/ sábado 8 de agosto de 2020

Enfermeros, en el campo de batalla

"Los sentimientos se diluyen en palabras; deberían destilarse acciones que aporten resultados. “

-F. Nightingale

Sabemos que hay carreras profesionales que demandan más actividad física e intelectual que otras, de igual manera, el trabajo analítico/mental.

Ejercer una carrera con la dedicación que demanda un esfuerzo tanto físico como mental, definitivamente, no es una tarea fácil. Me refiero, particularmente, a las enfermeras y a los enfermeros.

El presente análisis, es un humilde pero muy sentido homenaje, a cada uno de ustedes.

Proveer de un cuidado eficiente y de calidad es función esencial en el ámbito de la enfermería. Poseen un entrenamiento en el trato y cuidados que recibe el paciente, y está en comunicación permanente no solo con él, con los médicos de cabecera y los familiares; que muchas veces funciona como mero enlace entre las partes.

La enfermera y el enfermero es quien asiste al Médico y al paciente, sin embargo, son muchas las veces que fungen como portadores de las noticias del diagnóstico que el familiar ansía por escuchar, aunque estas no sean buenas. Son quienes echan mano de sus recursos y habilidades de psicología para poder ser asertivos en lo que tienen que comunicar. Tienen tacto, tienen cordura, tienen paciencia, empatía, sensatez y humanidad para cada uno de sus pacientes, al brindar sus servicios.

Es sobre los enfermeros en donde recae el grueso del trabajo que se realiza en los hospitales (según la Organización Mundial de la Salud ronda en el 80% del cuidado y atenciones que recibe el paciente por parte del personal de enfermería).

Ustedes, enfermeros y enfermeras, merecen un desfile, un monumento, así como el día nacional conmemorativo en su honor. Pero no solo eso, merecen mejores condiciones en materia de equipos de seguridad para ejercer sus funciones, merecen mejores sueldos; ustedes asisten la vida, la cuidan, la protegen y pertenecen al reducido número de sectores imprescindibles para el funcionamiento de una sociedad en sanidad. ¡Es por demás virtuosa su función!

¡Perdón, por tenerlos al frente de la guerra sin equipos ni armas adecuadas!

¡Perdón, por todos aquellos que les agredieron arrojándoles cloro y la taza de café sobre sus ropas y el cuerpo, con desprecio! Esos mexicanos están aturdidos por la desinformación e ignorancia, y el miedo.

¡Perdón, por el letargo y el magro apoyo que han recibido, por tenerlos así en las condiciones lamentables para poder ejercer su profesión como es debido!

¡Perdón, por las respuestas bofas y el naufragio, sin estrategia ni oportunidad! Eso, no nos representa a los mexicanos.

¡Perdón, de corazón! Los mexicanos los queremos, y mucho. Apreciamos y valoramos tan loable labor que desempeñan en el campo de batalla.

Cuando tomemos un respiro de toda esta tragedia que nos prevalece, deberemos trabajar en definir y delinear propuestas de líneas de acción para presentarlas a nuestras autoridades.

El personal de enfermería tiene injerencia total y absoluta para poder contribuir en las propuestas que deberán hacerse en materia de investigación y desarrollo de modelos que innoven las actividades de prestación de los cuidados, haciendo patente la validación de esquemas eficientes con operación diligente y eficaz. Es decir, pueden aportar en el planteamiento para una reconfiguración de políticas públicas.

Es tiempo de reducir la brecha entre el sector de enfermería y las autoridades para evitar las dificultades a la hora de trasmitir y trasladar el mensaje a los responsables de formular las políticas y que puedan ser hechas como -un traje a la medida- y no palabras bosquejadas en una mera obsolescencia.

Es tiempo de cambiar la forma de hacer las cosas de como las hemos venido haciendo en el pasado. ¡Esta realidad nos los esta diciendo a gritos!

Lo anterior, se consigue en función del diagnóstico de los actores principales del campo de la salud: los enfermeros. Así como la detección de las áreas de oportunidad que se dejaron ver –y que se siguen viendo- en esta fase pandémica en la que nos encontramos.

Verdaderamente, necesitamos converger, tanto gobierno como profesionales de la salud y sociedad.

Y no estoy hablando de supuestos o de algún mero ejercicio hipotético, como los que se plantean en una aula académica, estoy hablando del presente.

La pandemia vino a hacernos un llamado de atención escandaloso –y, por demás doloroso- de lo que nos falta por revisar, analizar, por valorar, crear, por desarrollar para mejorar, por implementar. Es de público conocimiento las dificultades existentes en el sector salud, que van desde carencias en materiales quirúrgicos, hasta de gestión y seguimiento en tratamientos médicos y aprovisionamiento de medicamentos, y otros más.

La ineficiencia nos está saliendo cara, pues nos está cobrando la factura más alta que se pueda pagar: las vidas humanas.

Solamente juntos podremos encontrar las soluciones. Necesitamos buscar empujar tan urgentes cambios estructurales en materia de políticas públicas, de la planificación para poder prevenir y controlar, de la gestión y la reformulación en un nivel sistémico e integral, así como del designio de un presupuesto robusto al rubro de la salud.

Confío, en que los cambios buscados resultarán de todo esto, para fortalecernos en personal capacitado, instalaciones, equipo y tecnologías, y poder hacer frente a cualquier embate en la materia que se nos presente.

¡Muchas gracias, enfermeras y enfermeros!




"Los sentimientos se diluyen en palabras; deberían destilarse acciones que aporten resultados. “

-F. Nightingale

Sabemos que hay carreras profesionales que demandan más actividad física e intelectual que otras, de igual manera, el trabajo analítico/mental.

Ejercer una carrera con la dedicación que demanda un esfuerzo tanto físico como mental, definitivamente, no es una tarea fácil. Me refiero, particularmente, a las enfermeras y a los enfermeros.

El presente análisis, es un humilde pero muy sentido homenaje, a cada uno de ustedes.

Proveer de un cuidado eficiente y de calidad es función esencial en el ámbito de la enfermería. Poseen un entrenamiento en el trato y cuidados que recibe el paciente, y está en comunicación permanente no solo con él, con los médicos de cabecera y los familiares; que muchas veces funciona como mero enlace entre las partes.

La enfermera y el enfermero es quien asiste al Médico y al paciente, sin embargo, son muchas las veces que fungen como portadores de las noticias del diagnóstico que el familiar ansía por escuchar, aunque estas no sean buenas. Son quienes echan mano de sus recursos y habilidades de psicología para poder ser asertivos en lo que tienen que comunicar. Tienen tacto, tienen cordura, tienen paciencia, empatía, sensatez y humanidad para cada uno de sus pacientes, al brindar sus servicios.

Es sobre los enfermeros en donde recae el grueso del trabajo que se realiza en los hospitales (según la Organización Mundial de la Salud ronda en el 80% del cuidado y atenciones que recibe el paciente por parte del personal de enfermería).

Ustedes, enfermeros y enfermeras, merecen un desfile, un monumento, así como el día nacional conmemorativo en su honor. Pero no solo eso, merecen mejores condiciones en materia de equipos de seguridad para ejercer sus funciones, merecen mejores sueldos; ustedes asisten la vida, la cuidan, la protegen y pertenecen al reducido número de sectores imprescindibles para el funcionamiento de una sociedad en sanidad. ¡Es por demás virtuosa su función!

¡Perdón, por tenerlos al frente de la guerra sin equipos ni armas adecuadas!

¡Perdón, por todos aquellos que les agredieron arrojándoles cloro y la taza de café sobre sus ropas y el cuerpo, con desprecio! Esos mexicanos están aturdidos por la desinformación e ignorancia, y el miedo.

¡Perdón, por el letargo y el magro apoyo que han recibido, por tenerlos así en las condiciones lamentables para poder ejercer su profesión como es debido!

¡Perdón, por las respuestas bofas y el naufragio, sin estrategia ni oportunidad! Eso, no nos representa a los mexicanos.

¡Perdón, de corazón! Los mexicanos los queremos, y mucho. Apreciamos y valoramos tan loable labor que desempeñan en el campo de batalla.

Cuando tomemos un respiro de toda esta tragedia que nos prevalece, deberemos trabajar en definir y delinear propuestas de líneas de acción para presentarlas a nuestras autoridades.

El personal de enfermería tiene injerencia total y absoluta para poder contribuir en las propuestas que deberán hacerse en materia de investigación y desarrollo de modelos que innoven las actividades de prestación de los cuidados, haciendo patente la validación de esquemas eficientes con operación diligente y eficaz. Es decir, pueden aportar en el planteamiento para una reconfiguración de políticas públicas.

Es tiempo de reducir la brecha entre el sector de enfermería y las autoridades para evitar las dificultades a la hora de trasmitir y trasladar el mensaje a los responsables de formular las políticas y que puedan ser hechas como -un traje a la medida- y no palabras bosquejadas en una mera obsolescencia.

Es tiempo de cambiar la forma de hacer las cosas de como las hemos venido haciendo en el pasado. ¡Esta realidad nos los esta diciendo a gritos!

Lo anterior, se consigue en función del diagnóstico de los actores principales del campo de la salud: los enfermeros. Así como la detección de las áreas de oportunidad que se dejaron ver –y que se siguen viendo- en esta fase pandémica en la que nos encontramos.

Verdaderamente, necesitamos converger, tanto gobierno como profesionales de la salud y sociedad.

Y no estoy hablando de supuestos o de algún mero ejercicio hipotético, como los que se plantean en una aula académica, estoy hablando del presente.

La pandemia vino a hacernos un llamado de atención escandaloso –y, por demás doloroso- de lo que nos falta por revisar, analizar, por valorar, crear, por desarrollar para mejorar, por implementar. Es de público conocimiento las dificultades existentes en el sector salud, que van desde carencias en materiales quirúrgicos, hasta de gestión y seguimiento en tratamientos médicos y aprovisionamiento de medicamentos, y otros más.

La ineficiencia nos está saliendo cara, pues nos está cobrando la factura más alta que se pueda pagar: las vidas humanas.

Solamente juntos podremos encontrar las soluciones. Necesitamos buscar empujar tan urgentes cambios estructurales en materia de políticas públicas, de la planificación para poder prevenir y controlar, de la gestión y la reformulación en un nivel sistémico e integral, así como del designio de un presupuesto robusto al rubro de la salud.

Confío, en que los cambios buscados resultarán de todo esto, para fortalecernos en personal capacitado, instalaciones, equipo y tecnologías, y poder hacer frente a cualquier embate en la materia que se nos presente.

¡Muchas gracias, enfermeras y enfermeros!