/ miércoles 13 de noviembre de 2019

Entre la llanura y el muro (En el país de las sombras espectrales)

Nadie quiere que a alguien le pase nada en el país de las sombras espectrales, a no ser que le haya pasado con o sin violación a los derechos humanos, sepultando a las madres con sus hijos y quedarle a los viudos una orfandad ejecutada y quemada en los huesos cardios del corazón y de la memoria en esas llanuras como arrugas alisadas por los vientos, las voces, las oquedades y los ecos.

La familia LeBarón, como cualquier otra familia en el terrorífico-territorio nacional, fue sitiada y ejecutada para dejar lo que dejaron de ella: las mujeres y los niñ@s, no como en el viejo oeste, pero sí con la violencia criminal de los años pasados con los años presentes.

El ensimismamiento del Presidente está siéndose y haciéndose con el encimamiento de Durazo como para reaccionar entre la indignación presidencial y la simulación de la seguridad nacional.

Encimado o no, al Estado Obrador, debe quitarse de encima a Durazo, restablecer la relación con el Movimiento por la Paz con Javier Sicilia, así con el EZLN y Los Caracoles, poner en su lugar a las secretarías de Gobierno (y) de Relaciones Exteriores, y que los morenistas se dejen de comportar como prianistasperredistas antes de que desaparezca MoReNa como base social y pase a serse y hacerse un partido con la identidad y la pertenencia de una ideología en la base de la corrupción y la impunidad electoral de l@s monrealistas y l@s delgados, de l@s lujanian@s y los polevnskyan@s: l@s grill@s y l@s cangrej@s dan para el mismo comal y el mismo balde y el mismo poder rebosante para “primero los pobres.”

Como para imaginarse críticamente de este lado al otro lado, el triángulo dorado, es un mito(te) desmitificado y desmitoteado por los propios narcosicarios, los militares y Durazo con el Culiacanazo como para que los hombres que suben y que bajan de allá no son los campesinos sino los hombres políticos-gobernantes, empresarios-militares y narcosicarios, a lo que los gobernadores de Sinaloa, Sonora y Chihuahua se quejan de los periodistas porque se apendejan con los narcosicarios.

Byung-Chul Han, Sobre el poder:

“El acontecimiento del poder no se agota en el intento de vencer la resistencia o de forzar a una obediencia. El poder no tiene por qué asumir la forma de una coerción. Lo que atestigua el hecho de que se forje una voluntad adversa que se enfrente al soberano es justo la debilidad de su poder. Cuanto más poderoso sea el poder, con más sigilo opera. Cuando tiene que hacer expresamente hincapié en sí mismo, ya está debilitado. El poder tampoco consiste en la ‘neutralización de la voluntad’. La neutralización de la voluntad consiste en que, en vista de que en el lado del súbdito existe un declive de poder, ni siquiera se llega al forjamiento de una voluntad propia, pues el súbdito tiene que amoldarse de todas formas a la voluntad del soberano. El soberano lo dirige cuando debe elegir las posibilidades de su acción. Pero también hay formas de poder que van más allá de esta ‘neutralización’ de la voluntad”.

El Estado Obrador, entre la llanura y el muro, contra la pared, a plata o a plomo, más los balazos que los abrazos, el país de las sombras espectrales llegándole a los aparejos las llamas por más que los gobernadores miren pa’ otro lado: el Quirino, la Pavlovich y el Corral, en lo que los muertos, los desaparecidos y los desplazados ven y velan por sí mismos la vida de los suyos, mientras que nosotros y los otros, los demás y la gente estamos preparándonos para la grandes comilonas con los rellenos recalentados de nuestras miserias existenciales, esperando el año nuevo con las balaceras al mundo de arriba, al cielo de en medio y a la tierra de abajo, reesperando, en la recargas y en las descargas, no ser encontrado por una bala perdida.

El poder es a todo modo el poder (de y para) joder:

A 30 años del muro de Berlín, otros muros, otros cuerpos y otras voces ante los muros levantados y reforzados con el nacionalismo de adentro hacia afuera: el muro de USA-Trump con el traspatio de México y el muro de Israel con la franja de Gaza-Palestina, donde la independencia y la soberanía son una valija diplomática desvalijada con sistemas de vigilancia, tratos y maltratos, vejaciones y violaciones: acumulación y desposesión de la dignidad humana.

Tal vez sí o quizás no, del orden y el tiempo: el materialismo imaginario y el imaginario crítico, el optimismo y el pesimismo crítico, la biopolítica, no ayuden demasiado como para saber, sentir y conocer que la vida/esta es la misma y es la diferente, estando en ella como estamos nosotros y los otros, los demás y la gente con el miedo razonable de estar en una irracionalidad en que lo real social es tan mejor o es tan peor que la realidad virtual real que es la extensión-tensión de la normalización en que morir en manos de alguien no es para que nadie sienta nada, acaso ese desdén por querer conservar lo que hace tiempo se perdió: la sensibilidad en los huesos cardios del corazón y de la memoria.

La lógica, oligofrénica, extraterritorial y militar de Trump con la lógica de la independencia y la soberanía territorial del Estado Obrador, es todavía un asunto y un problema que nunca han sido saldado sino asaltado: el discurso discurrente está latente, líquidamente, no liquidado, sanguinolento desde todas sus fuentes históricas, y si los narcosicarios pasan a terroristas aunque siempre lo han sido, el Culiacanazo tuvo y tiene sus fans a favor y en contra, lo de la familia LeBarón hubo una intelectual de la Algarabía estúpida que le complació lo que le paso a la familia, a lo que siempre vamos y regresamos: a nosotros y a los otros, a los demás y a la gente con las benditas y estúpidas redes sociales donde hay una clase de hombres y de mujeres como machos-mamarrachos y hembras-mamarrachas que intelectualmente les sale lo racista con más odio que amor, con joterías y puterías en el país de las sombras espectrales, de más balazos que abrazos, por siempre.

Nadie quiere que a alguien le pase nada en el país de las sombras espectrales, a no ser que le haya pasado con o sin violación a los derechos humanos, sepultando a las madres con sus hijos y quedarle a los viudos una orfandad ejecutada y quemada en los huesos cardios del corazón y de la memoria en esas llanuras como arrugas alisadas por los vientos, las voces, las oquedades y los ecos.

La familia LeBarón, como cualquier otra familia en el terrorífico-territorio nacional, fue sitiada y ejecutada para dejar lo que dejaron de ella: las mujeres y los niñ@s, no como en el viejo oeste, pero sí con la violencia criminal de los años pasados con los años presentes.

El ensimismamiento del Presidente está siéndose y haciéndose con el encimamiento de Durazo como para reaccionar entre la indignación presidencial y la simulación de la seguridad nacional.

Encimado o no, al Estado Obrador, debe quitarse de encima a Durazo, restablecer la relación con el Movimiento por la Paz con Javier Sicilia, así con el EZLN y Los Caracoles, poner en su lugar a las secretarías de Gobierno (y) de Relaciones Exteriores, y que los morenistas se dejen de comportar como prianistasperredistas antes de que desaparezca MoReNa como base social y pase a serse y hacerse un partido con la identidad y la pertenencia de una ideología en la base de la corrupción y la impunidad electoral de l@s monrealistas y l@s delgados, de l@s lujanian@s y los polevnskyan@s: l@s grill@s y l@s cangrej@s dan para el mismo comal y el mismo balde y el mismo poder rebosante para “primero los pobres.”

Como para imaginarse críticamente de este lado al otro lado, el triángulo dorado, es un mito(te) desmitificado y desmitoteado por los propios narcosicarios, los militares y Durazo con el Culiacanazo como para que los hombres que suben y que bajan de allá no son los campesinos sino los hombres políticos-gobernantes, empresarios-militares y narcosicarios, a lo que los gobernadores de Sinaloa, Sonora y Chihuahua se quejan de los periodistas porque se apendejan con los narcosicarios.

Byung-Chul Han, Sobre el poder:

“El acontecimiento del poder no se agota en el intento de vencer la resistencia o de forzar a una obediencia. El poder no tiene por qué asumir la forma de una coerción. Lo que atestigua el hecho de que se forje una voluntad adversa que se enfrente al soberano es justo la debilidad de su poder. Cuanto más poderoso sea el poder, con más sigilo opera. Cuando tiene que hacer expresamente hincapié en sí mismo, ya está debilitado. El poder tampoco consiste en la ‘neutralización de la voluntad’. La neutralización de la voluntad consiste en que, en vista de que en el lado del súbdito existe un declive de poder, ni siquiera se llega al forjamiento de una voluntad propia, pues el súbdito tiene que amoldarse de todas formas a la voluntad del soberano. El soberano lo dirige cuando debe elegir las posibilidades de su acción. Pero también hay formas de poder que van más allá de esta ‘neutralización’ de la voluntad”.

El Estado Obrador, entre la llanura y el muro, contra la pared, a plata o a plomo, más los balazos que los abrazos, el país de las sombras espectrales llegándole a los aparejos las llamas por más que los gobernadores miren pa’ otro lado: el Quirino, la Pavlovich y el Corral, en lo que los muertos, los desaparecidos y los desplazados ven y velan por sí mismos la vida de los suyos, mientras que nosotros y los otros, los demás y la gente estamos preparándonos para la grandes comilonas con los rellenos recalentados de nuestras miserias existenciales, esperando el año nuevo con las balaceras al mundo de arriba, al cielo de en medio y a la tierra de abajo, reesperando, en la recargas y en las descargas, no ser encontrado por una bala perdida.

El poder es a todo modo el poder (de y para) joder:

A 30 años del muro de Berlín, otros muros, otros cuerpos y otras voces ante los muros levantados y reforzados con el nacionalismo de adentro hacia afuera: el muro de USA-Trump con el traspatio de México y el muro de Israel con la franja de Gaza-Palestina, donde la independencia y la soberanía son una valija diplomática desvalijada con sistemas de vigilancia, tratos y maltratos, vejaciones y violaciones: acumulación y desposesión de la dignidad humana.

Tal vez sí o quizás no, del orden y el tiempo: el materialismo imaginario y el imaginario crítico, el optimismo y el pesimismo crítico, la biopolítica, no ayuden demasiado como para saber, sentir y conocer que la vida/esta es la misma y es la diferente, estando en ella como estamos nosotros y los otros, los demás y la gente con el miedo razonable de estar en una irracionalidad en que lo real social es tan mejor o es tan peor que la realidad virtual real que es la extensión-tensión de la normalización en que morir en manos de alguien no es para que nadie sienta nada, acaso ese desdén por querer conservar lo que hace tiempo se perdió: la sensibilidad en los huesos cardios del corazón y de la memoria.

La lógica, oligofrénica, extraterritorial y militar de Trump con la lógica de la independencia y la soberanía territorial del Estado Obrador, es todavía un asunto y un problema que nunca han sido saldado sino asaltado: el discurso discurrente está latente, líquidamente, no liquidado, sanguinolento desde todas sus fuentes históricas, y si los narcosicarios pasan a terroristas aunque siempre lo han sido, el Culiacanazo tuvo y tiene sus fans a favor y en contra, lo de la familia LeBarón hubo una intelectual de la Algarabía estúpida que le complació lo que le paso a la familia, a lo que siempre vamos y regresamos: a nosotros y a los otros, a los demás y a la gente con las benditas y estúpidas redes sociales donde hay una clase de hombres y de mujeres como machos-mamarrachos y hembras-mamarrachas que intelectualmente les sale lo racista con más odio que amor, con joterías y puterías en el país de las sombras espectrales, de más balazos que abrazos, por siempre.

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