conjunto de la población y, especialmente, a las personas en mayor situación de pobreza, las mujeres y las niñas, y las personas racializadas. Las desigualdades contribuyen a la muerte de, como mínimo, una persona cada cuatro segundos. No obstante, tenemos la oportunidad de reformar drásticamente nuestros modelos económicos para que se basen en la igualdad. Podemos abordar la riqueza extrema aplicando una fiscalidad progresiva, invirtiendo en medidas públicas de eficacia demostrada para eliminar las desigualdades, y transformando las dinámicas de poder dentro de la economía y la sociedad. Si mostramos la voluntad necesaria y escuchamos a los movimientos que están exigiendo cambios, podremos crear una economía en la que nadie viva en la pobreza, ni tampoco en una riqueza inimaginable: una economía donde las desigualdades dejen de matar.”

Efectivamente, durante la pandemia los países de escasos recursos económicos han padecido un abastecimiento rezagado de las vacunas para inmunizar a su población y el instrumento ideado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denominado Mecanismo Covax, ha resultado a todas luces insuficiente para hacer frente a una exigencia de tal magnitud.

Incluso en casos singulares como Cuba, que nacionalmente ha producido dos vacunas contra el Sars-Cov-2, Soberana 2 y Abdala, no cuenta con la fortaleza económica que le permita industrializarla e inocular con estos dos biológicos a toda su población (11 millones de habitantes), y exportarla a los países que deseen adquirirlas.

En nuestro país, internamente la pandemia nos sigue afectando en el aspecto económico. Primero en el 2020 con un decrecimiento de -8.5% del PIB. Y en el 2021 cuando la reactivación venía siendo muy buena con una proyección de crecimiento para fin de año del 6%, se vino la cuarta ola de contagios generada por la variante ómicron, que ocasionó una contracción de expectativas que avisoran un incremento del PIB que rondará sólo cerca del 5% anual.

Asimismo, en lo que respecta al principal indicador económico que es el empleo, éste ya se ha recuperado a los niveles previos a la pandemia: 20.6 millones de trabajadores registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social. Subrayando que se trata del caso particular del empleo formal, pero en general la reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI (dic/2021), todavía nos indica que tenemos en total 15.2 millones de mexicanos con necesidad o deseos de trabajar (desocupadas, subocupadas o disponibles) para acompletar el sustento en sus hogares.

En lo que respecta a nuestra entidad, Sinaloa, seguiremos trabajando intensamente para inmunizar a toda nuestra población, cumpliendo las disposiciones indicadas por nuestro gobernador doctor Rubén Rocha Moya y con todo el apoyo de la Federación, pues en la protección sanitaria también tenemos los sinaloenses un factor de apoyo para recuperar el bienestar económico que la pandemia ha lesionado.

*Secretario de Salud del Estado de Sinaloa.