/ jueves 12 de diciembre de 2019

Casi nadie muere como quiere

En el país de las sombras espectrales, casi nadie muere como quiere, siendo más una imposición que una elección, aunque haya una elección ciudadana por una cuarta transformación, irreversible, a vuelta de año con la misma gente, si es que se puede, a reserva del futurismo electoral para el 2021, tenemos que aguantarnos nosotros y los otros, los demás y la gente mientras los muertos, los desaparecidos y los desplazados, no son obstrucción visual para el lado Romo del cuerpo obtuso, para ver al país como un paraíso de la inversión extranjera, tal vez sí o quizás no, porque los demás y la gente, los otros y nosotros somos el infierno.

Ética y moral, corrupta e impunemente para la cúpula empresarial, el país de las sombras espectrales, sigue siendo lo que siempre ha sido: explotable, por lo de la transformada modalidad en lo que todavía puede acumularse y despojarse.

Lo de lo real social con la transformación a la realidad virtual real es que México es un paraíso, reintroduciéndolo, al capitalismo de lujo y funeral desde que el siglo xxi reinauguró el neoliberalismo y lo que para la cuarta transformación es y será el pos(t)neoliberalismo a través del T-MEC con la liberación y la liberalización de un estado nacionalista popular, fuerte y pujante, empacado y bien alimentado.

Desde el ombligo en que se mira el culiacanense-culichi con el narcoculiacanazo y el emerger de Ovidio de entre el país de las sombras espectrales, debiéndolas todas y no temiéndole a ninguna, la inseguridad en la seguridad nacional, de la cual y una de las tantas familias y un hombre viudo de la poesía y huérfano de un hijo, son unos deshabitados por los muertos, los desaparecidos y los desplazados en el estado nacionalista popular Obrador, la vida/esta hace tiempo es la vida/otra donde casi nadie muere como quiere, pero que gracias a las benditas redes sociales en Culiacán se “revivió” una narcopsicosis por una falsa noticia de que la ciudad iba a ser atacada, otra vez, por los narcosicarios y que en México una mujer había desaparecido para luego aparecer-en-su-desaparición en un antro, a costillas y so pena de la familia, arrepentidísima y crudísima al siguiente día, pero la bailada, la tomada y la gozada solamente con la pastilla del día siguiente como sucedáneo socioestético decepcionante: la mujer del selfie de la realidad virtual real no es la mujer de lo real social mediático.

Cuando la vida/esta es cínica y egoísta hay que verla al rostro desenrostrado y a la cara descarada, restregándole, un gargajo sanguinolento para que le sepa a pólvora y a sangre, matarle a los hijos y a las madres y quemarles en vida antes de que mueran en el país de las sombras espectrales, sin Dios, arrasado por hombres que se dicen políticos-gobernantes, empresarios, militares, narcosicarios, fifís, chairos, televisos, teveaztecos, telefórmulos, radioscentros y krauzesfuhres, donde sobran los López y faltan los Mujica, demasiados Juárez y Madero que para los campesinos el mar y para los pescadores la tierra en el zócalo nacional de los complacidos y los complacientes, donde a la democracia se le saca para que le pegue el sol y haga caca.

Transcribo aquí un breve intercambio con el maestro Lorenzo Meyer:

“Maestro Lorenzo Meyer, ¿es y será lo gramscianamente necesario lo del optimismo-pesimismo en el ser humano esperar y no desesperar lo que en cada uno de nosotros y los otros, los demás y la gente es vivir en un país de las sombras espectrales, donde vislumbrar la justicia poética y la paz social es un asunto demasiado humano alcanzar en plenitud terrenal, y no, en la vaciedad existencial?, POR SIEMPRE, esperando respuesta y a vuelta de la misma puede adjuntar su dirección postal y enviarle dos libros de poemas de mi autoría, Nino Gallegos”.

“Don Nino Gallegos:

En efecto, la herencia de lo criminal es brutal. No vale un optimismo inocente pero la respuesta no es asumir un pesimismo total. El país de los chapitos puede superarse, pero va a requerir más tiempo y no desanimarse por fracasos en el camino.

L. Meyer”.

Siempre he buscado respuestas a las preguntas que he asumido como propias y ajenas, y cuando no las encuentro en mi persona pienso en ese otra persona a la cual como Lorenzo Meyer es posible echarnos la mano en este país de las sombras espectrales, teniendo la respuesta que se lee por lo que a él corresponde y uno tenga que seguir en la chinga de imaginarse críticamente que estamos en una misma y en una diferente situación en la vida/esta, y que cuando Lorenzo Meyer dice que “AMLO convence por su biografía”, me hace revalorar las biografías de mi abuelo materno y la de mi padre, incomparablemente, distantes de AMLO pero cercana a la de mi hermano que trabajó y se jubilo-pensionó en Pemex, porque lo de la biografía personal está a cinco año años de la historia en la gobernanza de AMLO, siempre que no tienda a la hagiografía non sancta, teniendo que dejar de ser personal para que se transforme en nacional, no porque las pueda todas sino porque tenemos que entrarle todos, no por el misticismo de uno y sí por el realismo (de y para) todos, y si Obrador es parecido a Bolsonaro, no es lo que uno anda buscando porque en la catadura de mi abuelo, mi padre y mi hermano reencuentro en mi hija la trazadura de las mismas y las diferentes preguntas y respuestas, y cuando la necedad es el régimen se va aplazando la necesidad democrática, esperando morir como uno quisiera, por siempre,

*Anthony Anaxagorou:

“Hardly anyone gets to die

The way they want”

En el país de las sombras espectrales, casi nadie muere como quiere, siendo más una imposición que una elección, aunque haya una elección ciudadana por una cuarta transformación, irreversible, a vuelta de año con la misma gente, si es que se puede, a reserva del futurismo electoral para el 2021, tenemos que aguantarnos nosotros y los otros, los demás y la gente mientras los muertos, los desaparecidos y los desplazados, no son obstrucción visual para el lado Romo del cuerpo obtuso, para ver al país como un paraíso de la inversión extranjera, tal vez sí o quizás no, porque los demás y la gente, los otros y nosotros somos el infierno.

Ética y moral, corrupta e impunemente para la cúpula empresarial, el país de las sombras espectrales, sigue siendo lo que siempre ha sido: explotable, por lo de la transformada modalidad en lo que todavía puede acumularse y despojarse.

Lo de lo real social con la transformación a la realidad virtual real es que México es un paraíso, reintroduciéndolo, al capitalismo de lujo y funeral desde que el siglo xxi reinauguró el neoliberalismo y lo que para la cuarta transformación es y será el pos(t)neoliberalismo a través del T-MEC con la liberación y la liberalización de un estado nacionalista popular, fuerte y pujante, empacado y bien alimentado.

Desde el ombligo en que se mira el culiacanense-culichi con el narcoculiacanazo y el emerger de Ovidio de entre el país de las sombras espectrales, debiéndolas todas y no temiéndole a ninguna, la inseguridad en la seguridad nacional, de la cual y una de las tantas familias y un hombre viudo de la poesía y huérfano de un hijo, son unos deshabitados por los muertos, los desaparecidos y los desplazados en el estado nacionalista popular Obrador, la vida/esta hace tiempo es la vida/otra donde casi nadie muere como quiere, pero que gracias a las benditas redes sociales en Culiacán se “revivió” una narcopsicosis por una falsa noticia de que la ciudad iba a ser atacada, otra vez, por los narcosicarios y que en México una mujer había desaparecido para luego aparecer-en-su-desaparición en un antro, a costillas y so pena de la familia, arrepentidísima y crudísima al siguiente día, pero la bailada, la tomada y la gozada solamente con la pastilla del día siguiente como sucedáneo socioestético decepcionante: la mujer del selfie de la realidad virtual real no es la mujer de lo real social mediático.

Cuando la vida/esta es cínica y egoísta hay que verla al rostro desenrostrado y a la cara descarada, restregándole, un gargajo sanguinolento para que le sepa a pólvora y a sangre, matarle a los hijos y a las madres y quemarles en vida antes de que mueran en el país de las sombras espectrales, sin Dios, arrasado por hombres que se dicen políticos-gobernantes, empresarios, militares, narcosicarios, fifís, chairos, televisos, teveaztecos, telefórmulos, radioscentros y krauzesfuhres, donde sobran los López y faltan los Mujica, demasiados Juárez y Madero que para los campesinos el mar y para los pescadores la tierra en el zócalo nacional de los complacidos y los complacientes, donde a la democracia se le saca para que le pegue el sol y haga caca.

Transcribo aquí un breve intercambio con el maestro Lorenzo Meyer:

“Maestro Lorenzo Meyer, ¿es y será lo gramscianamente necesario lo del optimismo-pesimismo en el ser humano esperar y no desesperar lo que en cada uno de nosotros y los otros, los demás y la gente es vivir en un país de las sombras espectrales, donde vislumbrar la justicia poética y la paz social es un asunto demasiado humano alcanzar en plenitud terrenal, y no, en la vaciedad existencial?, POR SIEMPRE, esperando respuesta y a vuelta de la misma puede adjuntar su dirección postal y enviarle dos libros de poemas de mi autoría, Nino Gallegos”.

“Don Nino Gallegos:

En efecto, la herencia de lo criminal es brutal. No vale un optimismo inocente pero la respuesta no es asumir un pesimismo total. El país de los chapitos puede superarse, pero va a requerir más tiempo y no desanimarse por fracasos en el camino.

L. Meyer”.

Siempre he buscado respuestas a las preguntas que he asumido como propias y ajenas, y cuando no las encuentro en mi persona pienso en ese otra persona a la cual como Lorenzo Meyer es posible echarnos la mano en este país de las sombras espectrales, teniendo la respuesta que se lee por lo que a él corresponde y uno tenga que seguir en la chinga de imaginarse críticamente que estamos en una misma y en una diferente situación en la vida/esta, y que cuando Lorenzo Meyer dice que “AMLO convence por su biografía”, me hace revalorar las biografías de mi abuelo materno y la de mi padre, incomparablemente, distantes de AMLO pero cercana a la de mi hermano que trabajó y se jubilo-pensionó en Pemex, porque lo de la biografía personal está a cinco año años de la historia en la gobernanza de AMLO, siempre que no tienda a la hagiografía non sancta, teniendo que dejar de ser personal para que se transforme en nacional, no porque las pueda todas sino porque tenemos que entrarle todos, no por el misticismo de uno y sí por el realismo (de y para) todos, y si Obrador es parecido a Bolsonaro, no es lo que uno anda buscando porque en la catadura de mi abuelo, mi padre y mi hermano reencuentro en mi hija la trazadura de las mismas y las diferentes preguntas y respuestas, y cuando la necedad es el régimen se va aplazando la necesidad democrática, esperando morir como uno quisiera, por siempre,

*Anthony Anaxagorou:

“Hardly anyone gets to die

The way they want”

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