/ miércoles 20 de enero de 2021

El Carnaval de El Rey-Memo

Era de esperarse el fin de El Químico con el carnaval del rey-memo, limitado por sí mismo, y el Presidente ni siquiera un pedazo de chinchorro para red en su caída, de frente y de panzazo, entre El Faro y el rebaje en el Paseo del Centenario, cayendo desfondado en la Fonda del Chalío y con un sed de órdago que lo ha apostado todo y que ha perdido la dignidad por la ambición política y ha ganado pobremente en la riqueza, pasando una bandada de gaviotas y zurrarle con las zurrapas de las galletas saladitas en la cálvica cabeza, en lo que el químico se botanea de la gente con una superorden de callos de hacha y unas Pacífico, y nada más con exceso y sin medida, a la vista, impúdica y pública.

La experiencia enriquecedora como presidente y de edil en redil, es otro de los tantos alcaldes marismeños-mazatlecos que llegaron, estuvieron-hicieron y se fueron dejando las obras públicas baratas y llevándose los recursos carísimos del erario público.

El pueblo bueno, sabio y moreno le escuchó decir:

“Vengo a ser el mejor presidente que Mazatlán haya tenido en la historia”.

Casi, al final, el vengo le llegó con lo que se va:

“Pierde 'Químico' Benítez derechos partidarios en Morena”.

Así es la vida de castigadora con los impostores, toda vez que la ineficiencia fue impostada con la arrogancia del servidor público que se ha servido para sí mismo y para una familia de allegados arribistas que han hecho demasiado para ellos mismos con la reatribución de pagarse por los servicios prestados y endeudados a los marismeños-mazatlecos: victimarios y víctimas del mimetismo político y del mímismo carnavalesco con el rey-memo de El Químico.

Lo de histórico y único como El Químico como ninguno en el puerto y en la ciudad de El Carnaval y lo socioculturalmente jodido y arramblado con el ruido musical de lo chambón tropical y lo narcocorrido en el centro histórico de tabla roca y la corrientosas aguas negras, que no son de tuba y que sí son de tubo a media marea con las fuentes alcantarilladas, las palmeras por las avenidas marinas y urbanas que de tan secas la gente las riega con la orina con que lavan las monumentales esculturas en las madrugadas: el puerto y la ciudad son tan jodidamente insustentables ecológicamente que los impactos al medioambiente con el turismo cultural, la gente, hace y deshace lo que históricamente no vale nada para nadie y para alguien en La Perla del Pacífico con El Muchacho Alegre en la Avenida del Mar-de-la-Herrumbre.

Qué tan exagerada ha sido la ineficiente gestión pública administrativa de El Químico como Presidente Municipal para estar llegando a los resultados finales, cuando esencial y socialmente hizo poco y personal y familiarmente hizo más por la familia propia, mientras a la familia marismeña-mazatleca ajena le enjarró los adobes nomás por fuera: lo que se ve, no se toca, porque se viene abajo.

Y El Químico se vino abajo, con o sin impugnación a sus derechos, porque a sus deberes les queda debiendo con sus recorridos por las aguas negras y las fugas de agua que la JUMAPAM junto con él van dejando, siendo tarde para los recorridos, porque nunca se levantó, ni siquiera con el mañanero, gritándole a El Chalío:

Prepárame un clamarón con el ámbar líquido de las mechudas, como un vuelve a la vida, la del nuevo rico.

Era de esperarse el fin de El Químico con el carnaval del rey-memo, limitado por sí mismo, y el Presidente ni siquiera un pedazo de chinchorro para red en su caída, de frente y de panzazo, entre El Faro y el rebaje en el Paseo del Centenario, cayendo desfondado en la Fonda del Chalío y con un sed de órdago que lo ha apostado todo y que ha perdido la dignidad por la ambición política y ha ganado pobremente en la riqueza, pasando una bandada de gaviotas y zurrarle con las zurrapas de las galletas saladitas en la cálvica cabeza, en lo que el químico se botanea de la gente con una superorden de callos de hacha y unas Pacífico, y nada más con exceso y sin medida, a la vista, impúdica y pública.

La experiencia enriquecedora como presidente y de edil en redil, es otro de los tantos alcaldes marismeños-mazatlecos que llegaron, estuvieron-hicieron y se fueron dejando las obras públicas baratas y llevándose los recursos carísimos del erario público.

El pueblo bueno, sabio y moreno le escuchó decir:

“Vengo a ser el mejor presidente que Mazatlán haya tenido en la historia”.

Casi, al final, el vengo le llegó con lo que se va:

“Pierde 'Químico' Benítez derechos partidarios en Morena”.

Así es la vida de castigadora con los impostores, toda vez que la ineficiencia fue impostada con la arrogancia del servidor público que se ha servido para sí mismo y para una familia de allegados arribistas que han hecho demasiado para ellos mismos con la reatribución de pagarse por los servicios prestados y endeudados a los marismeños-mazatlecos: victimarios y víctimas del mimetismo político y del mímismo carnavalesco con el rey-memo de El Químico.

Lo de histórico y único como El Químico como ninguno en el puerto y en la ciudad de El Carnaval y lo socioculturalmente jodido y arramblado con el ruido musical de lo chambón tropical y lo narcocorrido en el centro histórico de tabla roca y la corrientosas aguas negras, que no son de tuba y que sí son de tubo a media marea con las fuentes alcantarilladas, las palmeras por las avenidas marinas y urbanas que de tan secas la gente las riega con la orina con que lavan las monumentales esculturas en las madrugadas: el puerto y la ciudad son tan jodidamente insustentables ecológicamente que los impactos al medioambiente con el turismo cultural, la gente, hace y deshace lo que históricamente no vale nada para nadie y para alguien en La Perla del Pacífico con El Muchacho Alegre en la Avenida del Mar-de-la-Herrumbre.

Qué tan exagerada ha sido la ineficiente gestión pública administrativa de El Químico como Presidente Municipal para estar llegando a los resultados finales, cuando esencial y socialmente hizo poco y personal y familiarmente hizo más por la familia propia, mientras a la familia marismeña-mazatleca ajena le enjarró los adobes nomás por fuera: lo que se ve, no se toca, porque se viene abajo.

Y El Químico se vino abajo, con o sin impugnación a sus derechos, porque a sus deberes les queda debiendo con sus recorridos por las aguas negras y las fugas de agua que la JUMAPAM junto con él van dejando, siendo tarde para los recorridos, porque nunca se levantó, ni siquiera con el mañanero, gritándole a El Chalío:

Prepárame un clamarón con el ámbar líquido de las mechudas, como un vuelve a la vida, la del nuevo rico.

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