/ martes 8 de octubre de 2019

Acuerdos en el Congreso del Estado

Los acuerdos entre las fuerzas políticas en nuestro país son posibles, en mayor o en menor medida, gracias a los intereses y objetivos compartidos. Por eso, celebramos el consenso que se llegó en el Congreso del Estado al ceder la Mesa Directiva a un grupo parlamentario que no tiene mayoría en esta legislatura, ya que ello es sano y beneficia los trabajos que ahí se realizan.

Este pacto debe de traducirse en una sana convivencia, que permita llevar a cabo una competencia razonada y con base en la exposición de las propuestas, los diálogos y los acuerdos que mejoren las condiciones de nuestra entidad.

Es a través del diálogo como se impulsa la vida democrática, y los acuerdos políticos son el resultado de la tolerancia, de escuchar con atención y tener disposición para cambiar de postura si existen razones y, sobre todo, si prevalece el amplio criterio para dar curso a los beneficios de la comunidad. De aquí la importancia de destacar lo que pasó en el Congreso de Sinaloa el pasado 1 de octubre.

Sin embargo, para comprender tal acontecimiento, es necesario hacer un breve esbozo del primer año legislativo.

Al abrir los trabajos del Primer Periodo Ordinario de Sesiones, correspondiente al primer año de ejercicio constitucional de la LXIII Legislatura, para presidir la Mesa Directiva se nombró al diputado Marco César Almaral Rodríguez, lo cual generó una serie de inconformidades entre los diputados que no pertenecen a la coalición mayoritaria, argumentando que se violaba el artículo 37 de la Ley Orgánica del Congreso al presidir esta misma coalición la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva.

No obstante, el artículo 37 de la Ley Orgánica del Congreso señala que “Ningún grupo parlamentario podrá presidir simultáneamente la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política”. Por ello, la designación del diputado Almaral Rodríguez fue correcta y legal, pues el artículo mencionado no hace referencia a una coalición sino a un “grupo parlamentario”, y la dirección de la Mesa Directiva recayó en un grupo diferente al que dirige la Junta de Coordinación Política.

La curva de aprendizaje fue de consideración, pues las sesiones del pleno de los diputados se caracterizaron por señalamientos de interpretación diversa de la Ley Orgánica del Congreso y con tintes partidistas, lo cual afectó la productividad del parlamento.

En el primer año de trabajo legislativo se presentaron 852 iniciativas, aprobándose solo siete nuevas Leyes; claro está que sin tomar en cuenta las iniciativas “normales” que deben de ser sometidas al pleno para su aprobación, como los Valores Catastrales, las Leyes de Ingresos del Estado y los Municipios y los Decretos de Pensiones y Jubilaciones.

Hoy, con la designación unánime de la diputada Gloria Imelda Félix Niebla como presidenta de la Mesa Directiva, en cuyo currículo se aprecia que fue diputada local en la LIX Legislatura, diputada federal de la LXIII Legislatura donde fue vicepresidenta de la Mesa Directiva del Segundo Periodo Ordinario de Sesiones y vicepresidenta de la Comisión Permanente del periodo 2016-2017, la expectativa es que este año sea más productivo.

Así lo dejó plasmado la diputada del Partido Sinaloense, Jesús Angélica Díaz Quiñones, al señalar que este Segundo Año de Ejercicio Constitucional de la LXIII Legislatura: “Es una gran oportunidad para que, desde nuestro ámbito de competencia, coadyuvemos a mejorar las condiciones de nuestro estado y sus habitantes; es el momento de construir acuerdos entre las diferentes fuerzas políticas representadas en este Congreso, siendo la base de todo compromiso el beneficio de los sinaloenses para que se traduzca en la mejora de sus condiciones de vida”.

Para mí es importante resaltar este posicionamiento de la diputada Angélica Díaz Quiñonez, porque este debe ser la base de todo acuerdo: “el beneficio de los sinaloenses para que se traduzca en la mejora de sus condiciones de vida”. Por eso, la nueva presidenta de la Mesa Directiva debe requerir a las Comisiones para que a la brevedad posible presenten dictámenes sobre las iniciativas que se les hayan turnado.

Asimismo, para lograr que se eleve la productividad de nuestros legisladores debemos de hacer un alto en los trabajos y construir un diálogo entre todas las fuerzas para contar con un nuevo marco legal que asegure la libre expresión y permita poner en una justa competencia a todos los diputados, más allá de las mayorías y las minorías

Los actores políticos no solo somos responsables de buscar el bien común, sino de conducirnos con honestidad; por eso, es importante saber argumentar y dejar de lado la responsabilidad de culpar al otro de lo que sucede en la sociedad, y buscar, como un solo grupo político, las soluciones a los problemas de la entidad.

Hoy tenemos la oportunidad de manifestar nuestra autoridad al construir un diálogo, conciliar, aunque las posturas sean radicalmente opuestas, fundar una nueva y sana convivencia, pero, sobre todo, debemos estar dispuestos a erigir el mayor número de consensos en beneficio de Sinaloa.

Los acuerdos entre las fuerzas políticas en nuestro país son posibles, en mayor o en menor medida, gracias a los intereses y objetivos compartidos. Por eso, celebramos el consenso que se llegó en el Congreso del Estado al ceder la Mesa Directiva a un grupo parlamentario que no tiene mayoría en esta legislatura, ya que ello es sano y beneficia los trabajos que ahí se realizan.

Este pacto debe de traducirse en una sana convivencia, que permita llevar a cabo una competencia razonada y con base en la exposición de las propuestas, los diálogos y los acuerdos que mejoren las condiciones de nuestra entidad.

Es a través del diálogo como se impulsa la vida democrática, y los acuerdos políticos son el resultado de la tolerancia, de escuchar con atención y tener disposición para cambiar de postura si existen razones y, sobre todo, si prevalece el amplio criterio para dar curso a los beneficios de la comunidad. De aquí la importancia de destacar lo que pasó en el Congreso de Sinaloa el pasado 1 de octubre.

Sin embargo, para comprender tal acontecimiento, es necesario hacer un breve esbozo del primer año legislativo.

Al abrir los trabajos del Primer Periodo Ordinario de Sesiones, correspondiente al primer año de ejercicio constitucional de la LXIII Legislatura, para presidir la Mesa Directiva se nombró al diputado Marco César Almaral Rodríguez, lo cual generó una serie de inconformidades entre los diputados que no pertenecen a la coalición mayoritaria, argumentando que se violaba el artículo 37 de la Ley Orgánica del Congreso al presidir esta misma coalición la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva.

No obstante, el artículo 37 de la Ley Orgánica del Congreso señala que “Ningún grupo parlamentario podrá presidir simultáneamente la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política”. Por ello, la designación del diputado Almaral Rodríguez fue correcta y legal, pues el artículo mencionado no hace referencia a una coalición sino a un “grupo parlamentario”, y la dirección de la Mesa Directiva recayó en un grupo diferente al que dirige la Junta de Coordinación Política.

La curva de aprendizaje fue de consideración, pues las sesiones del pleno de los diputados se caracterizaron por señalamientos de interpretación diversa de la Ley Orgánica del Congreso y con tintes partidistas, lo cual afectó la productividad del parlamento.

En el primer año de trabajo legislativo se presentaron 852 iniciativas, aprobándose solo siete nuevas Leyes; claro está que sin tomar en cuenta las iniciativas “normales” que deben de ser sometidas al pleno para su aprobación, como los Valores Catastrales, las Leyes de Ingresos del Estado y los Municipios y los Decretos de Pensiones y Jubilaciones.

Hoy, con la designación unánime de la diputada Gloria Imelda Félix Niebla como presidenta de la Mesa Directiva, en cuyo currículo se aprecia que fue diputada local en la LIX Legislatura, diputada federal de la LXIII Legislatura donde fue vicepresidenta de la Mesa Directiva del Segundo Periodo Ordinario de Sesiones y vicepresidenta de la Comisión Permanente del periodo 2016-2017, la expectativa es que este año sea más productivo.

Así lo dejó plasmado la diputada del Partido Sinaloense, Jesús Angélica Díaz Quiñones, al señalar que este Segundo Año de Ejercicio Constitucional de la LXIII Legislatura: “Es una gran oportunidad para que, desde nuestro ámbito de competencia, coadyuvemos a mejorar las condiciones de nuestro estado y sus habitantes; es el momento de construir acuerdos entre las diferentes fuerzas políticas representadas en este Congreso, siendo la base de todo compromiso el beneficio de los sinaloenses para que se traduzca en la mejora de sus condiciones de vida”.

Para mí es importante resaltar este posicionamiento de la diputada Angélica Díaz Quiñonez, porque este debe ser la base de todo acuerdo: “el beneficio de los sinaloenses para que se traduzca en la mejora de sus condiciones de vida”. Por eso, la nueva presidenta de la Mesa Directiva debe requerir a las Comisiones para que a la brevedad posible presenten dictámenes sobre las iniciativas que se les hayan turnado.

Asimismo, para lograr que se eleve la productividad de nuestros legisladores debemos de hacer un alto en los trabajos y construir un diálogo entre todas las fuerzas para contar con un nuevo marco legal que asegure la libre expresión y permita poner en una justa competencia a todos los diputados, más allá de las mayorías y las minorías

Los actores políticos no solo somos responsables de buscar el bien común, sino de conducirnos con honestidad; por eso, es importante saber argumentar y dejar de lado la responsabilidad de culpar al otro de lo que sucede en la sociedad, y buscar, como un solo grupo político, las soluciones a los problemas de la entidad.

Hoy tenemos la oportunidad de manifestar nuestra autoridad al construir un diálogo, conciliar, aunque las posturas sean radicalmente opuestas, fundar una nueva y sana convivencia, pero, sobre todo, debemos estar dispuestos a erigir el mayor número de consensos en beneficio de Sinaloa.