/ jueves 18 de febrero de 2021

Oscuridad

“La Ilustración significa el abandono del hombre de una infancia mental de la que él mismo es culpable. Infancia es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona. Esta puericia es culpable cuando su causa no es la falta de inteligencia, sino la falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda ajena. Sapere aude “¡Atrévete a saber!” He aquí la divisa de la Ilustración”.

Immanuel Kant, ¿Qué es la Ilustración?

Los siglos XVIII y XIX en Europa fueron conocidos como El Siglo de las Luces, de la Ilustración, que dieron lugar a profundos movimientos culturales e intelectuales en el mundo, basados en el combate a la ignorancia mediante las luces del conocimiento, de la razón y de la fe en el progreso en todas sus formas.

En México, somos testigos de la manera en que las luces se van apagando. Por la pandemia y también por el criminal manejo de la misma por el gobierno, miles de vidas que pudieron salvarse, se han apagado y lo seguirán haciendo ante la tozudez y la falta de luces para rectificar lo que clamorosamente está equivocado y hace daño. Por la falta de previsión del gobierno, vacunas que no llegan, caos y opacidad y carencia de un plan nacional de vacunación efectivo, que anuncia que los contagios no se podrán contener ni en este año ni quizás en el siguiente. Por ineptitud, en salud, el gobierno en 2019 no ejerció 16.6 mil millones de pesos del presupuesto aprobado, y en 2020 el subejercicio fue de 33.4 mil millones de pesos, es decir, el gobierno se amarró las manos solo y dejó de atender necesidades vitales de la población. Por la pandemia, por incompetencia y necedad ideológica del gobierno, miles de empresas han ido a la quiebra, se han apagado y se ahogan y luchan por sobrevivir, arrastrando a millones de trabajadores que han perdido sus empleos o estos se han precarizado. Por la pandemia y por la visión retrógrada de la economía que tiene el gobierno, que busca destruir la competencia en el sector eléctrico, espantar todo tipo de inversiones privadas y crear un ineficiente y corrupto monopolio estatal de la energía al estilo de los años setenta del siglo pasado, apostar por el uso de combustibles fósiles en lugar de hacerlo por energías alternas, el sistema de generación de energía nacional se apaga.

Quizás la frase que refleja la debacle y la oscuridad que vivimos, provino del CENACE (Centro Nacional de Control de Energía), organismo público que al advertir sobre los cortes de energía recomendó “apagar las luces que no se estén utilizando”, cuando 26 Estados del país han sido afectados por cortes al suministro de luz eléctrica. La lógica –si se le puede llamar así- utilizada por el CENACE, invitaría también a recomendar a todas las personas con Covid conectadas a respiradores artificiales, que si pueden, dejaran de respirar a intervalos regulares. Asimismo, el órgano que controla la energía en el país dijo que durante la noche del domingo y la madrugada del lunes se desconectaron centrales eléctricas generadoras del norte y noreste del país por el desabasto de gas natural y fallas en infraestructura de generación por congelamiento. Luego, voces del gobierno dijeron que el desabasto se debía a que CFE no quería pagar el abusivo sobrecosto del precio del gas que se importaba desde los Estados Unidos.

Es verdad que el frente polar que atacó el corredor Texas, Kansas y Louisiana disparó los precios del gas natural, que pasó de tres dólares por millón de BTU’s a nueve mil dólares, pero también lo es que Estados Unidos produce y vende el gas natural más barato del mundo y ante una emergencia como la vivida, no solo habría que hacer el esfuerzo por adquirir el gas, sino también haber previsto adquirir coberturas con el propósito de proteger a los consumidores de la volatilidad de precios, cosa que no se hizo. No hay gas porque la CFE no dispone de depósitos -y ha cancelado las inversiones para tenerlos-, para reservar gas por más de 48 horas y la mayoría proviene de Estados Unidos.

No producimos el gas que necesitamos porque el gobierno ha bloqueado las inversiones privadas en la explotación de yacimientos de gas en todo el país, principalmente en la llamada Cuenca de Burgos, que comprende algunos municipios de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, precisamente donde les llegó la oscuridad primero en los cortes recientes.

La oscuridad viene del desconocimiento y de la improvisación. En octubre del año pasado, el presidente López Obrador decía que se analizaba vender gas a países de Asia, puesto que México tenía gas de sobra, puesto que en gobiernos anteriores se había comprado gas al por mayor y que este no se necesitaría sino hasta dentro de 30 años. En qué quedamos, entonces. No se sabe qué hacer. Hay que apagar, pues, “las luces que no se estén utilizando”.

“La Ilustración significa el abandono del hombre de una infancia mental de la que él mismo es culpable. Infancia es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona. Esta puericia es culpable cuando su causa no es la falta de inteligencia, sino la falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda ajena. Sapere aude “¡Atrévete a saber!” He aquí la divisa de la Ilustración”.

Immanuel Kant, ¿Qué es la Ilustración?

Los siglos XVIII y XIX en Europa fueron conocidos como El Siglo de las Luces, de la Ilustración, que dieron lugar a profundos movimientos culturales e intelectuales en el mundo, basados en el combate a la ignorancia mediante las luces del conocimiento, de la razón y de la fe en el progreso en todas sus formas.

En México, somos testigos de la manera en que las luces se van apagando. Por la pandemia y también por el criminal manejo de la misma por el gobierno, miles de vidas que pudieron salvarse, se han apagado y lo seguirán haciendo ante la tozudez y la falta de luces para rectificar lo que clamorosamente está equivocado y hace daño. Por la falta de previsión del gobierno, vacunas que no llegan, caos y opacidad y carencia de un plan nacional de vacunación efectivo, que anuncia que los contagios no se podrán contener ni en este año ni quizás en el siguiente. Por ineptitud, en salud, el gobierno en 2019 no ejerció 16.6 mil millones de pesos del presupuesto aprobado, y en 2020 el subejercicio fue de 33.4 mil millones de pesos, es decir, el gobierno se amarró las manos solo y dejó de atender necesidades vitales de la población. Por la pandemia, por incompetencia y necedad ideológica del gobierno, miles de empresas han ido a la quiebra, se han apagado y se ahogan y luchan por sobrevivir, arrastrando a millones de trabajadores que han perdido sus empleos o estos se han precarizado. Por la pandemia y por la visión retrógrada de la economía que tiene el gobierno, que busca destruir la competencia en el sector eléctrico, espantar todo tipo de inversiones privadas y crear un ineficiente y corrupto monopolio estatal de la energía al estilo de los años setenta del siglo pasado, apostar por el uso de combustibles fósiles en lugar de hacerlo por energías alternas, el sistema de generación de energía nacional se apaga.

Quizás la frase que refleja la debacle y la oscuridad que vivimos, provino del CENACE (Centro Nacional de Control de Energía), organismo público que al advertir sobre los cortes de energía recomendó “apagar las luces que no se estén utilizando”, cuando 26 Estados del país han sido afectados por cortes al suministro de luz eléctrica. La lógica –si se le puede llamar así- utilizada por el CENACE, invitaría también a recomendar a todas las personas con Covid conectadas a respiradores artificiales, que si pueden, dejaran de respirar a intervalos regulares. Asimismo, el órgano que controla la energía en el país dijo que durante la noche del domingo y la madrugada del lunes se desconectaron centrales eléctricas generadoras del norte y noreste del país por el desabasto de gas natural y fallas en infraestructura de generación por congelamiento. Luego, voces del gobierno dijeron que el desabasto se debía a que CFE no quería pagar el abusivo sobrecosto del precio del gas que se importaba desde los Estados Unidos.

Es verdad que el frente polar que atacó el corredor Texas, Kansas y Louisiana disparó los precios del gas natural, que pasó de tres dólares por millón de BTU’s a nueve mil dólares, pero también lo es que Estados Unidos produce y vende el gas natural más barato del mundo y ante una emergencia como la vivida, no solo habría que hacer el esfuerzo por adquirir el gas, sino también haber previsto adquirir coberturas con el propósito de proteger a los consumidores de la volatilidad de precios, cosa que no se hizo. No hay gas porque la CFE no dispone de depósitos -y ha cancelado las inversiones para tenerlos-, para reservar gas por más de 48 horas y la mayoría proviene de Estados Unidos.

No producimos el gas que necesitamos porque el gobierno ha bloqueado las inversiones privadas en la explotación de yacimientos de gas en todo el país, principalmente en la llamada Cuenca de Burgos, que comprende algunos municipios de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, precisamente donde les llegó la oscuridad primero en los cortes recientes.

La oscuridad viene del desconocimiento y de la improvisación. En octubre del año pasado, el presidente López Obrador decía que se analizaba vender gas a países de Asia, puesto que México tenía gas de sobra, puesto que en gobiernos anteriores se había comprado gas al por mayor y que este no se necesitaría sino hasta dentro de 30 años. En qué quedamos, entonces. No se sabe qué hacer. Hay que apagar, pues, “las luces que no se estén utilizando”.