/ viernes 15 de septiembre de 2023

La Voz del Cácaro | El Poder a la Mexicana

Ay la democracia mexicana, siempre con sus siniestras bromas. Ahora resulta que hasta el actor Edurardo Verástegui quería ser presidente. Ya no se diga las excorcholatas, ésos nomás sirvieron para actuar la farsa ordenada desde Palacio. Y como si no hubiera pasado nada, ahora vendrán los premios de consolación; algo tenían que sacar después de tantas maromas y tantos codazos. Aunque Marcelo ya dijo que siempre no, que mejor se inventa su partido o algo que se le parezca. Sea como sea, Marcelo sigue robándole cámaras y reflectores a Claudia Sheinbaum, la reina de las encuestas. ¿Será que la elección del próximo año se disputará entre tres contendientes y no entre dos?

Basta reflexionar sobre el caso de Ricardo Monreal para darse cuenta de que hemos convertido nuestra democracia en un bodrio. Una desafortunada mezcla entre un reality show y un circo, donde los payasos se arrebatan el poder. Y de paso usan a los ciudadanos como público y comparsa. La semana pasada Monreal era aspirante a la candidatura de Morena a la Presidencia. Nunca supimos cuál era su proyecto, pero él decía que iba a ganar las encuestas. Cosa que obviamente no ocurrió. Pero esta semana, como quien se quita unos calcetines y se pone otros, Monreal se convirtió en breve aspirante a la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, hasta que Sheinbaum lo bajó de la nube y, en su lugar, propuso al súper policía Harfuch como candidato de Morena a dicho cargo. Como premio de consolación, Monreal se tuvo que conformar con el puesto de coordinador de organización y enlace territorial de la campaña de la propia Sheinbaum. Ni siquiera le alcanzó para que lo nombraran coordinador político; ese hueso fue para Adán Augusto López, el mago de los codazos.

Pero Monreal no es el único que trata de salvar su futuro político. ¿Qué tal nuestro simpatiquísimo y, mecha corta, Gerardo Fernández Noroña? Lo sacaron a orearse unas cuantas semanas, mientras hacía la farsa de buscar la candidatura presidencial. Por supuesto no se sacó ni un chiflido en la tómbola de la 4T. Bueno, obtuvo un horroroso tercer lugar. Pero su tremenda actuación como títere del presidente promete traerle varias recompensas. Por lo pronto, en lo que piensan qué hueso darle, ya amenazó con volver a ocupar su curul en la Cámara de Diputados. Listo para seguir haciendo grilla en nombre del PT. Eso si antes el INE y el TEPJF no lo inhabilitan de por vida de la actividad política, luego de haber sido sancionado por cometer violencia política de género. ¿Y ahora quién podrá defenderlo?

Los caprichos de Marcelo

Por supuesto, el premio mayor de consolación debería ser para el siempre abnegado Marcelo Ebrard, quien se volvió a quedar vestido y alborotado con eso de ser candidato a la Presidencia de México. Y como ahora sí anda bien encanijado, ya amenazó que si no se investigan las incidencias que ponen en duda la fiabilidad de las encuestas que truncaron sus aspiraciones, él ya no regresa con Morena. Como quien dice, esa chancla, Marcelo no la vuelve a levantar. Ya mejor se está inventando un nuevo partido o un movimiento político. O algo así.

El caso es que cada lunes, Marcelo aparece ante los medios haciendo algún anuncio que acapara la atención nacional, inclusive la del presidente. Con ello la figura de Sheinbaum, su eterna competidora, queda en las sombras. Se desvanece, cuando ya debería tener todos los reflectores sobre ella. Es la candidata del oficialismo. Y ha costado mucho que llegara hasta ahí. Por supuesto de poco le ayuda la pésima relación que el presidente ha cultivado con los medios y con la prensa a lo largo del sexenio. Mientras eso ocurre, Xóchitl navega por aguas menos turbulentas. Se placea, hace sus payasadas en Tik Tok y, cada vez que la mencionan en la mañanera de Palacio o en las oficinas de Morena, les manda la pedrada de regreso. Por el momento, el tiro de Xóchitl no es con Marcelo ni con Claudia, el tiro es con López Obrador.

Los votos de Marcelo

Es indudable que Marcelo posee una buena clientela de votantes. Muchos son morenistas, algunos arrepentidos. Otros son indecisos, gente lo mismo de derecha que de izquierda, clasemedieros, educados y liberales. Si como se prevé, Marcelo eventualmente rompiera con Morena, se llevaría esos votos con él. ¿A dónde? Lo de un nuevo partido político se ve lejano, pero sí que los podría usar si se lanzara como el candidato de Movimiento Ciudadano. No parece probable que con Movimiento Ciudadano, Marcelo pudiera ganar la elección, pero sí que haría la maldad de debilitar la candidatura de Sheinbaum, sencillamente porque esos votos morenistas ya no serían para ella. En este sentido, un tercer contendiente en la elección, sería una de las mejores cosas que le podrían ocurrir a Xóchitl en su camino en busca del poder.

Y no sólo porque Sheinbaum sería menos competitiva, sino porque un tercero en la pelea, le daría un equilibrio a la elección. Las elecciones entre dos candidatos terminan polarizando al electorado. O se vota por un discurso o se vota por otro. No hay un punto medio. Y si se trata de discursos, el de Morena y la 4T, comparado con el del Frente Amplio, es mucho más poderoso; si no por los resultados obtenidos durante cinco años de gobierno, sí por su narrativa propagandística e ideológica.

Entre candidatos te veas

Todo este circo, en nombre de la democracia, ha servido para que el voto del pueblo se cotice más alto que nunca. A diferencia de otros tiempos, hoy más gente tiene claro que con su voto no sólo está decidiendo quién habrá de llegar al poder, sino cómo será su propio futuro. Tal vez hoy somos más conscientes de temas que simplemente nos importaban muy poco, como la política y las elecciones. Ojalá que con esa consciencia elijamos, no al candidato más “simpático” ni al más disruptivo, sino a aquel que presente un proyecto realista y ordenado. Ah, y también un buen plan financiero; porque pagar la deuda que le heredará este gobierno, va a estar en chino.


Ay la democracia mexicana, siempre con sus siniestras bromas. Ahora resulta que hasta el actor Edurardo Verástegui quería ser presidente. Ya no se diga las excorcholatas, ésos nomás sirvieron para actuar la farsa ordenada desde Palacio. Y como si no hubiera pasado nada, ahora vendrán los premios de consolación; algo tenían que sacar después de tantas maromas y tantos codazos. Aunque Marcelo ya dijo que siempre no, que mejor se inventa su partido o algo que se le parezca. Sea como sea, Marcelo sigue robándole cámaras y reflectores a Claudia Sheinbaum, la reina de las encuestas. ¿Será que la elección del próximo año se disputará entre tres contendientes y no entre dos?

Basta reflexionar sobre el caso de Ricardo Monreal para darse cuenta de que hemos convertido nuestra democracia en un bodrio. Una desafortunada mezcla entre un reality show y un circo, donde los payasos se arrebatan el poder. Y de paso usan a los ciudadanos como público y comparsa. La semana pasada Monreal era aspirante a la candidatura de Morena a la Presidencia. Nunca supimos cuál era su proyecto, pero él decía que iba a ganar las encuestas. Cosa que obviamente no ocurrió. Pero esta semana, como quien se quita unos calcetines y se pone otros, Monreal se convirtió en breve aspirante a la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, hasta que Sheinbaum lo bajó de la nube y, en su lugar, propuso al súper policía Harfuch como candidato de Morena a dicho cargo. Como premio de consolación, Monreal se tuvo que conformar con el puesto de coordinador de organización y enlace territorial de la campaña de la propia Sheinbaum. Ni siquiera le alcanzó para que lo nombraran coordinador político; ese hueso fue para Adán Augusto López, el mago de los codazos.

Pero Monreal no es el único que trata de salvar su futuro político. ¿Qué tal nuestro simpatiquísimo y, mecha corta, Gerardo Fernández Noroña? Lo sacaron a orearse unas cuantas semanas, mientras hacía la farsa de buscar la candidatura presidencial. Por supuesto no se sacó ni un chiflido en la tómbola de la 4T. Bueno, obtuvo un horroroso tercer lugar. Pero su tremenda actuación como títere del presidente promete traerle varias recompensas. Por lo pronto, en lo que piensan qué hueso darle, ya amenazó con volver a ocupar su curul en la Cámara de Diputados. Listo para seguir haciendo grilla en nombre del PT. Eso si antes el INE y el TEPJF no lo inhabilitan de por vida de la actividad política, luego de haber sido sancionado por cometer violencia política de género. ¿Y ahora quién podrá defenderlo?

Los caprichos de Marcelo

Por supuesto, el premio mayor de consolación debería ser para el siempre abnegado Marcelo Ebrard, quien se volvió a quedar vestido y alborotado con eso de ser candidato a la Presidencia de México. Y como ahora sí anda bien encanijado, ya amenazó que si no se investigan las incidencias que ponen en duda la fiabilidad de las encuestas que truncaron sus aspiraciones, él ya no regresa con Morena. Como quien dice, esa chancla, Marcelo no la vuelve a levantar. Ya mejor se está inventando un nuevo partido o un movimiento político. O algo así.

El caso es que cada lunes, Marcelo aparece ante los medios haciendo algún anuncio que acapara la atención nacional, inclusive la del presidente. Con ello la figura de Sheinbaum, su eterna competidora, queda en las sombras. Se desvanece, cuando ya debería tener todos los reflectores sobre ella. Es la candidata del oficialismo. Y ha costado mucho que llegara hasta ahí. Por supuesto de poco le ayuda la pésima relación que el presidente ha cultivado con los medios y con la prensa a lo largo del sexenio. Mientras eso ocurre, Xóchitl navega por aguas menos turbulentas. Se placea, hace sus payasadas en Tik Tok y, cada vez que la mencionan en la mañanera de Palacio o en las oficinas de Morena, les manda la pedrada de regreso. Por el momento, el tiro de Xóchitl no es con Marcelo ni con Claudia, el tiro es con López Obrador.

Los votos de Marcelo

Es indudable que Marcelo posee una buena clientela de votantes. Muchos son morenistas, algunos arrepentidos. Otros son indecisos, gente lo mismo de derecha que de izquierda, clasemedieros, educados y liberales. Si como se prevé, Marcelo eventualmente rompiera con Morena, se llevaría esos votos con él. ¿A dónde? Lo de un nuevo partido político se ve lejano, pero sí que los podría usar si se lanzara como el candidato de Movimiento Ciudadano. No parece probable que con Movimiento Ciudadano, Marcelo pudiera ganar la elección, pero sí que haría la maldad de debilitar la candidatura de Sheinbaum, sencillamente porque esos votos morenistas ya no serían para ella. En este sentido, un tercer contendiente en la elección, sería una de las mejores cosas que le podrían ocurrir a Xóchitl en su camino en busca del poder.

Y no sólo porque Sheinbaum sería menos competitiva, sino porque un tercero en la pelea, le daría un equilibrio a la elección. Las elecciones entre dos candidatos terminan polarizando al electorado. O se vota por un discurso o se vota por otro. No hay un punto medio. Y si se trata de discursos, el de Morena y la 4T, comparado con el del Frente Amplio, es mucho más poderoso; si no por los resultados obtenidos durante cinco años de gobierno, sí por su narrativa propagandística e ideológica.

Entre candidatos te veas

Todo este circo, en nombre de la democracia, ha servido para que el voto del pueblo se cotice más alto que nunca. A diferencia de otros tiempos, hoy más gente tiene claro que con su voto no sólo está decidiendo quién habrá de llegar al poder, sino cómo será su propio futuro. Tal vez hoy somos más conscientes de temas que simplemente nos importaban muy poco, como la política y las elecciones. Ojalá que con esa consciencia elijamos, no al candidato más “simpático” ni al más disruptivo, sino a aquel que presente un proyecto realista y ordenado. Ah, y también un buen plan financiero; porque pagar la deuda que le heredará este gobierno, va a estar en chino.