/ lunes 31 de agosto de 2020

Los retos del nuevo ciclo escolar a distancia

El 24 de agosto pasado inició el nuevo ciclo escolar bajo el programa Aprende en Casa II, después de que el 3 de agosto se firmara el Acuerdo de Concertación con representantes de cuatro televisoras (Televisa, TV Azteca, Imagen y Multimedios) para la transmisión de contenido educativo, como parte de dicho programa. Con esta estrategia se imparten contenidos educativos para 30 millones de estudiantes de 16 grados escolares de educación básica y media superior mediante la transmisión de más de 4,550 programas de televisión y 640 de radio en lenguas indígenas. Se trata de un acuerdo de gran relevancia, dado que los cuatro representantes de las televisoras dieron su respaldo a dicha estrategia, la cual se concibe como única en el mundo por el alcance que esta pretende llegar a tener y por el tipo de actores que aglutina dicha alianza.

La estrategia de iniciar el ciclo escolar por medio de transmisiones televisivas está motivada principalmente por la preocupación de que el regreso presencial a las aulas trajera nuevos brotes de contagios de coronavirus, como ha sucedido en países como Corea del Sur, Israel y Australia, los cuales tuvieron que levantar de nuevo estados de emergencia ante el repunte de contagios relacionados con la concentración de actividades en los salones de clases. En ese sentido, el gobierno mexicano se anticipa a lo que sería una segunda ola de contagios, de la cual ha venido advirtiendo la Organización Mundial de la Salud desde hace varias semanas.

Sin embargo, una de las preocupaciones de esta estrategia es que estará ausente el tan necesario acompañamiento pedagógico que brindan los profesores durante las clases presenciales y que muchos padres de familia no tienen tiempo para apoyar a sus hijos por sus horarios laborales. Nuevamente sobre las madres trabajadoras recae la múltiple jornada. Este es uno de los principales retos a resolver urgentemente.

También es necesario no dejar de lado que en nuestro país la penetración tecnológica todavía no es lo suficientemente amplia como para utilizar las computadoras y los teléfonos móviles en lugar de la televisión, como hubieran preferido algunos. En México solo el 44% de las casas tienen una computadora y un porcentaje menor cuenta con wifi. Esto es una herencia de los gobiernos anteriores, los cuales, desde el sexenio de Vicente Fox, han invertido más de 40,000 millones de pesos en programas de educación digital. Se recordará, por ejemplo, que en el sexenio de Enrique Peña Nieto el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) fue fuertemente criticado por lo improvisado de su lanzamiento y que fue desaparecido sin mayores explicaciones después de que la Auditoría Superior de la Federación encontrara todo tipo de fallas e inconsistencias con su aplicación.

La estrategia de utilizar a la televisión como herramienta para la educación no es nueva y ha venido siendo objeto de estudio por décadas, avalada incluso por organismos como la Unesco para algunos casos. Un reciente taller virtual organizado por este organismo muestra que en el mundo 826 millones de estudiantes (aproximadamente un 50%) no tienen acceso a una computadora en casa. Cerca de 706 millones de estudiantes carecen de acceso a internet y 56 millones viven en áreas que no son cubiertas por las redes móviles. Estos datos han vuelto a llamar la atención de los especialistas en el mundo en los meses recientes, cuando millones de niños se vieron obligados a abandonar temporalmente las aulas por culpa del Covid-19.

La propia Unesco ha señalado los retos de la radio y televisión como herramientas para proveer educación a distancia y al mismo tiempo ha reconocido que existen situaciones en las que estas son la única alternativa viable. Dichos retos serían: la no disposición de contenido educativo en formatos audiovisuales; las dificultades de los países para producir contenido de calidad en poco tiempo; la ausencia de alianzas preexistentes para diseñar y transmitir el contenido educativo; la necesidad de comunicación y colaboración entre especialistas de la educación y los profesionales del sector audiovisual para la producción de programas educativos; la falta de conocimiento y experiencia en el monitoreo y evaluación del aprendizaje. La clave para que este tipo de estrategias funcionen, según los especialistas, es la colaboración entre las cadenas televisivas y las autoridades educativas.

Las recientes experiencias internacionales al respecto, si bien han sido menos ambiciosas que la anunciada por el gobierno mexicano, conciben este tipo de estrategias sobre todo como medidas pragmáticas y los países en donde se han implementado, reconocen que se ha tenido que trabajar para producir los contenidos educativos en tiempo récord debido a la emergencia sanitaria.

Se debe considerar que en México la televisión ha sido un medio de gran influencia cultural por generaciones y las cadenas televisivas mexicanas incluso han tenido una importante penetración en países de Europa del este y en el resto de América Latina. Además, se debe tener siempre presente que tanto la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión reconocen que las radiodifusiones y las telecomunicaciones son esencialmente servicios públicos.

Para apoyar esta estrategia, la Secretaría de Salud publicó un acuerdo en el que dentro de las actividades esenciales se incluyen las realizadas por empresas y negocios orientados a satisfacer la demanda de bienes y servicios relacionados con la educación, como pueden ser insumos, artículos de papelería y material didáctico. En el plano de los retos de los gobiernos debe implementarse un Programa Emergente Complementario, para apoyar a las familias que no tengan acceso a televisores, internet y computadoras, sobre todo es una gran oportunidad para disminuir la brecha digital que enfrentan las niñas y las jóvenes.

El 24 de agosto pasado inició el nuevo ciclo escolar bajo el programa Aprende en Casa II, después de que el 3 de agosto se firmara el Acuerdo de Concertación con representantes de cuatro televisoras (Televisa, TV Azteca, Imagen y Multimedios) para la transmisión de contenido educativo, como parte de dicho programa. Con esta estrategia se imparten contenidos educativos para 30 millones de estudiantes de 16 grados escolares de educación básica y media superior mediante la transmisión de más de 4,550 programas de televisión y 640 de radio en lenguas indígenas. Se trata de un acuerdo de gran relevancia, dado que los cuatro representantes de las televisoras dieron su respaldo a dicha estrategia, la cual se concibe como única en el mundo por el alcance que esta pretende llegar a tener y por el tipo de actores que aglutina dicha alianza.

La estrategia de iniciar el ciclo escolar por medio de transmisiones televisivas está motivada principalmente por la preocupación de que el regreso presencial a las aulas trajera nuevos brotes de contagios de coronavirus, como ha sucedido en países como Corea del Sur, Israel y Australia, los cuales tuvieron que levantar de nuevo estados de emergencia ante el repunte de contagios relacionados con la concentración de actividades en los salones de clases. En ese sentido, el gobierno mexicano se anticipa a lo que sería una segunda ola de contagios, de la cual ha venido advirtiendo la Organización Mundial de la Salud desde hace varias semanas.

Sin embargo, una de las preocupaciones de esta estrategia es que estará ausente el tan necesario acompañamiento pedagógico que brindan los profesores durante las clases presenciales y que muchos padres de familia no tienen tiempo para apoyar a sus hijos por sus horarios laborales. Nuevamente sobre las madres trabajadoras recae la múltiple jornada. Este es uno de los principales retos a resolver urgentemente.

También es necesario no dejar de lado que en nuestro país la penetración tecnológica todavía no es lo suficientemente amplia como para utilizar las computadoras y los teléfonos móviles en lugar de la televisión, como hubieran preferido algunos. En México solo el 44% de las casas tienen una computadora y un porcentaje menor cuenta con wifi. Esto es una herencia de los gobiernos anteriores, los cuales, desde el sexenio de Vicente Fox, han invertido más de 40,000 millones de pesos en programas de educación digital. Se recordará, por ejemplo, que en el sexenio de Enrique Peña Nieto el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) fue fuertemente criticado por lo improvisado de su lanzamiento y que fue desaparecido sin mayores explicaciones después de que la Auditoría Superior de la Federación encontrara todo tipo de fallas e inconsistencias con su aplicación.

La estrategia de utilizar a la televisión como herramienta para la educación no es nueva y ha venido siendo objeto de estudio por décadas, avalada incluso por organismos como la Unesco para algunos casos. Un reciente taller virtual organizado por este organismo muestra que en el mundo 826 millones de estudiantes (aproximadamente un 50%) no tienen acceso a una computadora en casa. Cerca de 706 millones de estudiantes carecen de acceso a internet y 56 millones viven en áreas que no son cubiertas por las redes móviles. Estos datos han vuelto a llamar la atención de los especialistas en el mundo en los meses recientes, cuando millones de niños se vieron obligados a abandonar temporalmente las aulas por culpa del Covid-19.

La propia Unesco ha señalado los retos de la radio y televisión como herramientas para proveer educación a distancia y al mismo tiempo ha reconocido que existen situaciones en las que estas son la única alternativa viable. Dichos retos serían: la no disposición de contenido educativo en formatos audiovisuales; las dificultades de los países para producir contenido de calidad en poco tiempo; la ausencia de alianzas preexistentes para diseñar y transmitir el contenido educativo; la necesidad de comunicación y colaboración entre especialistas de la educación y los profesionales del sector audiovisual para la producción de programas educativos; la falta de conocimiento y experiencia en el monitoreo y evaluación del aprendizaje. La clave para que este tipo de estrategias funcionen, según los especialistas, es la colaboración entre las cadenas televisivas y las autoridades educativas.

Las recientes experiencias internacionales al respecto, si bien han sido menos ambiciosas que la anunciada por el gobierno mexicano, conciben este tipo de estrategias sobre todo como medidas pragmáticas y los países en donde se han implementado, reconocen que se ha tenido que trabajar para producir los contenidos educativos en tiempo récord debido a la emergencia sanitaria.

Se debe considerar que en México la televisión ha sido un medio de gran influencia cultural por generaciones y las cadenas televisivas mexicanas incluso han tenido una importante penetración en países de Europa del este y en el resto de América Latina. Además, se debe tener siempre presente que tanto la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión reconocen que las radiodifusiones y las telecomunicaciones son esencialmente servicios públicos.

Para apoyar esta estrategia, la Secretaría de Salud publicó un acuerdo en el que dentro de las actividades esenciales se incluyen las realizadas por empresas y negocios orientados a satisfacer la demanda de bienes y servicios relacionados con la educación, como pueden ser insumos, artículos de papelería y material didáctico. En el plano de los retos de los gobiernos debe implementarse un Programa Emergente Complementario, para apoyar a las familias que no tengan acceso a televisores, internet y computadoras, sobre todo es una gran oportunidad para disminuir la brecha digital que enfrentan las niñas y las jóvenes.