/ jueves 27 de agosto de 2020

Infodemia durante la pandemia

La infodemia se puede considerar como un exceso o abundancia de información, en algunos casos es verídica y precisa, lamentablemente, en otros casos no es así. Debido a la pandemia nos surgen muchas dudas y es difícil encontrar fuentes confiables que nos puedan servir como guía. Esto puede causar problemas en la salud pública debido a que muchos necesitamos saber cosas como ¿qué es SARS-CoV2? ¿qué es Covid-19? ¿qué acciones tomar para protegernos? ¿cómo podemos tratarnos?, entre otras cosas que también nos pueden llevar a pensar en teorías de conspiración, como la de que si la enfermedad existe o es un invento de alguna mente perversa.

Estas teorías funcionan porque en momentos de ansiedad e incertidumbre nos dan consuelo y explicaciones a temas que en la ciencia aún se revisan. La necesidad de respuestas nubla el juicio y no nos permite verificar las fuentes para ser objetivos. Las teorías de conspiración y la desinformación no son obra de la casualidad; existen intereses financieros, ganancia política y manipulación experimental de tras de todo esto y han sido identificados por Claire Wardle (cofundadora y directora de FirstDraft). Para muestra basta un botón; un informe del Centro para la Lucha contra el Odio Digital reportó que algunas empresas de suplementos nutricionales y de bienestar respaldan y se benefician directamente de las campañas contra las vacunas. También se ha observado que los contenidos con información anti-vacunación alcanzan millones de seguidores en línea; dichos contenidos son mantenidos deliberadamente por empresas líderes de las redes sociales, generando ingresos multimillonarios por publicidad.

En un momento como el que vivimos, la infodemia agrava la situación, las redes sociales distribuyen la información a la velocidad de un click. El fácil acceso a los dispositivos móviles, internet y redes sociales favorece la propagación de la información real y en ocasiones falsa. La información que circula en medios es diversa y puede ser desde la venta para resolver la caída del cabello, un tratamiento contra el cáncer o curas para la infección por coronavirus. La información errónea se puede propagar y alcanzar a más personas de las que ha alcanzado el SARS-CoV2, complicando más la respuesta a la emergencia de la pandemia.

La infodemia puede dificultar que el personal de salud y las personas que toman las decisiones encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando se necesitan. Puede causar ansiedad, depresión, agobio y agotamiento emocional en las personas. Un exceso de información también puede retrasar el tiempo para analizar a fondo los datos científicos que ayuden a encontrar un fármaco o una vacuna.

La Organización Mundial para la Salud menciona que “le preocupa que cuando los usuarios busquen el término coronavirus en Amazon, aparezcan listados de mascarillas y potenciadores de vitamina C. La vitamina C ha sido catalogada como una de las curas falsas para el coronavirus”.

En este sentido, organizaciones como la OMS, han tomado algunas medidas tales como la formación de una Red de Información sobre Epidemias que tiene por objeto dar a todos el acceso a orientación e información correcta, oportuna y fácil de entender. La OMS también menciona que establecerá colaboraciones para la elaboración de recursos para la comprobación de los hechos y la gestión de la desinformación, la medición y el análisis de la infodemia, la síntesis de los datos científicos, la traducción de los conocimientos, la comunicación de riesgos y la participación comunitaria entre otros.

Algunas empresas de redes sociales ya han tomado algunas medidas para eliminar noticias falsas y favorecer información real y precisa. Por ejemplo, Facebook y Twitter han borrado la publicación de un jefe de Estado que afirmaba falsamente que un medicamento estaba funcionando contra el coronavirus.

La infodemia no se puede eliminar ni dejará de existir, lo que sí podemos hacer es administrarla y atenderla. Es nuestra responsabilidad y obligación verificar las noticias que compartimos, podemos causar la pérdida de vidas o empeorar la condición de algún enfermo. Afortunadamente existe mucha información, debemos informarnos en fuentes seguras y confiables como las páginas de instituciones académicas y de salud. Todos los días aprendemos y es necesario estar bien informado. La información puede salvar vidas en momentos en los que la pandemia está evolucionando.

“No solo estamos luchando contra una pandemia; estamos luchando contra una infodemia ” (Tedros Adhanom Ghebreyesus - Director General de la OMS).

La infodemia se puede considerar como un exceso o abundancia de información, en algunos casos es verídica y precisa, lamentablemente, en otros casos no es así. Debido a la pandemia nos surgen muchas dudas y es difícil encontrar fuentes confiables que nos puedan servir como guía. Esto puede causar problemas en la salud pública debido a que muchos necesitamos saber cosas como ¿qué es SARS-CoV2? ¿qué es Covid-19? ¿qué acciones tomar para protegernos? ¿cómo podemos tratarnos?, entre otras cosas que también nos pueden llevar a pensar en teorías de conspiración, como la de que si la enfermedad existe o es un invento de alguna mente perversa.

Estas teorías funcionan porque en momentos de ansiedad e incertidumbre nos dan consuelo y explicaciones a temas que en la ciencia aún se revisan. La necesidad de respuestas nubla el juicio y no nos permite verificar las fuentes para ser objetivos. Las teorías de conspiración y la desinformación no son obra de la casualidad; existen intereses financieros, ganancia política y manipulación experimental de tras de todo esto y han sido identificados por Claire Wardle (cofundadora y directora de FirstDraft). Para muestra basta un botón; un informe del Centro para la Lucha contra el Odio Digital reportó que algunas empresas de suplementos nutricionales y de bienestar respaldan y se benefician directamente de las campañas contra las vacunas. También se ha observado que los contenidos con información anti-vacunación alcanzan millones de seguidores en línea; dichos contenidos son mantenidos deliberadamente por empresas líderes de las redes sociales, generando ingresos multimillonarios por publicidad.

En un momento como el que vivimos, la infodemia agrava la situación, las redes sociales distribuyen la información a la velocidad de un click. El fácil acceso a los dispositivos móviles, internet y redes sociales favorece la propagación de la información real y en ocasiones falsa. La información que circula en medios es diversa y puede ser desde la venta para resolver la caída del cabello, un tratamiento contra el cáncer o curas para la infección por coronavirus. La información errónea se puede propagar y alcanzar a más personas de las que ha alcanzado el SARS-CoV2, complicando más la respuesta a la emergencia de la pandemia.

La infodemia puede dificultar que el personal de salud y las personas que toman las decisiones encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando se necesitan. Puede causar ansiedad, depresión, agobio y agotamiento emocional en las personas. Un exceso de información también puede retrasar el tiempo para analizar a fondo los datos científicos que ayuden a encontrar un fármaco o una vacuna.

La Organización Mundial para la Salud menciona que “le preocupa que cuando los usuarios busquen el término coronavirus en Amazon, aparezcan listados de mascarillas y potenciadores de vitamina C. La vitamina C ha sido catalogada como una de las curas falsas para el coronavirus”.

En este sentido, organizaciones como la OMS, han tomado algunas medidas tales como la formación de una Red de Información sobre Epidemias que tiene por objeto dar a todos el acceso a orientación e información correcta, oportuna y fácil de entender. La OMS también menciona que establecerá colaboraciones para la elaboración de recursos para la comprobación de los hechos y la gestión de la desinformación, la medición y el análisis de la infodemia, la síntesis de los datos científicos, la traducción de los conocimientos, la comunicación de riesgos y la participación comunitaria entre otros.

Algunas empresas de redes sociales ya han tomado algunas medidas para eliminar noticias falsas y favorecer información real y precisa. Por ejemplo, Facebook y Twitter han borrado la publicación de un jefe de Estado que afirmaba falsamente que un medicamento estaba funcionando contra el coronavirus.

La infodemia no se puede eliminar ni dejará de existir, lo que sí podemos hacer es administrarla y atenderla. Es nuestra responsabilidad y obligación verificar las noticias que compartimos, podemos causar la pérdida de vidas o empeorar la condición de algún enfermo. Afortunadamente existe mucha información, debemos informarnos en fuentes seguras y confiables como las páginas de instituciones académicas y de salud. Todos los días aprendemos y es necesario estar bien informado. La información puede salvar vidas en momentos en los que la pandemia está evolucionando.

“No solo estamos luchando contra una pandemia; estamos luchando contra una infodemia ” (Tedros Adhanom Ghebreyesus - Director General de la OMS).