/ lunes 28 de septiembre de 2020

Inseguridad: El enemigo está en casa

La reciente detención y consignación de dos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán que fueron sorprendidos por agentes de la Guardia Nacional cuando llevaban secuestrado a un joven en Tepuche no es más que la confirmación de que algunos (o muchos) policías municipales trabajan para el crimen organizado.

La vox populi no se equivoca y desde siempre se ha sabido que integrantes de la mayoría de las corporaciones policiacas, principalmente las municipales e investigadoras, están metidos hasta las manitas con los grupos de narcos que operan en la ciudad.

De otra forma no se puede explicar cómo es posible que comandos de gatilleros deambulen a lo largo y ancho de Culiacán, y que la policía municipal, la primera responsable de prevenir e inhibir las acciones violentas, no los vea cuando pasan frente a sus narices.

La madrugada del pasado 24 de septiembre, los agentes preventivos Evaristo, Gilberto y un civil identificado como José Antonio, fueron sorprendidos por policías estatales y Guardia Nacional en una patrulla de la corporación, cuando circulaban por un camino cercano a la comunidad de Caminaguato, sindicatura de Tepuche, al norte de Culiacán.

Durante la inspección realizada a la unidad oficial, los policías buenos identificaron la presencia de 2 civiles, siendo uno de ellos José Antonio y el segundo una persona golpeada y amordazada, presuntamente privada de su libertad días antes, por lo que el personal de policía municipal de Culiacán y los civiles fueron asegurados.

En esa acción quedó claro que los dos policías municipales “colaboraban” con el presunto gatillero en el traslado e interrogatorio del joven levantado, y a quien supuestamente llevaban ya para el matadero.

Fuentes policiacas revelaron que durante la detención, otros elementos municipales a bordo de otras dos patrullas lograron huir del lugar.

También revelaron que en fechas recientes no es la primera vez que elementos de la policía municipal, cuyo jefe es Óscar Güinto Marmolejo, se han visto involucrados en actividades presuntamente ilícitas.

Contaron que la madrugada del pasado 10 de septiembre, elementos de la Policía Estatal Preventiva recibieron el reporte de una bodega donde se hallaba un cargamento de droga empaquetada en la colonias Las Quintas.

Cuando los elementos llegaron al lugar para verificar el reporte, observaron que del sitio salieron a toda prisa por lo menos dos patrullas con elementos de la policía municipal.

Los estatales iniciaron la persecución y los municipales fueron “atorados” sobre el malecón viejo, cerca del zoológico.

Allí en ese lugar, los agentes de ambas corporaciones se pusieron los rifles de punta, pero hubo la orden de “arriba” para que dejaran ir a los municipales.

No obstante, los estatales persiguieron a los policías municipales hasta que estos últimos se refugiaron en las mismas instalaciones de la SSPyTM, allá en Bachigualato.

Momentos después, los estatales recibieron otro reporte de que un grupo armado descargaba un tráiler cargado con mariguana en las inmediaciones del aeropuerto. Acudieron al lugar y lograron asegurar un tráiler que contenía 3 toneladas de mota empaquetada.

La colusión narcos-policías no es nada nuevo. Su origen reciente, de las últimas dos décadas, despuntó en el sexenio del entonces gobernador Juan S. Millán. En su gobierno quedó en evidencia la protección que brindaban sus policías a narcos del Cártel de Sinaloa y al Cártel de Juárez. Y desde ese sexenio la corrupción policiaca anido y se reprodujo gobierno tras gobierno.

Si realmente el Gobierno de Sinaloa y el Gobierno municipal de Culiacán desean, quieren y tienen interés y voluntad de combatir la inseguridad en Sinaloa, principalmente en Culiacán, lo primero que tendrían que hacer es ya darle una buena sacudida a la corrupción en las corporaciones policiacas, principalmente municipales.

Si no, pronto veremos más capítulos como los registrados en Tepuche.

La reciente detención y consignación de dos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán que fueron sorprendidos por agentes de la Guardia Nacional cuando llevaban secuestrado a un joven en Tepuche no es más que la confirmación de que algunos (o muchos) policías municipales trabajan para el crimen organizado.

La vox populi no se equivoca y desde siempre se ha sabido que integrantes de la mayoría de las corporaciones policiacas, principalmente las municipales e investigadoras, están metidos hasta las manitas con los grupos de narcos que operan en la ciudad.

De otra forma no se puede explicar cómo es posible que comandos de gatilleros deambulen a lo largo y ancho de Culiacán, y que la policía municipal, la primera responsable de prevenir e inhibir las acciones violentas, no los vea cuando pasan frente a sus narices.

La madrugada del pasado 24 de septiembre, los agentes preventivos Evaristo, Gilberto y un civil identificado como José Antonio, fueron sorprendidos por policías estatales y Guardia Nacional en una patrulla de la corporación, cuando circulaban por un camino cercano a la comunidad de Caminaguato, sindicatura de Tepuche, al norte de Culiacán.

Durante la inspección realizada a la unidad oficial, los policías buenos identificaron la presencia de 2 civiles, siendo uno de ellos José Antonio y el segundo una persona golpeada y amordazada, presuntamente privada de su libertad días antes, por lo que el personal de policía municipal de Culiacán y los civiles fueron asegurados.

En esa acción quedó claro que los dos policías municipales “colaboraban” con el presunto gatillero en el traslado e interrogatorio del joven levantado, y a quien supuestamente llevaban ya para el matadero.

Fuentes policiacas revelaron que durante la detención, otros elementos municipales a bordo de otras dos patrullas lograron huir del lugar.

También revelaron que en fechas recientes no es la primera vez que elementos de la policía municipal, cuyo jefe es Óscar Güinto Marmolejo, se han visto involucrados en actividades presuntamente ilícitas.

Contaron que la madrugada del pasado 10 de septiembre, elementos de la Policía Estatal Preventiva recibieron el reporte de una bodega donde se hallaba un cargamento de droga empaquetada en la colonias Las Quintas.

Cuando los elementos llegaron al lugar para verificar el reporte, observaron que del sitio salieron a toda prisa por lo menos dos patrullas con elementos de la policía municipal.

Los estatales iniciaron la persecución y los municipales fueron “atorados” sobre el malecón viejo, cerca del zoológico.

Allí en ese lugar, los agentes de ambas corporaciones se pusieron los rifles de punta, pero hubo la orden de “arriba” para que dejaran ir a los municipales.

No obstante, los estatales persiguieron a los policías municipales hasta que estos últimos se refugiaron en las mismas instalaciones de la SSPyTM, allá en Bachigualato.

Momentos después, los estatales recibieron otro reporte de que un grupo armado descargaba un tráiler cargado con mariguana en las inmediaciones del aeropuerto. Acudieron al lugar y lograron asegurar un tráiler que contenía 3 toneladas de mota empaquetada.

La colusión narcos-policías no es nada nuevo. Su origen reciente, de las últimas dos décadas, despuntó en el sexenio del entonces gobernador Juan S. Millán. En su gobierno quedó en evidencia la protección que brindaban sus policías a narcos del Cártel de Sinaloa y al Cártel de Juárez. Y desde ese sexenio la corrupción policiaca anido y se reprodujo gobierno tras gobierno.

Si realmente el Gobierno de Sinaloa y el Gobierno municipal de Culiacán desean, quieren y tienen interés y voluntad de combatir la inseguridad en Sinaloa, principalmente en Culiacán, lo primero que tendrían que hacer es ya darle una buena sacudida a la corrupción en las corporaciones policiacas, principalmente municipales.

Si no, pronto veremos más capítulos como los registrados en Tepuche.