/ domingo 24 de noviembre de 2019

La cultura del paternalismo presidencial en México

Hoy recordé una anécdota que cuenta mi padre en sus años como trabajador un conocida tienda departamental en Culiacán: Un hombre acudía cotidianamente, se dirigía al pasillo de licores y exclamaba:.. ¡Presidentito hijo de la tiznada! en referencia al presidente de la república como señal de protesta por el aumento de precio en su bebida etílica preferida.

Esta anécdota es ejemplo de una cultura al paternalismo presidencial que padecemos gran parte de los mexicanos. Todo lo bueno y todo lo malo que sucede en el país es acierto y error del mandatario nacional.

Esta costumbre de alabar o descalificar al jefe del ejecutivo tiene un arraigo histórico, herencia de los gobiernos priistas encargados de forjar un liderazgo carismático e imagen imponente en el representativo nacional, estrategia bajo la cual buscaban restarle posibilidad al surgimiento de una oposición política. Se trata de un paternalismo presidencial que continúa vigente en el imaginario de los mexicanos: el presidente debe tener la facultad de solucionar los problemas, sean grandes o pequeños, de un país que se acostumbró a ver en él una figura de poder absoluto.


Sobre esa imagen del líder carismático se finca la forma de acción política de López Obrador, sin embargo, los tiempos han cambiado, la sociedad está mas atenta a lo que acontece diariamente gracias a las diferentes plataformas que funcionan como excelentes vías de acceso a la información en las cuales el ciudadano es capaz de expresar su inconformidad ante las acciones del gabinete presidencial.

Las redes sociales son la plaza pública del siglo XXI, medio de expresión y manifestación política: blogueros; youtubers e influencers han tomado la bandera de oposición ante la 4T, quienes entre verdades y exageraciones logran una importante audiencia; millones de jóvenes con diversas demandas o aspiraciones, alimentan las voces de descontento convirtiéndose en caldo de cultivo en busca de una polarización política que podría poner en aprietos al gobierno de AMLO.

Uno de los acontecimientos políticos que recientemente ha provocado opiniones de inconformidad en el país es el otorgamiento de asilo humanitario al ex presidente boliviano, evento al cual se ha dedicado un importante espacio en los medios; a Evo Morales se le da un trato de celebridad, utilizado para cultivar la imagen de México como un país progresista y protector de las comunidades originarias y el derecho internacional.

El trato y la cobertura que se le ha dado a Evo Morales en México no es visto con buenos ojos por quienes Obrador considera sus adversarios, refiriéndose a ellos usando conceptos desfasados a la época, (constantemente utiliza el término “conservadores” en las acostumbradas conferencias mañaneras para hacer alusión a todo aquel que no coinciden con su ideología política).

La derecha puede aprovechar esta coyuntura política para tomar fuerza, veremos si la 4T, logra mantener legitimidad y confianza de los mexicanos a pesar de estas acciones, en vias de comenzar a construir una buena imagen de quien podría ser el candidato idóneo de Morena rumbo a 2024: Marcelo Ebrard.


Hoy recordé una anécdota que cuenta mi padre en sus años como trabajador un conocida tienda departamental en Culiacán: Un hombre acudía cotidianamente, se dirigía al pasillo de licores y exclamaba:.. ¡Presidentito hijo de la tiznada! en referencia al presidente de la república como señal de protesta por el aumento de precio en su bebida etílica preferida.

Esta anécdota es ejemplo de una cultura al paternalismo presidencial que padecemos gran parte de los mexicanos. Todo lo bueno y todo lo malo que sucede en el país es acierto y error del mandatario nacional.

Esta costumbre de alabar o descalificar al jefe del ejecutivo tiene un arraigo histórico, herencia de los gobiernos priistas encargados de forjar un liderazgo carismático e imagen imponente en el representativo nacional, estrategia bajo la cual buscaban restarle posibilidad al surgimiento de una oposición política. Se trata de un paternalismo presidencial que continúa vigente en el imaginario de los mexicanos: el presidente debe tener la facultad de solucionar los problemas, sean grandes o pequeños, de un país que se acostumbró a ver en él una figura de poder absoluto.


Sobre esa imagen del líder carismático se finca la forma de acción política de López Obrador, sin embargo, los tiempos han cambiado, la sociedad está mas atenta a lo que acontece diariamente gracias a las diferentes plataformas que funcionan como excelentes vías de acceso a la información en las cuales el ciudadano es capaz de expresar su inconformidad ante las acciones del gabinete presidencial.

Las redes sociales son la plaza pública del siglo XXI, medio de expresión y manifestación política: blogueros; youtubers e influencers han tomado la bandera de oposición ante la 4T, quienes entre verdades y exageraciones logran una importante audiencia; millones de jóvenes con diversas demandas o aspiraciones, alimentan las voces de descontento convirtiéndose en caldo de cultivo en busca de una polarización política que podría poner en aprietos al gobierno de AMLO.

Uno de los acontecimientos políticos que recientemente ha provocado opiniones de inconformidad en el país es el otorgamiento de asilo humanitario al ex presidente boliviano, evento al cual se ha dedicado un importante espacio en los medios; a Evo Morales se le da un trato de celebridad, utilizado para cultivar la imagen de México como un país progresista y protector de las comunidades originarias y el derecho internacional.

El trato y la cobertura que se le ha dado a Evo Morales en México no es visto con buenos ojos por quienes Obrador considera sus adversarios, refiriéndose a ellos usando conceptos desfasados a la época, (constantemente utiliza el término “conservadores” en las acostumbradas conferencias mañaneras para hacer alusión a todo aquel que no coinciden con su ideología política).

La derecha puede aprovechar esta coyuntura política para tomar fuerza, veremos si la 4T, logra mantener legitimidad y confianza de los mexicanos a pesar de estas acciones, en vias de comenzar a construir una buena imagen de quien podría ser el candidato idóneo de Morena rumbo a 2024: Marcelo Ebrard.