/ viernes 21 de enero de 2022

Lo que en la carne íntima es la carnestolenda pública

Lo que en la carne íntima es la carnestolenda pública, el Eros de El Químico es el Tanatos de El Cuén y el Baco de derRocha Moya, mientras El Maratón es el matón con los infartos atléticos en los kiló-metros-sexuales con la equidad y perspectiva de género entre la superación y la supresión en la carnavalera atlética maratonera.

Después “del esfuerzo, el trabajo, el sacrificio, la abnegación y la austeridad” con el corona-ómicron entre la boca, el pecho y la espalda, la vida del consumo hedonista-atlético, no puede quedarse en la inercia casera, porque órgano que no se usa -fálica y vagínicamente, se atrofia, a reserva de las vacunas y los suplementos sexuales, la vida activa, carnavalesca y atlética, es un reservorio para caldos de cultivo con virus.

Cuando los estamentos socioculturales, no son los testamentos individuales, el individualismo carnavalero es el maratón colectivo en que las hieleras de cerveza son las metas para llegar más allá de la gloria y más acá de la fama en la narcocultura con la banda del narcosicariato halconeado y puntero en donde hay y habrá cualquier movimiento que se divise tras las tres islas y los tres ríoscon El Memo de El Químico y El Meme de El Ferreiro, esperándose que El Cuén se regrese al PAS y El derRocha Moya se cuide de él por lo de la UAS, puesto que el rector Madueña no es el dueño, pero sí el jefe de la burocracia Uaseña-Paseña.

El Reyezuelo Marismeño-Mazatleco, El Rey-Memo, el químico y el catador de sus propios brebajes verbales está en su temporada carnavalesca-permanente de arrogante-insoportable, “poniéndole” luminarias y carros para la basura y haber-a ver cómo le hace con las fugas de aguas revueltas con las aguas negras, viéndole la cara con o sin tapabocas a los marismeños-mazatlecos por lo del Carnaval, se haga o no la pachanga, él sí cumple con su chueca palabra y que la gente la haga valer chuecamente con el acto de que se haga la machaca con los huevos del presidente municipal.

Cuando se tiene un vicio íntimo y una virtud pública ninguna, en el sentido alegórico, ético, moral y carnavalesco, única e históricamente, por el negocio de la costumbre carnavalera, conbeber alegremente con o sin la familia, los amigos con la gente, los demás y los otros con nosotros, el Carnaval del Rey-Memo es el centro de la autoridad municipal como organizador, anfitrión e invitado por sí mismo con la Realeza de la Familia Nepótica-Despótica y la Corte con la Servidumbre (de y para) los Plebeyos del Pueblo bueno y sabio marismeño-mazatleco, la conveniencia es la conbebencia para distinguirse y confundirse en las Olas Altas de las Clases Altas, Medias y Bajas con el hasta un pobre de AMLO se siente millonario como Slim, haciendo olas sobre las olas y haciéndole Pedro Infante a Juventino Rosas con la batuta y la moto entre el cielo y el mar, no sin antes entrecruzarse con The Beatles y echarse la rola-chaira-fifí de Bésame Mucho para que nos contagiemos por la falsa alegría al amor, a la amistad, la fidelidad y la lealtad a la Cuarta Transformación.

Siendo lo que no es el Mazatlán de antes, el Mazatlán de ahora es su propio basurero de su propia Historia urbana en el noroeste del Pacífico, urbanizado, socavado y encajonado en su propio caos vial y peatonal como en el desastre con el impacto ambiental desde adentro hacia afuera, a lo que el político-gobernante y el empresario-inmobiliario se lo han repartido a dentelladas y a desfiguros, el coronavirus de la enfermedad y el ómicron del político son la peste natural, humana y social que la gente y los demás, los otros y nosotros contribuimos-dispersando la insana alegría con la infame frivolidad de los gobernantes con los gobernados entre las Altas Torres, de donde podrá verse o no el Carnaval más local que internacional, único e histórico en el mundo-inmundo de acá, en Mazatlán.

Lo que en la carne íntima es la carnestolenda pública, el Eros de El Químico es el Tanatos de El Cuén y el Baco de derRocha Moya, mientras El Maratón es el matón con los infartos atléticos en los kiló-metros-sexuales con la equidad y perspectiva de género entre la superación y la supresión en la carnavalera atlética maratonera.

Después “del esfuerzo, el trabajo, el sacrificio, la abnegación y la austeridad” con el corona-ómicron entre la boca, el pecho y la espalda, la vida del consumo hedonista-atlético, no puede quedarse en la inercia casera, porque órgano que no se usa -fálica y vagínicamente, se atrofia, a reserva de las vacunas y los suplementos sexuales, la vida activa, carnavalesca y atlética, es un reservorio para caldos de cultivo con virus.

Cuando los estamentos socioculturales, no son los testamentos individuales, el individualismo carnavalero es el maratón colectivo en que las hieleras de cerveza son las metas para llegar más allá de la gloria y más acá de la fama en la narcocultura con la banda del narcosicariato halconeado y puntero en donde hay y habrá cualquier movimiento que se divise tras las tres islas y los tres ríoscon El Memo de El Químico y El Meme de El Ferreiro, esperándose que El Cuén se regrese al PAS y El derRocha Moya se cuide de él por lo de la UAS, puesto que el rector Madueña no es el dueño, pero sí el jefe de la burocracia Uaseña-Paseña.

El Reyezuelo Marismeño-Mazatleco, El Rey-Memo, el químico y el catador de sus propios brebajes verbales está en su temporada carnavalesca-permanente de arrogante-insoportable, “poniéndole” luminarias y carros para la basura y haber-a ver cómo le hace con las fugas de aguas revueltas con las aguas negras, viéndole la cara con o sin tapabocas a los marismeños-mazatlecos por lo del Carnaval, se haga o no la pachanga, él sí cumple con su chueca palabra y que la gente la haga valer chuecamente con el acto de que se haga la machaca con los huevos del presidente municipal.

Cuando se tiene un vicio íntimo y una virtud pública ninguna, en el sentido alegórico, ético, moral y carnavalesco, única e históricamente, por el negocio de la costumbre carnavalera, conbeber alegremente con o sin la familia, los amigos con la gente, los demás y los otros con nosotros, el Carnaval del Rey-Memo es el centro de la autoridad municipal como organizador, anfitrión e invitado por sí mismo con la Realeza de la Familia Nepótica-Despótica y la Corte con la Servidumbre (de y para) los Plebeyos del Pueblo bueno y sabio marismeño-mazatleco, la conveniencia es la conbebencia para distinguirse y confundirse en las Olas Altas de las Clases Altas, Medias y Bajas con el hasta un pobre de AMLO se siente millonario como Slim, haciendo olas sobre las olas y haciéndole Pedro Infante a Juventino Rosas con la batuta y la moto entre el cielo y el mar, no sin antes entrecruzarse con The Beatles y echarse la rola-chaira-fifí de Bésame Mucho para que nos contagiemos por la falsa alegría al amor, a la amistad, la fidelidad y la lealtad a la Cuarta Transformación.

Siendo lo que no es el Mazatlán de antes, el Mazatlán de ahora es su propio basurero de su propia Historia urbana en el noroeste del Pacífico, urbanizado, socavado y encajonado en su propio caos vial y peatonal como en el desastre con el impacto ambiental desde adentro hacia afuera, a lo que el político-gobernante y el empresario-inmobiliario se lo han repartido a dentelladas y a desfiguros, el coronavirus de la enfermedad y el ómicron del político son la peste natural, humana y social que la gente y los demás, los otros y nosotros contribuimos-dispersando la insana alegría con la infame frivolidad de los gobernantes con los gobernados entre las Altas Torres, de donde podrá verse o no el Carnaval más local que internacional, único e histórico en el mundo-inmundo de acá, en Mazatlán.

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