/ sábado 23 de enero de 2021

La derrota de Churchill

Winston Leonard Spencer Churchill nació en una pequeña planta baja, en el dormitorio más próximo a la entrada principal del palacio de Blenheim, en Oxford-shire, a la una y media de la madrugada del lunes 30 de noviembre de 1874.

Churchill es el hombre de Estado más grande que ha producido la Gran Bretaña. Había llevado a su país a la victoria sobre una de las tiranías más repugnantes que el mundo había visto, el nazismo. Fue un maestro en el arte de pronunciar discursos. Se sabía que Churchill era divertido, irreverente y políticamente incorrecto, incluso para lo que regía en su época.

En cuanto se llega a mar abierto, olvidamos rápidamente con que fuerza nos aferramos al piloto durante la tormenta”

Clement Attle había comprendido que, a pesar de la popularidad de su líder las cosas electoralmente no marchaban bien. En enero y febrero de 1944, el Partido Conservador

(de Churchill) habían perdido sendas elecciones parciales, vencidos por el Partido de la Riqueza Común y los Laboralistas Independientes, lo que hizo que Churchill se sumiera en la melancolía.

En abril de 1945, los conservadores sufrieron una aplastante derrota en las elecciones parciales de Chelmsford, en las que no solo volvió a ganar el candidato izquierdista del Partido por la Riqueza Común, sino que el voto conservador cayó estrepitosamente, ya que se quedó con el 42% de los sufragios, tras haber obtenido el 70% en 1935. A parte de la figura del propio Churchill, los conservadores no tenían nada realmente popular que ofrecer.

Para algunos historiadores lo que pasó es que la mayoría de los británicos se revelaron perfectamente capaces de diferenciar entre el Churchill erigido en magnifico primer ministro del periodo de guerra, en torno del cual se arremolinaron entusiasmados en los mítines electorales que dio en todo el país, y el Churchill reducido a la condición de líder del Partido Conservador, contra el que votaron con total ecuanimidad.

Para la novelista Marie Belloc Lowndes ella considera que los trabajadores habían apoyado a los laboristas por razones totalmente similares a las de épocas pasadas. A su juicio, la orientación del sufragio no tuvo nada que ver con Churchill y si mucha relación, en cambio, con la enconada oposición a las acciones de su gobierno en temas como los de la vivienda, el precio del carbón y el elevadísimo coste de la vida.

El 5 de julio, una vez depositados los votos e iniciando el proceso de recogida y recuento de todas las papeletas emitidas por los militares de los tres ejércitos acantonados en todos los rincones del mundo, cuya duración iba a prolongarse por espacio de tres semanas, Churchill partió a los pirineos, en las inmediaciones del Hendaya, para dedicar unas cortas vacaciones a pintar.

La conferencia de Potsdam se celebró entre los días 17 de julio y 2 de agosto. Churchill sabía que el 25 de julio tenía que regresar a Gran Bretaña, donde le aguardaba el resultado de la elección, y que muy bien podía suceder que en la segunda mitad de la Conferencia ya no ocupara él el cargo de primer ministro. Por ese motivo había acudido al encuentro en compañía de Attle, ya que é sería el sustituto en caso de que se produjera una victoria laborista.

El jueves 26 de julio, a la s diez de la mañana, empezaron a llegar los resultados de las elecciones, Churchill se encontraba sentado en la Sala de Mapas del número 10 Anexo. El capitán Pim iba mostrando los datos en una pantalla, circunscripción por circunscripción. En media hora quedó patente que las cosas no marchaban nada bien Al medio día se hizo evidente que los laboristas iban a barrer. Se instaló de pronto la atmósfera más deprimente que jamás hubiera imaginado, escribe en ese día Marian Holmes, en el despacho estaban todos completamente atónitos.

Los laboristas consiguieron 393 escaños, los conservadores 213, los liberales 12. Los laboristas consiguieron 11.99 millones de votos; los conservadores 9.99 millones de votos; los liberales 2.25 millones y el Partido Comunista 102,800.

Poco después, Winston le escribiría a Attle: “Te deseo el mayor de los éxitos en la gestión de pesada carga que estás a punto de asumir”.

Esa misma tarde, Churchill acudía a palacio para presentar su dimisión. “He visto a Winston a las siete de la tarde, y la verdad es que ha sido una entrevista bastante triste”, anota el rey. “Le he dicho, que, en mi opinión, el pueblo se ha mostrado sumamente ingrato después del espléndido liderazgo que ha permitido ganar la guerra”.

“En cuanto se llega a mar abierto, olvidamos rápidamente con que fuerza nos aferramos al piloto durante la tormenta”.

Para la elaboración de este artículo se consultó: Boris Johnson, El Factor Churchill, Alianza y Andrew Roberts, Churchill la biografía, Ed. Crítica.

Winston Leonard Spencer Churchill nació en una pequeña planta baja, en el dormitorio más próximo a la entrada principal del palacio de Blenheim, en Oxford-shire, a la una y media de la madrugada del lunes 30 de noviembre de 1874.

Churchill es el hombre de Estado más grande que ha producido la Gran Bretaña. Había llevado a su país a la victoria sobre una de las tiranías más repugnantes que el mundo había visto, el nazismo. Fue un maestro en el arte de pronunciar discursos. Se sabía que Churchill era divertido, irreverente y políticamente incorrecto, incluso para lo que regía en su época.

En cuanto se llega a mar abierto, olvidamos rápidamente con que fuerza nos aferramos al piloto durante la tormenta”

Clement Attle había comprendido que, a pesar de la popularidad de su líder las cosas electoralmente no marchaban bien. En enero y febrero de 1944, el Partido Conservador

(de Churchill) habían perdido sendas elecciones parciales, vencidos por el Partido de la Riqueza Común y los Laboralistas Independientes, lo que hizo que Churchill se sumiera en la melancolía.

En abril de 1945, los conservadores sufrieron una aplastante derrota en las elecciones parciales de Chelmsford, en las que no solo volvió a ganar el candidato izquierdista del Partido por la Riqueza Común, sino que el voto conservador cayó estrepitosamente, ya que se quedó con el 42% de los sufragios, tras haber obtenido el 70% en 1935. A parte de la figura del propio Churchill, los conservadores no tenían nada realmente popular que ofrecer.

Para algunos historiadores lo que pasó es que la mayoría de los británicos se revelaron perfectamente capaces de diferenciar entre el Churchill erigido en magnifico primer ministro del periodo de guerra, en torno del cual se arremolinaron entusiasmados en los mítines electorales que dio en todo el país, y el Churchill reducido a la condición de líder del Partido Conservador, contra el que votaron con total ecuanimidad.

Para la novelista Marie Belloc Lowndes ella considera que los trabajadores habían apoyado a los laboristas por razones totalmente similares a las de épocas pasadas. A su juicio, la orientación del sufragio no tuvo nada que ver con Churchill y si mucha relación, en cambio, con la enconada oposición a las acciones de su gobierno en temas como los de la vivienda, el precio del carbón y el elevadísimo coste de la vida.

El 5 de julio, una vez depositados los votos e iniciando el proceso de recogida y recuento de todas las papeletas emitidas por los militares de los tres ejércitos acantonados en todos los rincones del mundo, cuya duración iba a prolongarse por espacio de tres semanas, Churchill partió a los pirineos, en las inmediaciones del Hendaya, para dedicar unas cortas vacaciones a pintar.

La conferencia de Potsdam se celebró entre los días 17 de julio y 2 de agosto. Churchill sabía que el 25 de julio tenía que regresar a Gran Bretaña, donde le aguardaba el resultado de la elección, y que muy bien podía suceder que en la segunda mitad de la Conferencia ya no ocupara él el cargo de primer ministro. Por ese motivo había acudido al encuentro en compañía de Attle, ya que é sería el sustituto en caso de que se produjera una victoria laborista.

El jueves 26 de julio, a la s diez de la mañana, empezaron a llegar los resultados de las elecciones, Churchill se encontraba sentado en la Sala de Mapas del número 10 Anexo. El capitán Pim iba mostrando los datos en una pantalla, circunscripción por circunscripción. En media hora quedó patente que las cosas no marchaban nada bien Al medio día se hizo evidente que los laboristas iban a barrer. Se instaló de pronto la atmósfera más deprimente que jamás hubiera imaginado, escribe en ese día Marian Holmes, en el despacho estaban todos completamente atónitos.

Los laboristas consiguieron 393 escaños, los conservadores 213, los liberales 12. Los laboristas consiguieron 11.99 millones de votos; los conservadores 9.99 millones de votos; los liberales 2.25 millones y el Partido Comunista 102,800.

Poco después, Winston le escribiría a Attle: “Te deseo el mayor de los éxitos en la gestión de pesada carga que estás a punto de asumir”.

Esa misma tarde, Churchill acudía a palacio para presentar su dimisión. “He visto a Winston a las siete de la tarde, y la verdad es que ha sido una entrevista bastante triste”, anota el rey. “Le he dicho, que, en mi opinión, el pueblo se ha mostrado sumamente ingrato después del espléndido liderazgo que ha permitido ganar la guerra”.

“En cuanto se llega a mar abierto, olvidamos rápidamente con que fuerza nos aferramos al piloto durante la tormenta”.

Para la elaboración de este artículo se consultó: Boris Johnson, El Factor Churchill, Alianza y Andrew Roberts, Churchill la biografía, Ed. Crítica.