/ lunes 24 de enero de 2022

El testamento político

La revisión médica de rutina del presidente López Obrador tomó a muchos por sorpresa, incluidos a los que conocen de su rutina. Esa visita al médico provocó un oxímoron narrativo: “La rutina llegó de sorpresa”. Se tuvo muy poca claridad de lo ocurrido en la tarde del viernes; afortunadamente, el presidente se encuentra bien. El sábado, con un semblante tranquilo en su figura, publicó un video anunciando su buen estado de salud mientras confesaba al pueblo mexicano la existencia de un “testamento político* en caso de cualquier eventualidad (que esperemos no llegue)

El presidente López Obrador no reveló el contenido de ese documento, pero desde este pequeño espacio nos atrevemos a ofrecer una alternativa a nuestros lectores de lo que podría existir en el testamento político de López Obrador. Sería algo así:

Al pueblo bueno y sabio de México: (Fuchi caca a los conservadores)

A través de esta carta les hago llegar abrazos sin balazos. Por desgracia ya no estoy con ustedes, pero desde cualquier lugar donde me encuentre me mantengo cuidándolos desde mi rayo de esperanza.

Hoy les pido que me recuerden por haber luchado codo a codo con ustedes durante décadas para librarnos de la hipocresía de los conservadores neoliberales. Hipocresía que puede y debe de ser perdonada siempre y cuando apoyen a nuestro movimiento. Es por eso en el primer punto de mi testamento instruyo a PEMEX para que la refinería de Dos Bocas lleve el nombre de un distinguido patriota: Manuel Barttlet Díaz. Este homenaje a tan probo mexicano será el legado perfecto para reconocer sus servicios a la patria.

En el segundo punto de mi legado tengo la obligación de incluir a un grupo de personas que me hicieron muy feliz en mi presidencia. Ellos fueron el alma de mi gobierno. Sin ellos todos los días hubieran sido sombríos. Para ellos heredo a perpetuidad todas y cada una de las obras que este y cualquier gobierno en el pasado haya construido (se incluyen carreteras, presas, aeropuertos, puertos, escuelas, etc) . Las fuerzas armadas me hicieron feliz. No me queda otra que regresar esa felicidad en forma de la propiedad eterna de México.

Siguiendo con la repartición no puedo dejar de lado a mis amados colaboradores y compañeros de lucha. A ellos les tengo reservado el más grande de los honores. El tercer punto de mi testamento plantea de manera puntual sus nuevas responsabilidades una vez que ya no me encuentre entre ellos. Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Hugo López Gatell, Rosa Icela Rodríguez y Adán Augusto López recibirán un itinerario específico de las horas del día que tienen que acompañar mi tumba hasta que la vida de ellos se extinga y deban ser enterrados a mi lado. Ellos tendrán el privilegio de montar guardia a toda hora para presumir con orgullo el gran cariño que me tienen.

Desde luego que mi familia está incluida en mis últimos deseos. A mis hijos y hermanos les lego una carta poder firmada para que puedan seguir solicitando aportaciones en mi nombre. Tengo plena confianza que ellos despreciarán el dinero para fines personales (porque el dinero es la mamá y el papá del diablo) y utilizaran ese recurso para repartirlo entre los más pobres de México. A mi amada esposa le ofrezco la oportunidad de usar el título de primera dama. Pero solo en París.

Por último, quiero que el pueblo mexicano me cumpla un pequeño capricho personal. Estoy seguro que el pueblo bueno hará hasta lo imposible por cumplir esta petición insignificante. Deseo una tumba modesta donde todos puedan visitarme. La tumba debe de ser austera, pero del tamaño necesario para incluir en ella a Jesús Ramírez, Lord Molécula, Hans Salazar, La corredora keniana y algunos otros miembros de las conferencias de prensa para montar una mañanera eterna. Estoy convencido que Lord Molécula y compañía aceptaran gustosos el sacrificio de ser enterrados conmigo al momento de mi partida.

Me despido del pueblo de México. Puedo decir con orgullo que cumplí con ellos. No hay ningún pobre en el país que se quedará sin ser atendido. Mi lucha siempre fue para los pobres. Nunca tuve suficientes pobres para satisfacer mi deseo de apoyar; por eso, tuve que hacer más pobres desde mi presidencia.

Gracias pueblo de México. Pronto nos volveremos a encontrar porque regresaré a la derecha del padre para juzgarlos a todos.

Amor con amor se paga.

La revisión médica de rutina del presidente López Obrador tomó a muchos por sorpresa, incluidos a los que conocen de su rutina. Esa visita al médico provocó un oxímoron narrativo: “La rutina llegó de sorpresa”. Se tuvo muy poca claridad de lo ocurrido en la tarde del viernes; afortunadamente, el presidente se encuentra bien. El sábado, con un semblante tranquilo en su figura, publicó un video anunciando su buen estado de salud mientras confesaba al pueblo mexicano la existencia de un “testamento político* en caso de cualquier eventualidad (que esperemos no llegue)

El presidente López Obrador no reveló el contenido de ese documento, pero desde este pequeño espacio nos atrevemos a ofrecer una alternativa a nuestros lectores de lo que podría existir en el testamento político de López Obrador. Sería algo así:

Al pueblo bueno y sabio de México: (Fuchi caca a los conservadores)

A través de esta carta les hago llegar abrazos sin balazos. Por desgracia ya no estoy con ustedes, pero desde cualquier lugar donde me encuentre me mantengo cuidándolos desde mi rayo de esperanza.

Hoy les pido que me recuerden por haber luchado codo a codo con ustedes durante décadas para librarnos de la hipocresía de los conservadores neoliberales. Hipocresía que puede y debe de ser perdonada siempre y cuando apoyen a nuestro movimiento. Es por eso en el primer punto de mi testamento instruyo a PEMEX para que la refinería de Dos Bocas lleve el nombre de un distinguido patriota: Manuel Barttlet Díaz. Este homenaje a tan probo mexicano será el legado perfecto para reconocer sus servicios a la patria.

En el segundo punto de mi legado tengo la obligación de incluir a un grupo de personas que me hicieron muy feliz en mi presidencia. Ellos fueron el alma de mi gobierno. Sin ellos todos los días hubieran sido sombríos. Para ellos heredo a perpetuidad todas y cada una de las obras que este y cualquier gobierno en el pasado haya construido (se incluyen carreteras, presas, aeropuertos, puertos, escuelas, etc) . Las fuerzas armadas me hicieron feliz. No me queda otra que regresar esa felicidad en forma de la propiedad eterna de México.

Siguiendo con la repartición no puedo dejar de lado a mis amados colaboradores y compañeros de lucha. A ellos les tengo reservado el más grande de los honores. El tercer punto de mi testamento plantea de manera puntual sus nuevas responsabilidades una vez que ya no me encuentre entre ellos. Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Hugo López Gatell, Rosa Icela Rodríguez y Adán Augusto López recibirán un itinerario específico de las horas del día que tienen que acompañar mi tumba hasta que la vida de ellos se extinga y deban ser enterrados a mi lado. Ellos tendrán el privilegio de montar guardia a toda hora para presumir con orgullo el gran cariño que me tienen.

Desde luego que mi familia está incluida en mis últimos deseos. A mis hijos y hermanos les lego una carta poder firmada para que puedan seguir solicitando aportaciones en mi nombre. Tengo plena confianza que ellos despreciarán el dinero para fines personales (porque el dinero es la mamá y el papá del diablo) y utilizaran ese recurso para repartirlo entre los más pobres de México. A mi amada esposa le ofrezco la oportunidad de usar el título de primera dama. Pero solo en París.

Por último, quiero que el pueblo mexicano me cumpla un pequeño capricho personal. Estoy seguro que el pueblo bueno hará hasta lo imposible por cumplir esta petición insignificante. Deseo una tumba modesta donde todos puedan visitarme. La tumba debe de ser austera, pero del tamaño necesario para incluir en ella a Jesús Ramírez, Lord Molécula, Hans Salazar, La corredora keniana y algunos otros miembros de las conferencias de prensa para montar una mañanera eterna. Estoy convencido que Lord Molécula y compañía aceptaran gustosos el sacrificio de ser enterrados conmigo al momento de mi partida.

Me despido del pueblo de México. Puedo decir con orgullo que cumplí con ellos. No hay ningún pobre en el país que se quedará sin ser atendido. Mi lucha siempre fue para los pobres. Nunca tuve suficientes pobres para satisfacer mi deseo de apoyar; por eso, tuve que hacer más pobres desde mi presidencia.

Gracias pueblo de México. Pronto nos volveremos a encontrar porque regresaré a la derecha del padre para juzgarlos a todos.

Amor con amor se paga.