/ miércoles 5 de agosto de 2020

A tientas y a sabiendas de la pandemia

A tientas y a sabiendas que los liberales y los conservadores son los mismos y los diferentes de siempre, ¿quién y qué más hacen falta para completar a la nada, el nadie y el alguien en el país de las sombras espectrales?

El coronavirus y Lozoya llegaron para quedarse, el virus y el garganta profunda para el Estado-Obrador, haber-a ver quién y con qué sale, y de una vez por todas y todos, la corrupción y la impunidad se acaben.

Si la vida fuera como antes, porque no lo es durante y después actualmente, la libertad, iría con ella más acá de lo que más allá es alcanzable: los actos y los hechos en que los pensamientos y las palabras están libres de contrariedades, contradicciones y contratiempos con el poder como principal enemigo que es a la contravoluntad de los esclavos físicos y los cautivos mentales en el siglo xxi, porque aunque se lea como una broma, en doble sentido, cuando quien la escribió fue una mujer seria y grave, Hanna Arendt:

“Preguntarse qué es la libertad parece ser una empresa sin esperanzas.”

Literaria y convencionalmente, la cita textual, arbitraria, de mi parte, pone a China y a México como ejemplos:

China y México con la transformación, porque lo que le sobra a China, le falta a México, porque no es lo mismo la 5G y la 4T, Jinping piensa en los ricos y López Obrador piensa en los pobres, porque para los chinos es una empresa para el trabajo sin esperanza de libertad de expresión, y para los mexicanos es una empresa sin trabajo ni esperanza más que con libertad de elección.

De lo existencial a lo esencial como a lo utilitarista-consumista, el comunismo capitalista y el pos(t)-neoliberalismo conservador son el PIB de la Felicidad para los mexicanos y de la Libertad para los chinos, siendo una falsedad en México y una verdad en China, imponiéndose con el Tren Maya y la Ruta de la Seda, no importando el daño histórico presente y el ecológico inmediato, puesto que el imperio del turismo cultural es más una necedad que una necesidad en la oferta y en la demanda del consumismo depredador, quitador de la riqueza y dador de la pobreza.

La acumulación, la apropiación y la desposesión que se deben combatir con la de/s-colonización, no es del todo en todos adherente como para dejar la dependencia en el capitalismo de lujo y funeral, cuando la publipropaganda está hecha de nosotros como reproductores-consumidores de nosotros mismos en la representación del mercado local y global, así como una desglobalización de la americanización-Made in USA a la chinización-Made in China con la deslocalización en la 5G de la vigilancia digitalizada, si no, en lo real social, sí en la realidad virtual real: después del coronavirus, no somos los que fuimos, porque la nueva normalidad siempre ha sido la a-normalidad, los mismos vicios infrahumanos y las mismas virtudes humanas, no siéndonos mejores y sí haciéndonos peores: China/misma fue una productora y una consumidora de opio en el siglo xviii, ganando y perdiendo, por opiómana, el imperio chino dinástico ante Inglaterra/Europa y USA, haciendo lo que hizo con la Revolución Cultural China.

Desde el mundo de arriba, del cielo en medio y de la tierra abajo bien puede ser el balcón de Julieta y Romeo con los Montescos y los Capuletos, son y no son El Secreto de Bontempelli con Hilaria y Canuto una lectura necesaria y urgentemente humana para ponernos a sopesar nuestras penas y almas en pena entre la vida, el amor, la locura y la in-mortalidad de la poesía, la traición de Roberto Saviano a Yo lo sé pasoliniano, el día del derrumbe allá por la cuesta de las comadres de Juan Rulfo, yéndosele a Pedro Páramo-Susana San Juan entre los dedos y el viento el hilo de un papalote corriendo con el descamisado Francisco Toledo con los papalotes de los muchachos de Ayotzinapa.

A tientas y a sabiendas, la pandemia, es un bocato di criminale por la boca pulmonar con el aderezo medieval en plena regurgitación de una comilona en la dispersa pasmosidad de una noche en una orgía robótica con la inteligencia artificial, donde los hombres y las mujeres siempre se han metido las manos sin lavárselas antes, durante y después en que los murciélagos entran y salen de las cavernas vagínicas y de los cavernosos penes fálicos en los Smartphone:

Amor mío, cuando te beso-te muero y me-mueres.

“Mientras respiro, espero.”

(dum spiro, spero.)

A tientas y a sabiendas que los liberales y los conservadores son los mismos y los diferentes de siempre, ¿quién y qué más hacen falta para completar a la nada, el nadie y el alguien en el país de las sombras espectrales?

El coronavirus y Lozoya llegaron para quedarse, el virus y el garganta profunda para el Estado-Obrador, haber-a ver quién y con qué sale, y de una vez por todas y todos, la corrupción y la impunidad se acaben.

Si la vida fuera como antes, porque no lo es durante y después actualmente, la libertad, iría con ella más acá de lo que más allá es alcanzable: los actos y los hechos en que los pensamientos y las palabras están libres de contrariedades, contradicciones y contratiempos con el poder como principal enemigo que es a la contravoluntad de los esclavos físicos y los cautivos mentales en el siglo xxi, porque aunque se lea como una broma, en doble sentido, cuando quien la escribió fue una mujer seria y grave, Hanna Arendt:

“Preguntarse qué es la libertad parece ser una empresa sin esperanzas.”

Literaria y convencionalmente, la cita textual, arbitraria, de mi parte, pone a China y a México como ejemplos:

China y México con la transformación, porque lo que le sobra a China, le falta a México, porque no es lo mismo la 5G y la 4T, Jinping piensa en los ricos y López Obrador piensa en los pobres, porque para los chinos es una empresa para el trabajo sin esperanza de libertad de expresión, y para los mexicanos es una empresa sin trabajo ni esperanza más que con libertad de elección.

De lo existencial a lo esencial como a lo utilitarista-consumista, el comunismo capitalista y el pos(t)-neoliberalismo conservador son el PIB de la Felicidad para los mexicanos y de la Libertad para los chinos, siendo una falsedad en México y una verdad en China, imponiéndose con el Tren Maya y la Ruta de la Seda, no importando el daño histórico presente y el ecológico inmediato, puesto que el imperio del turismo cultural es más una necedad que una necesidad en la oferta y en la demanda del consumismo depredador, quitador de la riqueza y dador de la pobreza.

La acumulación, la apropiación y la desposesión que se deben combatir con la de/s-colonización, no es del todo en todos adherente como para dejar la dependencia en el capitalismo de lujo y funeral, cuando la publipropaganda está hecha de nosotros como reproductores-consumidores de nosotros mismos en la representación del mercado local y global, así como una desglobalización de la americanización-Made in USA a la chinización-Made in China con la deslocalización en la 5G de la vigilancia digitalizada, si no, en lo real social, sí en la realidad virtual real: después del coronavirus, no somos los que fuimos, porque la nueva normalidad siempre ha sido la a-normalidad, los mismos vicios infrahumanos y las mismas virtudes humanas, no siéndonos mejores y sí haciéndonos peores: China/misma fue una productora y una consumidora de opio en el siglo xviii, ganando y perdiendo, por opiómana, el imperio chino dinástico ante Inglaterra/Europa y USA, haciendo lo que hizo con la Revolución Cultural China.

Desde el mundo de arriba, del cielo en medio y de la tierra abajo bien puede ser el balcón de Julieta y Romeo con los Montescos y los Capuletos, son y no son El Secreto de Bontempelli con Hilaria y Canuto una lectura necesaria y urgentemente humana para ponernos a sopesar nuestras penas y almas en pena entre la vida, el amor, la locura y la in-mortalidad de la poesía, la traición de Roberto Saviano a Yo lo sé pasoliniano, el día del derrumbe allá por la cuesta de las comadres de Juan Rulfo, yéndosele a Pedro Páramo-Susana San Juan entre los dedos y el viento el hilo de un papalote corriendo con el descamisado Francisco Toledo con los papalotes de los muchachos de Ayotzinapa.

A tientas y a sabiendas, la pandemia, es un bocato di criminale por la boca pulmonar con el aderezo medieval en plena regurgitación de una comilona en la dispersa pasmosidad de una noche en una orgía robótica con la inteligencia artificial, donde los hombres y las mujeres siempre se han metido las manos sin lavárselas antes, durante y después en que los murciélagos entran y salen de las cavernas vagínicas y de los cavernosos penes fálicos en los Smartphone:

Amor mío, cuando te beso-te muero y me-mueres.

“Mientras respiro, espero.”

(dum spiro, spero.)

ÚLTIMASCOLUMNAS