/ miércoles 21 de octubre de 2020

El Ferrocarril Winnipeg-Mazatlán

El año en que nací, 1957, en el Campamento “El Paso Resbaloso” de Obras para el Ferrocarril Matamoros-Mazatlán, el capataz de obra, mi padre Heraclio, les comunica a los compañeros trabajadores que el Gobierno Federal suspende la obra y se termina el trabajo entre el bordo y los túneles de El Salto y La Ciudad.

Don Heraclio muere en 1977, y como topógrafo civil siempre dijo que la suspensión en la obra del ferrocarril, había sido un error del gobierno federal y que los gobiernos estatales involucrados no tuvieron los suficientes arrestos para oponerse a tal imposición del centro político, cuando se trataba del desarrollo económico, comercial y humano de las regiones en la sierra Madre Occidental.

Y no sería por falta de dineros, sino por los inversores japoneses que los patrones ingleses maderos no los querían en el negocio con el gobierno mexicano, dejando a los trabajadores colgados en los altos de la sierra, de los que mi padre se bajó hasta Concordia-Mazatlán, Mármol-Mazatlán.

A 63 años de lo que fue la suspensión de la vía férrea Matamoros-Mazatlán, se reproyecta con más alcance en distancia, Winnipeg-Mazatlán, con el T-MEC de por medio y ser el vehículo inversor para el transporte de carga industrial: “agrícola, manufactura, industria energética y automotriz”, siendo las zona de muelles como posiblemente el parque Bonfil los lugares de embarque y desembarque con una infraestructura moderna y funcional para el manejo de grúas y contenedores a escala industrial-comercial.

Será, ahora sí, la primera y la última vez que Mazatlán tenga la oportunidad de reorganizarse y desarrollarse entre los dos sectores productivos: el pesquero y el turístico, ampliándose y diversificándose como punto de enlace entre América del Norte y los países del Pacífico, siempre y cuando, sea un desarrollo sustentable, y no nada más un enclave más de basura industrial y comercial en el puerto y en la ciudad, poniendo a prueba la capacidad industrial y comercial en los marismeños-mazatlecos, no sin antes reorganizarse en los sectores pesquero y turístico que requerirán de una interdependencia más férrea por lo que va a implicar una competencia más capacitada en lo industrial y comercial.

Ha sido común y corriente que el empresariado marismeño-mazatleco presuma de sus logros pocamente pichicateros, sin poner casi nada a cambio entre el oportunismo político en turno y una competencia egoísta y desleal hasta como patrones con “sus” empleados en lo turístico y en lo pesquero como una cultura del trabajo “piojillo” y la voraz conducta y práctica de acabar con lo que halla-haya a la vista, sea el gringo-camarón como con el camarón-crustáceo, puesto que al turismo nacional solamente se le atiende si paga la tarifa que se le aplica doble y triplemente, y si no a la camarena y a los puestos del mercado y a las tiendas de conveniencia con el Oxxo y el Kiosko, el sol y la ballena con las valseadas-balseadas hieleras en Olas Altas.

Hasta para los que presumen de tener un estadio-equipo de futbol, El Kraken, y no, El Crack, si no ganan 4 juegos, el club de Quirino con el aguador de El Químico, tendrán que pagar 70 millones por ineficaces y casi nada competitivos y ganadores más que con las porras-de-gorra, caguamas y sin tapabocas, lo cual es una muestra más publipropagandística que competitiva en lo turístico, comercial y deportivo, lucrando y especulando con las emociones-emoticones y memes como identidad y pertenencia socioculturales (de y en) y los marismeños-mazatlecos.

Una ciudad y un puerto como Mazatlán, el de ayer y el de hoy, que hace no tanto tiempo se ha de-venido vendiendo a quienes los compren-renten, cuando hace más tiempo no se vendía, ni se compraba, y se disfrutaba mejor antes que ahora, los tiempos pasan y los espacios se llenan con la gente turística y depredadora, y no hace demasiado tiempo que la ciudad y el puerto de Barcelona está(n) harta del turismo por lo turístico, industrial y comercial, pero si en algo sirve el paradigma con Venecia como isla en las aguas y Mazatlán en las aguas negras, Curitiba pasó de industrial a ecológica, habiendo solamente destinos turísticos sin ciudades, ni puertos, nada más publipropaganda turística, industrial y comercial sin reorganizar o sin reordenar las necesidades humanas ante las necedades materiales en el consumismo de lujo y funeral-coronavirus.

A Mazatlán le faltan tantas cosas que le sobran, usando y tirando de más una creatividad más plástica que natural que se ha hecho-hechiza con una Perla del Pacífico que dio más antes que ahora, sin más brillo que la opacidad en esos atardeceres-crepusculares de la digitalidad y la virtualidad en que el rayo verde es una visión fractal de lo oblicuo y tangencial en la medida en que el mar se aleja y las tres islas se acercan a la nada de nadie y tampoco de alguien, porque mientras se haga más lo urbano que lo humano en lo corporativo turístico, industrial y comercial, el Mazatlán de ayer no existe más que en el Mazatlán de hoy y mañana, desapareciendo con el primero y último atardecer a través de la hondura marina y óptica del rayo verde.

El año en que nací, 1957, en el Campamento “El Paso Resbaloso” de Obras para el Ferrocarril Matamoros-Mazatlán, el capataz de obra, mi padre Heraclio, les comunica a los compañeros trabajadores que el Gobierno Federal suspende la obra y se termina el trabajo entre el bordo y los túneles de El Salto y La Ciudad.

Don Heraclio muere en 1977, y como topógrafo civil siempre dijo que la suspensión en la obra del ferrocarril, había sido un error del gobierno federal y que los gobiernos estatales involucrados no tuvieron los suficientes arrestos para oponerse a tal imposición del centro político, cuando se trataba del desarrollo económico, comercial y humano de las regiones en la sierra Madre Occidental.

Y no sería por falta de dineros, sino por los inversores japoneses que los patrones ingleses maderos no los querían en el negocio con el gobierno mexicano, dejando a los trabajadores colgados en los altos de la sierra, de los que mi padre se bajó hasta Concordia-Mazatlán, Mármol-Mazatlán.

A 63 años de lo que fue la suspensión de la vía férrea Matamoros-Mazatlán, se reproyecta con más alcance en distancia, Winnipeg-Mazatlán, con el T-MEC de por medio y ser el vehículo inversor para el transporte de carga industrial: “agrícola, manufactura, industria energética y automotriz”, siendo las zona de muelles como posiblemente el parque Bonfil los lugares de embarque y desembarque con una infraestructura moderna y funcional para el manejo de grúas y contenedores a escala industrial-comercial.

Será, ahora sí, la primera y la última vez que Mazatlán tenga la oportunidad de reorganizarse y desarrollarse entre los dos sectores productivos: el pesquero y el turístico, ampliándose y diversificándose como punto de enlace entre América del Norte y los países del Pacífico, siempre y cuando, sea un desarrollo sustentable, y no nada más un enclave más de basura industrial y comercial en el puerto y en la ciudad, poniendo a prueba la capacidad industrial y comercial en los marismeños-mazatlecos, no sin antes reorganizarse en los sectores pesquero y turístico que requerirán de una interdependencia más férrea por lo que va a implicar una competencia más capacitada en lo industrial y comercial.

Ha sido común y corriente que el empresariado marismeño-mazatleco presuma de sus logros pocamente pichicateros, sin poner casi nada a cambio entre el oportunismo político en turno y una competencia egoísta y desleal hasta como patrones con “sus” empleados en lo turístico y en lo pesquero como una cultura del trabajo “piojillo” y la voraz conducta y práctica de acabar con lo que halla-haya a la vista, sea el gringo-camarón como con el camarón-crustáceo, puesto que al turismo nacional solamente se le atiende si paga la tarifa que se le aplica doble y triplemente, y si no a la camarena y a los puestos del mercado y a las tiendas de conveniencia con el Oxxo y el Kiosko, el sol y la ballena con las valseadas-balseadas hieleras en Olas Altas.

Hasta para los que presumen de tener un estadio-equipo de futbol, El Kraken, y no, El Crack, si no ganan 4 juegos, el club de Quirino con el aguador de El Químico, tendrán que pagar 70 millones por ineficaces y casi nada competitivos y ganadores más que con las porras-de-gorra, caguamas y sin tapabocas, lo cual es una muestra más publipropagandística que competitiva en lo turístico, comercial y deportivo, lucrando y especulando con las emociones-emoticones y memes como identidad y pertenencia socioculturales (de y en) y los marismeños-mazatlecos.

Una ciudad y un puerto como Mazatlán, el de ayer y el de hoy, que hace no tanto tiempo se ha de-venido vendiendo a quienes los compren-renten, cuando hace más tiempo no se vendía, ni se compraba, y se disfrutaba mejor antes que ahora, los tiempos pasan y los espacios se llenan con la gente turística y depredadora, y no hace demasiado tiempo que la ciudad y el puerto de Barcelona está(n) harta del turismo por lo turístico, industrial y comercial, pero si en algo sirve el paradigma con Venecia como isla en las aguas y Mazatlán en las aguas negras, Curitiba pasó de industrial a ecológica, habiendo solamente destinos turísticos sin ciudades, ni puertos, nada más publipropaganda turística, industrial y comercial sin reorganizar o sin reordenar las necesidades humanas ante las necedades materiales en el consumismo de lujo y funeral-coronavirus.

A Mazatlán le faltan tantas cosas que le sobran, usando y tirando de más una creatividad más plástica que natural que se ha hecho-hechiza con una Perla del Pacífico que dio más antes que ahora, sin más brillo que la opacidad en esos atardeceres-crepusculares de la digitalidad y la virtualidad en que el rayo verde es una visión fractal de lo oblicuo y tangencial en la medida en que el mar se aleja y las tres islas se acercan a la nada de nadie y tampoco de alguien, porque mientras se haga más lo urbano que lo humano en lo corporativo turístico, industrial y comercial, el Mazatlán de ayer no existe más que en el Mazatlán de hoy y mañana, desapareciendo con el primero y último atardecer a través de la hondura marina y óptica del rayo verde.

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