/ lunes 15 de agosto de 2022

A la Sombra | Policías a dos fuegos: violencia y precariedad

Uno de los trabajos más estigmatizados en México es el de policía; el uniforme puede remitir a muchas cosas, como la tan sabida corrupción y complicidad pero de lo que no se habla es que a pesar de que se trata de una profesión de alto riesgo, viven con sueldos bajos y condiciones laborales precarias, que lo más seguro es que cuando alcancen la jubilación, reciban una compensación que no les permita un retiro digno.

Culiacán es un ejemplo de cómo los agentes de las corporaciones ejercen la labor policial entre el acoso de la violencia de los grupos criminales y las malas condiciones salariales con sus pésimas prestaciones, sobre todo en la corporación municipal.

No por nada la capital, y en general Sinaloa, es la entidad del país donde más veces han surgido protestas en las filas policiacas para demandar y exigir mejoras en sus sueldos, bonos y pensiones. La asociación civil Causa en Común colocó al estado en el primer lugar en movilizaciones de este tipo, la mayoría han ocurrido desde que comenzó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador a la fecha.

Un dato singular es que también el estado, y Culiacán, registran un alto número de policías asesinados. El comandante Juan Miguel Silva Alvarado, “Bóxer”, es el caso más reciente y que exhibe el problema sistémico que subsiste en las corporaciones. En medio de las ambiciones de los grupos criminales que pretenden el control, y el caldo de cultivo perfecto que es la precariedad del ejercicio profesional del policía.

Por ello, como apunta Causa en Común en su estudio de asesinatos de policías de 2018 a 2022, a pesar de que en México se padece una violencia crónica, “las corporaciones policiacas se encuentran en un abandono institucional en sus distintas vertientes, como lo son capacitación, equipamiento y prestaciones”.

Este abandono conlleva a una fragilidad en la que se facilita la cooptación del crimen, y supone además un uso discrecionalidad de la fuerza, en donde al final, prevalece una especie de “ley del más fuerte”. Lo que se traduce en más abusos contra la sociedad civil inerme, y a una simbiosis con el crimen organizado.

De ahí que sería necesario comenzar a atender estos puntos esenciales para buscar cambiar el chip, pero en realidad, en el país de no pasa nada, dejar las cosas así, es el triunfo del statu quo delincuencial.


CONTRA EL DESAMPARO Y OLVIDO

En Mazatlán, decenas de viudas de policías y agentes jubilados han vivido en la precariedad por muchos años al no haber logrado una pensión justa. El desinterés y la impunidad de las autoridades los han dejado prácticamente en el desamparo.

La mayoría de las mujeres que perdieron a sus esposos o parejas quedaron con niños pequeños, incluso algunas embarazadas, que aceptaron o que las autoridades les ofrecieron en ese momento sin saber que era algo ilegal e injusto para ellas. Y así han vivido hasta por más de dos décadas.

Pero luego de varias manifestaciones y de hacer visible la problemática, lograron meter amparos para poder hacer valer el decreto 645 aprobado por el Congreso del Estado apenas en el 2021, en el que se especifica que ahora las familias de policías fallecidos, sin importar las causas de sus decesos, recibirán el cien por ciento de la remuneración que hubiese percibido el elemento al momento de su fallecimiento.

Son actualmente 33 personas las que están en este primer grupo que mantiene reuniones con las autoridades municipales de Mazatlán, en las que participan la dirección de Recursos Humanos, así como el área jurídica de Seguridad Pública y regidores.

Es indudable que será necesaria una modificación presupuestal para cubrir la pensión dinámica, tal como se ordena en la ley. Parece que existe interés en resolver la problemática y se dice que en este mismo mes saldrán las primeras pensiones homologadas, en espera que haga justicia y las viudas y agentes policiales puedan tener una mejor calidad de vida.

Uno de los trabajos más estigmatizados en México es el de policía; el uniforme puede remitir a muchas cosas, como la tan sabida corrupción y complicidad pero de lo que no se habla es que a pesar de que se trata de una profesión de alto riesgo, viven con sueldos bajos y condiciones laborales precarias, que lo más seguro es que cuando alcancen la jubilación, reciban una compensación que no les permita un retiro digno.

Culiacán es un ejemplo de cómo los agentes de las corporaciones ejercen la labor policial entre el acoso de la violencia de los grupos criminales y las malas condiciones salariales con sus pésimas prestaciones, sobre todo en la corporación municipal.

No por nada la capital, y en general Sinaloa, es la entidad del país donde más veces han surgido protestas en las filas policiacas para demandar y exigir mejoras en sus sueldos, bonos y pensiones. La asociación civil Causa en Común colocó al estado en el primer lugar en movilizaciones de este tipo, la mayoría han ocurrido desde que comenzó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador a la fecha.

Un dato singular es que también el estado, y Culiacán, registran un alto número de policías asesinados. El comandante Juan Miguel Silva Alvarado, “Bóxer”, es el caso más reciente y que exhibe el problema sistémico que subsiste en las corporaciones. En medio de las ambiciones de los grupos criminales que pretenden el control, y el caldo de cultivo perfecto que es la precariedad del ejercicio profesional del policía.

Por ello, como apunta Causa en Común en su estudio de asesinatos de policías de 2018 a 2022, a pesar de que en México se padece una violencia crónica, “las corporaciones policiacas se encuentran en un abandono institucional en sus distintas vertientes, como lo son capacitación, equipamiento y prestaciones”.

Este abandono conlleva a una fragilidad en la que se facilita la cooptación del crimen, y supone además un uso discrecionalidad de la fuerza, en donde al final, prevalece una especie de “ley del más fuerte”. Lo que se traduce en más abusos contra la sociedad civil inerme, y a una simbiosis con el crimen organizado.

De ahí que sería necesario comenzar a atender estos puntos esenciales para buscar cambiar el chip, pero en realidad, en el país de no pasa nada, dejar las cosas así, es el triunfo del statu quo delincuencial.


CONTRA EL DESAMPARO Y OLVIDO

En Mazatlán, decenas de viudas de policías y agentes jubilados han vivido en la precariedad por muchos años al no haber logrado una pensión justa. El desinterés y la impunidad de las autoridades los han dejado prácticamente en el desamparo.

La mayoría de las mujeres que perdieron a sus esposos o parejas quedaron con niños pequeños, incluso algunas embarazadas, que aceptaron o que las autoridades les ofrecieron en ese momento sin saber que era algo ilegal e injusto para ellas. Y así han vivido hasta por más de dos décadas.

Pero luego de varias manifestaciones y de hacer visible la problemática, lograron meter amparos para poder hacer valer el decreto 645 aprobado por el Congreso del Estado apenas en el 2021, en el que se especifica que ahora las familias de policías fallecidos, sin importar las causas de sus decesos, recibirán el cien por ciento de la remuneración que hubiese percibido el elemento al momento de su fallecimiento.

Son actualmente 33 personas las que están en este primer grupo que mantiene reuniones con las autoridades municipales de Mazatlán, en las que participan la dirección de Recursos Humanos, así como el área jurídica de Seguridad Pública y regidores.

Es indudable que será necesaria una modificación presupuestal para cubrir la pensión dinámica, tal como se ordena en la ley. Parece que existe interés en resolver la problemática y se dice que en este mismo mes saldrán las primeras pensiones homologadas, en espera que haga justicia y las viudas y agentes policiales puedan tener una mejor calidad de vida.